Un convoy, formado por sesenta bomberos de Cataluña partirá este viernes por la tarde hacia la Comunidad Valenciana para trabajar en las zonas más afectadas por la DANA, que ha causado más de 200 muertos y decenas de desaparecidos. Entre sus funciones estarán las de despejar las carreteras, así como excarcelar vehículos que han quedado atrapados por las trombas de agua y que ahora dificultan los accesos a los municipios. El contingente, que permanecerá en la comunidad al menos hasta el próximo lunes, lo integran efectivos del Grupo de Actuaciones Especiales (GRAE), así como equipos de prevención activa forestal y el grupo operativo de apoyo. Según ha detallado el Cuerpo, la ayuda se ha vehiculado a través del Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias. En la zona se encuentra desde ayer un grupo de siete mossos d'esquadra, en su caso voluntarios, que se unieron a policías locales y guardias civiles, para repartir material de primera necesidad en Paiporta. Esta mañana, uno de ellos, Albert Palacio, detallaba a ABC que todavía siguen sin recibir grupos electrógenos, y que la coordinación sigue siendo caótica. Durante la pasada jornada, los policías catalanes se unieron a los trabajos para habilitar el auditorio municipal de Paiporta, territorio más afectado por el temporal, para poder repartir desde allí alimentos, mantas y agua. «Son los propios ciudadanos los que se acercan a traer el material», apuntaba Palacio. La desesperación de los voluntarios aumentó a medida que caía la noche, por la falta de medios. También ante la posibilidad de ver como se podían repetir el pillaje, que ayer se saldó con 39 detenidos. El centro que los mossos, bajo la asociación Copland, ha desplegado en el auditorio, se ha convertido en «espacio neurálgico» para el reparto de ropa y alimentos. «La gente de pueblos cercanos se ha volcado para ayudar, pero la organización es nefasta. Se necesita a alguien que organice, rutas de acceso, de salida. Los equipos de emergencias necesitan moverse, y es imposible. Van muy tarde», ha lamentado Palacio, con desesperación. Las colas de los afectados para conseguir comida eran ayer «inmensas», apuntaba el voluntario. «La administración ni está ni se la espera. Esto es horrible», reprochaba.
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