Durante unos días, la plana mayor de Microsoft ha estado en el Vaticano para entregar al Papa Francisco un clon idéntico de la basílica de San Pedro. La nueva obra de arte es imponente, pero no está hecha de mármol, ladrillo y estucos, sino de 'bytes' y algoritmos de la inteligencia artificial . El modelo permite contemplar y estudiar el centro de la cristiandad de un modo que hasta ahora habría sido imposible y abre nuevas posibilidades para el futuro de la basílica de San Pedro. «Ninguna generación ha visto jamás el Vaticano como lo veremos ahora», ha prometido Brad Smith, presidente de Microsoft, y principal impulsor del proyecto. El cardenal responsable de San Pedro, Mauro Gambetti, dice que este regalo digital será para la basílica lo que es «un telescopio para conocer las estrellas o una nave espacial para penetrar en el cielo estrellado». Y lo cierto es que los primeros datos que han filtrado son ya galácticos, y permiten intuir las geniales soluciones que aplicaron los artistas del Renacimiento y del Barroco para alzar el Vaticano. «Es uno de los proyectos tecnológicamente más avanzados y sofisticados que jamás se haya llevado a cabo, pues hemos combinado la información de 22 'petabytes' de datos», presume Smith durante la presentación del «gemelo digital» de la basílica vaticana. «Para conservar estos datos harían falta 5 millones de DVD, que apilados alcanzarían 6 kilómetros de altura», describe. Los «gemelos digitales» son réplicas digitales de objetos o espacios del mundo físico. Los utiliza la industria aeroespacial para hacer simulaciones y probar innovaciones sin el riesgo de accidentes. En el caso de edificios, se utilizan para buscar soluciones cuando deban ser reparados. «En este caso no lo hemos hecho para gestionar el funcionamiento de la basílica, sino para ampliar la comprensión humana», aclara Brad Smith. Para construirlo, durante un mes y medio tomaron 400.000 fotografías de la basílica de San Pedro , utilizando drones para llegar a los espacios más recónditos, desde su necrópolis bajo tierra, hasta la cúpula a 133 metros de altura. «Trabajaban con mucho cuidado por la noche o cuando la basílica estaba vacía. No podíamos permitirnos el lujo de cometer un error y que un dron se estrellara contra un muro. Afortunadamente nunca tuvimos que afrontar nada de eso», bromea. Las cámaras no se limitaban a capturar la imagen, «utilizaban tecnología láser para memorizar con precisión dónde estaba el punto fotografiado y a qué distancia estaba la lente de la imagen». El desafío no fue sólo tomar cientos de miles de fotografías sino «tejerlas» después para construir una réplica digital realista. «Cada fotografía es como un trocito de tela diferente y gracias a la Inteligencia Artificial pudimos coserla como si fuera una colcha gigante. La tecnología que utilizamos no estaba disponible hace dos años y medio, cuando empezamos a hablar del proyecto». El uruguayo Juan Lavista Ferres, director del Laboratorio 'AI for Good' que ha supervisado la operación, explica a ABC que la idea de su departamento es «ayudar a organizaciones a resolver problemas». En el caso de la basílica necesitaban evaluar la salud de sus 10 kilómetros de mosaicos, hechos de miles de millones de teselas de menos de un centímetro. «No conseguían detectar dónde faltaban teselas, y ahora lo hemos conseguido», sonríe satisfecho. El otro desafío era que el clon mantuviera el mensaje espiritual propio de la basílica. «Nuestra tarea acá es ayudar al Vaticano, actuábamos como requería», añade. Prueba de que lo han conseguido es que con el material producido, la basílica ha diseñado una exposición que recuerda a los visitantes quién es san Pedro, por qué fue enterrado aquí, y cómo este lugar pasó de ser una tumba minúscula en medio de una necrópolis romana a la basílica más importante para los católicos. Además, ya tienen lista una web hiperrealista que a partir de diciembre permitirá hacer visitas virtuales desde cualquier lugar del mundo. El clon virtual no va a sustituir a la basílica real, pero puede revelarse fundamental para conservarla. «Nadie diría que después del incendio de Notre Dame no era necesario reconstruirla porque podía verse en Internet», argumenta Brad Smith. «Pero si se hubiera hecho antes un gemelo digital, se habría facilitado mucho la reconstrucción», añade. «Nuestra responsabilidad es custodiar y conservar este lugar, y permitir que pueda visitarse, con una perspectiva de mil años, garantizar que siga en pie otros mil años», le hace eco el cardenal Gambetti. La alianza entre este gigante tecnológico y el Vaticano se forjó en febrero de 2020, cuando Microsoft apoyó junto a IBM y más adelante CISCO la carta vaticana para la ética en la Inteligencia Artificial. Su propuesta es que las nuevas tecnologías «estén al servicio de las personas y no las sustituyan». Con el «gemelo virtual» quiere mostrar que existen «modos positivos de usar la inteligencia artificial». Lavista Ferres dice que trabajan también en herramientas para ayudar a invidentes a navegar por Internet, o que generan hipótesis para tratar enfermedades raras, o que previenen las hambrunas. «Cada proyecto es mejor porque la tecnología evoluciona. Ha habido saltos tecnológicos enormes tanto en los algoritmos como la capacidad de procesar los datos», afirma. Cuando a Brad Smith le preguntan qué habrían pensado de este clon los artistas que construyeron la basílica, dice que le gusta imaginar «que ante una herramienta como esta Miguel Ángel o Bernini se habrían detenido y preguntado qué podrían aprender de ella, cómo podrían utilizarla para este enorme edificio. Me gustaría pensar que les habría permitido ser creativos de formas que no eran posibles en aquel momento». «Este gemelo, literalmente, vivirá para siempre. Es la imagen perfecta de cómo la basílica se presenta en 2024. Igual que nosotros nos beneficiamos de lo que hicieron quienes lo construyeron, espero que las generaciones futuras descubran otras utilidades a este nuevo patrimonio que estamos haciendo para ellas», añade. La empresa tecnológica no ha revelado cuánto ha gastado en el proyecto. Su presidente prefiere subrayar «el elemento humano», la «capacidad de combinar expertos de equipos diferentes». «Esta alianza es extraordinaria, reúne a organizaciones que normalmente no trabajan juntas, una de las instituciones más antiguas e importantes del mundo con la última tecnología desarrollada por la humanidad», describe. Asegura también que «se ha invertido mucho en este proyecto y se ha desarrollado nueva tecnología para llevarlo a cabo. Ahora nos tomaremos el fin de semana libre y la semana que viene pensaremos en el próximo paso». «Si hemos podido hacer esto, imaginad qué más podremos hacer en el futuro», se despide misterioso.
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