Un Dragon Rapide como el de Franco: Madrid atesora una de las joyas más importantes de la aviación histórica

Unos 6.000 metros cuadrados para albergar casi medio centenar de aviones históricos en condición de vuelo, la tercera mayor colección de Europa. Hangares, una biblioteca, oficinas y centro de restauración y mantenimiento; y un cielo infinito en el que exhibir los ejemplares sin interferir demasiado en el espacio aéreo. Ese es el nuevo proyecto suscrito entre el Ayuntamiento de Getafe y la Fundación Infante de Orleans (FIO), junto a la participación de Airbus, para cambiar de ubicación a las aeronaves que ahora mismo se cobijan en el aeródromo de Cuatro Vientos.

La FIO se dedica a recuperar el patrimonio histórico aeronáutico español y Carlos Valle es su presidente: “Nuestra gran diferencia es que hemos conseguido tener un museo estático, pero también un museo volante, vivo”, explica. Su andadura comenzó en 1984, hace ahora cuatro décadas, al crearse la sección de Aviones Históricos en un antiguo club de vuelo acrobático. Cinco años más tarde, en 1989, formalizaron el proyecto de la Fundación, cuyo nombre homenaje a Alfonso de Orleans Borbón, el primer aviador militar español, apuntilla Valle.

Comenzaron a buscar aviones históricos para recuperarlos y ponerlos en condición de vuelo. “Lo primero que vimos es que apenas había aviones así en España. Los integrantes de la FIO somos profesionales de la aviación, así que nos supimos manejar. Buscamos por todos los rincones del mundo aviones que hubieran jugado un papel importante en la historia de nuestro país”, relata el presidente de la entidad, antiguo piloto de Iberia durante 40 años.

Avión 79310 volando (Imagen: Fundación Infante de Orleans)

Poco a poco su proyecto comenzaba a encauzarse, sobre todo tras conseguir traer aviones desde Reino Unido, Francia, Argentina y hasta Nueva Zelanda. “Así logramos crear, con la ayuda de muchas personas e instituciones, la ahora considerada como tercera mejor colección europea en número de aviones históricos en vuelo, con 48 ejemplares”, sostiene un Valle orgulloso. “Algunos de ellos son únicos, los últimos supervivientes en el mundo, de un valor incalculable”, añade.

Los aviones más importantes de España desde 1925 hasta 1955

Además, los aviones de la colección están exquisitamente elegidos, pues todos ellos han jugado un papel importante o decisivo en la historia de España. Tal y como explica Valle, “la mayoría de los ejemplares son de los años 30 del siglo pasado porque aquella década fue apasionante en la historia de la aviación y también porque en aquellos años se produjo la Guerra Civil”. De hecho, en la colección se conserva un Miles Falcon Six, el único ejemplar del mundo de su tipo y el único avión superviviente de la contienda española que ha vuelto a levantar el vuelo.

Junto a él también hay otros aviones de reconocido prestigio. Es el caso de un British Eagle de 1934, el último ejemplar conservado del mundo; un Comper Swift de 1930, que protagonizó el vuelo Madrid-Manila de 1933 y un ejemplar del Dragon Rapide de 1934, el ejemplar en el que Franco voló desde las Islas Canarias hasta Tetuán para ponerse al frente de la sublevación militar el 18 de julio de 1936.

Avión CM 249 (Imagen: fundación Infante de Orleans)

Cerca de él se puede observar un ejemplar del caza de la aviación republicana durante la Guerra, un Polikarpov I-16, apodado como mosca o rata, de 1933. Junto a ellos, otros aviones utilizados tanto por el bando golpista como por la Unión Soviética en su apoyo a los republicanos. En general, la colección abarca desde 1925 hasta 1955.

Getafe, un nuevo hogar

El traslado a la base militar de Getafe encuentra su razón de ser en el aumento del uso de Cuatro Vientos como un aeropuerto más de la red estatal de AENA. “Ha crecido mucho su actividad y la actividad de nuestro museo volante con un tráfico tan intenso a veces es muy difícil. Hay que recordar que los primeros domingos de mes se interrumpe el espacio aéreo durante una hora para que podamos exhibir las aeronaves”, cuenta Valle. En esa hora mensual, la FIO es capaz de exhibir en vuelo más de 20 ejemplares.

Por eso, consideran que en Getafe las cosas serán más fáciles. Además, desde la FIO afirman apenas volar los aviones. En palabras de su presidente, “nuestra misión es conservar el patrimonio por cuanto tiempo sea posible, así que los volamos lo mínimamente necesario para mantener su condición de vuelo, pero ni un minuto más”.

Airbus promueve este proyecto que también ha obtenido el beneplácito del Ejército del Aire, como no podía ser de otra manera, y de la Comunidad de Madrid. “Las obras comenzarán el año que viene y esperamos que para la segunda mitad de 2026 ya podamos abrir nuestro museo volante en Getafe. Hasta entonces, en estos meses de transición, nosotros seguiremos haciendo lo mismo que hacemos desde hace 35 años en la sede de Cuatro Vientos”, dice el mismo Valle.

Avión histórico volando ( Imagen: Fundación Infante de Orleans)

Las limitaciones que ahora mismo constriñen a la FIO en Cuatro Vientos, un espacio en el que siempre se han sentido cómodos y cuidados, desaparecerán cuando el nuevo proyecto esté terminado. “El nuevo enclave se va a construir en terrenos que pertenecen a Airbus, muy cerca de su sede, y nos aportarán muchas más posibilidades. Nuestro mérito ha sido canalizar durante todos estos años el trabajo y el tesón de tantas personas, contamos con 3.000 socios, e instituciones que nos han apoyado, y eso es lo que queremos seguir haciendo”, agrega el presidente de la FIO.

Hermandad entre Getafe y el aire

No solo ganará la Fundación con este cambio. Luis Domínguez, concejal de Cultura de Getafe, afirma que la vinculación de la ciudad con el aire se hará más fuerte y significativa después de que la FIO se establezca en el municipio. “Los hangares proyectados permitirán visitas al museo de manera permanente, y continuaremos con las exhibiciones el primer domingo de mes”, concretiza el edil. El público de estas demostraciones podrá llegar hasta las 15.000 personas, concretiza.

Por su parte, el Consistorio getafense aportará 150.000 euros y una parcela situada al lado del hangar para que los espectadores puedan disfrutar de la exhibición, tal y como se recoge en el acuerdo suscrito.

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