Nueva jornada de Champions League para el Atlético de Madrid y, por fin, llegó la victoria. Se antojaba como el gran duelo de la jornada de Champions League y acabó siendo un partido extraño, con el Paris Saint Germain avasallando al Atlético, pero sin parar de fallar de cara a puerta. El equipo de Diego Pablo Simeone se llevó los tres puntos gracias a un gol en el último minuto de Ángel Correa, con colaboración de Donnarumma. Antes, un combativo de Nahuel Molina había empatado el tanto inicial de Zaïre-Emery, fruto de un error grosero de Clement Lenglet.
La derrota del PSG deja al equipo de Luis Enrique en una posición muy complicada en la liguilla de esta nueva Copa de Europa. La imagen competitiva de los rojiblancos no mejoró a lo visto últimamente, pero el tanto en el último instante de Correa, junto a la actuación descomunal de Jan Oblak, insuflan oxígeno al Atleti con seis puntos en Champions. Esto es fútbol y lo importante es ganar.
El Atlético de Madrid vive en el mundo de la apatía. Hay equipos que no juegan bien al fútbol, hay equipos que no saben jugar bien al fútbol, hay que equipos que quieren jugar bien al fútbol y hay equipos que, al menos, lo intentan. Los rojiblancos no están en estos grupos. Es un equipo que deambula por el campo sin alma, sin cometido. Le falta sal, cocina y, por no haber, no hay ni cubiertos. Los primeros 15 minutos de los colchoneros en el Parque de los Príncipes fueron el drama absoluto. Lo más grave de todo es que el aficionado se lo esperaba.
Oblak, héroe rojiblanco. (EFE)Los parisinos salieron con el cuchillo entre los dientes. Luis Enrique, quien se mostró elegante y simpaticón para alabar la carrera de Simeone en la previa del encuentro, bromeando sobre la "suerte" que tuvo el Atlético de apostar por el rojiblanco cuando ambos sonaban para el banquillo del Calderón, tenía un plan. No es que el PSG juegue como los ángeles precisamente, pero es un conjunto ordenado, sin estrellas, pero con perfiles claros. En mitad del silencio que dejó Kylian Mbappé, el estruendo es Hakimi Achraf. Con galones de capitán, de líder absoluto, el marroquí goza de libertad posicional con el técnico asturiano. Un disparo suyo desde la frontal a punto estuvo de encontrarse con el gol.
Sería más humillante la forma en la que llegaría el tanto de los franceses. Balón sin tensión de Nahuel en pase horizontal para Lenglet, quien se echa la siesta de su vida hasta que Dembélé le roba la cartera y cede las alegrías del gol a su compañero Zaïre-Emery. Anticompetitivo el central francés, impropio de un futbolista de su categoría y síntoma de la crisis de confianza que asola al Atlético.
Durante toda la primera mitad, Dembélé campaba por la banda derecha como un galgo a la caza de su liebre. Es el hombre más determinante del PSG, el que mejor uno contra uno tiene en sus piernas. Simeone apostó por Javi Galán como lateral, arropado por Gallagher para las ayudas. A los diez minutos estaban con la lengua fuera. En el banquillo, Reinildo.
Luis Enrique, tras la derrota. (Reuters/Christian Hartmann)Pero a este PSG le falta mucho para ser un equipo amenazante. Y pese a gozar de una posesión superior al 70%, defendió francamente mal una de las pocas ofensivas rojiblancas. Nahuel Molina se arrancó la indolencia del pecho para, en una jugada repleta de rebotes, lograr el empate en el 18.
El guion del partido no se alteró con el descanso. Posesión infinita del PSG, sin demasiada mordida, y el Atleti esperando a la contra. O, mejor dicho, esperando en general. El tridente de Simeone para la ocasión era el formado por Julián Álvarez, Griezmann y Giuliano. Ni el vástago del Cholo pudo aportar intensidad.
Marco Asensio erró un remate franco, en el borde del área pequeña, para su pierna buena. Al español no le acaban de salir las cosas en la capital francesa. Entre los fallos de los parisinos y las buenas intervenciones de Oblak (de lejos, la mejor noticia para los rojiblancos fue el nivel del esloveno), el Atlético llegó a los minutos finales del encuentro con opciones de ganar. Los delanteros franceses tenían la mira desviada. Por momentos, era un baño, pero las escopetas del PSG disparaban balas de fogueo. A diferencia de la primera mitad, sí se empezaba a ver cierta alma en los rojiblancos, más centrados en defensa.
𝐏𝐎𝐑𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐀́𝐍𝐆𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐋 𝐆𝐎𝐋 😇🎯@AngelCorrea32 y un gol en el descuento que vale oro para el Atlético de Madrid. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/VF6vltexqM
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) November 6, 2024Lino y Correa al menos intentaron carreras verticales para inquietar las pérdidas de balón del PSG, pero no conseguían generar verdadero peligro. Cuando ya era delirante la cantidad de ocasiones falladas por el PSG, Oblak salió valiente a por un balón dividido para iniciar la contra definitiva. La grandeza de Griezmann puso la pelota en el área para Correa, eléctrico y siempre determinante, que amagó para después anotar. Hubo colaboración en las manos blandas de Donnarumma. Éxtasis rojiblanco a domicilio, shock absoluto para los parisinos. La cara de Luis Enrique cuando el árbitro pitó el final lo decía todo.
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