Tiene el síndrome del 'Hombre lobo' y cuenta cómo es exhibido en un circo desde los 12 años: «Nos daban regalos»

La vida de Jesús 'Chuy' Aceves nunca ha sido fácil. Nació con hipertricosis, una enfermedad rara conocida como 'síndrome del hombre lobo' que provoca que todo el cuerpo esté cubierto de pelo. La sufre él, la sufre su hijo y gran parte de su familia, todos naturales de México, y con un historial de trabajo en el circo , al que recurrieron para ganarse el pan en medio de toda una vida de humillaciones por su aspecto físico. La historia de Chuy y de su familia fue llevada a la pantalla en 2014 con un documental de la mano de la directora mexicana Eva Aridjis , que quiso dar visibilidad a todo lo que había detrás de estos 'hombres lobo' mexicanos. Ahora, Chuy continúa contando su historia y ha sido el invitado recientemente en el pódcast 'Tenía la duda' de Judith Tiral . En la entrevista, el 'hombre lobo' mexicano ha querido detallar su infancia y cómo fue su incursión en el circo siendo apenas un niño. «Cuanto tenía como 12 años a mi pueblo fueron varios medios y periodistas de México, nos tomaron fotos sin pedirnos permiso... y en las portadas pusieron 'niños lobo que comen gente'. Aquello nos empeoraba a nosotros porque en lugar de aceptarnos la gente, nos alejó más. Entonces esos periódicos hicieron mucho dinero con aquellos niños y de ahí fue que después me vieron en un circo y me ofrecieron trabajo», relata, sobre cómo el mundo circense llegó a sus vidas. En aquellos mismos años, cuenta, se acercaron hasta su pueblo empresarios del circo desde Estados Unidos ya que les había llegado la noticia de los niños lobo de Zacatecas . Pero ni Chuy ni su familia quisieron en ese momento dejarlos marchar: «Nos decían 'nos los llevamos que van a ganar un buen dinero y van a ser famosos'». Ya con 13 años y mientras Chuy estaba en una feria cercana a su casa otro dueño de un circo le ofreció trabajo y ahí sí aceptó. Su cometido, simplemente salir a la pista. «Salíamos, nos parábamos en la pista, saludábamos a la gente... mucha gente nos decía que éramos falsos y usábamos máscaras, otros nos daban regalos, nos hacían buenas preguntas o buenos comentarios», relata. «La primera vez que entré, que me exhibí... Mucha gente iba por morbo, de hecho nos ponían en las fotos como con colmillos para llamar la atención del público y eso no me gustaba, pero tenía que salir a la pista. Sentíamos las miradas y no me gustaba pero... había dinero ». cuenta, con cierto halo de tristeza por la dureza que suponía para un simple adolescente pasar por todo eso por su condición. Como si fuera la única vía de sustento debido a su enfermedad y, de hecho, aún lo sigue siendo. Aunque tiene muy claro que ya, a sus casi 50 años, quiere cambiar de aires, pese a que no es fácil: «Me gusta mucho la construcción... Y hay gente que sí nos tiende la mano pero otra... Uno debería fijarse del desempeño de la persona y no en el físico , porque eso qué importa», cuenta en el pódcast, con esperanza de poder llevar por todas una vida normal.

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