Un estudio sugiere que las ratas pueden emitir sonidos supersónicos moviendo partículas sin tocarlas para mejorar su sentido del olfato

Un nuevo estudio publicado en Neuroscience & Biobehavioral Reviews sugiere que las frecuencias ultrasónicas (USV) que pueden generar los roedores y que hasta ahora se creía que solo servían para el acto de cortejo pueden tener otras funciones. La investigación de Eduardo Mercado III y Jessica Zhuo , expertos en bioacústica, señala que estas vocalizaciones inaudibles para el oído humano pueden ser usadas por estos animales para mover partículas sin necesidad de hacer contacto con ellas. Las ratas hacen vibrar las partículas que podrían interrumpir o mejorar su sentido del olfato. «Este fenómeno nunca se había observado antes, ni creo que ni siquiera se había sospechado, en ningún animal», afirma Mercado, doctor y catedrático de Psicología de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Buffalo en un comunicado. Los autores del estudio señalan que no esperaban que las USV tuvieran estas funciones. «Están creando nuevas vías de información manipulando su entorno y controlando las interacciones moleculares de las partículas que los rodean. Está tan lejos de lo que conocemos que es como si estuviéramos observando ratas Jedi», dice Mercado. «Casi parece magia». La experiencia de Mercado en el estudio del canto de las ballenas jorobadas le permitió participar en una reunión científica sobre USV. Investigaciones anteriores habían apuntado que los ultrasonidos funcionaban como indicadores de los estados emocionales o como un intento de apareamiento. Pero Mercado observó inconsistencias en los estudios previos que solo se centraban en la finalidad reproductiva. La nariz de los roedores cuenta con 1.200 receptores olfativos , mientras que los seres humanos tienen 400. El estudio establece que en particular las ratas y los ratones muestran adaptaciones exquisitas para explorar y explotar una amplia variedad de hábitats, incluidos los construidos por los humanos. Y la universidad de Buffalo explica que los roedores exploran su entorno acariciando las superficies con sus bigotes, escudriñando visualmente y olfateando incesantemente. Pero Mercado descubrió que los estudios sobre vocalizaciones que también monitoreaban el olfateo mostraban que los roedores olfateaban inmediatamente después de producir cada USV.   «Podría ser una coincidencia, o podría sugerir que ambos están funcionalmente relacionados», ha indicado. «Sabía que en el campo de la vibroacústica se utilizan técnicas de ultrasonidos para manipular partículas y pensé inmediatamente que también podrían funcionar con animales», afirma. El estudio detalla que las ratas utilizan múltiples modos de detección activa cuando navegan tanto en el espacio como en los escenarios sociales. Rasgan, escanean y husmean, diferenciando rápida y selectivamente lo nuevo de lo familiar. En paralelo con estas acciones de investigación, producen una variedad de vocalizaciones ultrasónicas. El trabajo de Mercado y Zhuo explica que l a vibroacústica o vibraciones ultrasónicas producidas artificialmente hace que las partículas en el aire se agrupen. Y los roedores podrían estar usando USV para crear grupos de olores que mejoran la recepción de feromonas- que son unas señales químicas- lo que les facilita detectar y distinguir en su entorno entre depredadores o compañeros. «Las vocalizaciones ultrasónicas pueden afectar lo que huelen los roedores al alterar la deposición de partículas inhaladas y que los roedores coordinan el olfato activo con la producción de sonido específicamente para mejorar la recepción de feromonas. En este escenario, las vocalizaciones de los roedores pueden contribuir a u n modo único de detección olfativa activa , además de cualquier función que cumplan como señales sociales», afirman ambos investigadores. Ante estas capacidades, Jessica Zhou, investigadora estudiantil en la Universidad de Harvard y coautora del artículo, dice que «los roedores están a la vanguardia de la investigación biológica. Especialmente las ratas y los ratones, son los héroes anónimos del mundo científico«. Y Mercado añade que «el hecho de que no fuéramos conscientes de que algo así fuera posible significa que aún no tenemos la comprensión de cómo las nanopartículas podrían ser manipuladas sónicamente para usos complejos. Pero podríamos tener una gran ventaja si confirmamos que la naturaleza ya ha resuelto el problema para nosotros«. Al tiempo que esa comprensión también puede conducir a nuevas tecnologías. La hipótesis de Zhao y Mercado aún debe seguir verificándose. No obstante, a raíz de este estudio la Universidad de Buffalo afirma que desde una perspectiva evolutiva, hay evidencia que sugiere que el sentido del olfato utilizado en la exploración impulsó la evolución de procesos cognitivos más sofisticados , incluida la atención y la memoria. «Entender este sistema a través de los roedores podría ayudarnos a descubrir cómo empezó todo », afirma Mercado.

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