Una experta señala el aspecto de la crianza que más ansiedad causa a las familias españolas

Los cientos de dudas y preguntas recibidas por mail a diario por Nora Kurtin, la fundadora y CEO del conocido portal Sapos y Princesas , fueron el germen de lo que es hoy el libro que acaba de presentar: 'Crianza activa. 0-3 años' (Larrouse Editorial) . Con el objetivo de acompañar a los padres y madres en esta etapa crucial de los mil primeros días , Kurtin ha elaborado una guía práctica con más de 250 preguntas y respuestas confeccionada a partir de las inquietudes más comunes de las familias. Esta etapa, advierte, «es crucial para el desarrollo integral del niño, ya que es en este período cuando se forman las bases de su salud física, emocional y cognitiva. Durante estos primeros años, el cerebro del bebé experimenta un crecimiento rápido y significativo, estableciendo conexiones neuronales que influirán en su capacidad para aprender, regular emociones y formar relaciones a lo largo de su vida. La calidad del cuidado, la nutrición, y el entorno en el que crece tiene un profundo impacto en su desarrollo a largo plazo, ya que puede prevenir problemas futuros y fomentar un desarrollo saludable, ayudándolo a alcanzar su máximo potencial «. «El apoyo emocional y físico, así como la interacción constante y positiva con los padres y personas de apoyo, son esenciales para construir una autoestima sólida y habilidades sociales. Invertir en estos primeros años sienta las bases para una vida sana y equilibrada«, concluye Kurtin. ¿Cuál es quizás la duda que más te ha sorprendido, que se repite a menudo? Una de las que más se repite es la preocupación sobre cómo establecer límites efectivos sin recurrir a métodos autoritarios. Muchos padres temen que al poner reglas estén perjudicando la relación con sus hijos o limitando su desarrollo emocional. Esta preocupación es comprensible, pero lo que sorprende es que los padres no sean conscientes de que los límites claros y consistentes son esenciales para el desarrollo emocional y son la base para que los niños crezcan con una buena autoestima. Otro tema, que cada día crece más, es la ansiedad sobre el ritmo de crecimiento de los hijos propios en comparación con otros niños. Suelen cuestionarse si su hijo está alcanzando los hitos del desarrollo a la misma velocidad que sus iguales y si están haciendo lo suficiente para apoyar su crecimiento. Esta preocupación resalta la presión externa y las expectativas sociales que, a menudo, afectan la percepción de la crianza. La clave está en recordar que cada niño es único y que la crianza activa implica brindar apoyo y amor constantes mientras se ajustan a las necesidades individuales del niño y de la familia. Estos mensajes que te han mandado te dan una visión muy amplia de la maternidad en España. ¿Cuáles son las debilidades de las madres españolas o las flaquezas en esta franja de edad? ¿Y las fortalezas que tú detectas? Entre las principales debilidades se encuentra la presión social y las expectativas irreales, que suelen generar ansiedad y dudas en las madres debido a las comparaciones y la idealización de la maternidad. También se observa una tendencia a sobreproteger a los hijos, que puede generar una falta de autonomía. Esta protección excesiva puede reducir la tolerancia a la frustración de los niños, haciéndolos más inseguros y ansiosos ante situaciones nuevas o difíciles. Por otro lado, destacan por su notable dedicación, esforzándose por crear un entorno familiar estimulante y enriquecedor enfocado en la educación y bienestar emocional de sus hijos, priorizando actividades que fomenten su crecimiento intelectual y social. Las madres españolas (te hago esta referencia porque es muy probable que también tengas una visión más internacional) del asunto, ¿dejan de cuidarse, se olvidan de ellas mismas al nacer el niño? Sí, muchas son las madres que descuidan su propio bienestar después del nacimiento del bebé. Ocurre porque el cuidado del recién nacido se convierte en su prioridad, dejando las suyas en segundo plano. Para evitar que esto suceda, es necesario que la pareja tenga la voluntad de dividirse equitativamente las tareas de cuidado del bebé y del hogar. Cuando ambos se implican activamente en la crianza, la madre puede disponer de tiempo para cuidarse, lo que es vital para su salud y bienestar, así como para ofrecer un cuidado más equilibrado al bebé. Este enfoque colaborativo no solo beneficia a la madre, sino que también fortalece la relación de pareja y crea un entorno familiar más saludable y sostenible en el tiempo. Si tuvieras que destacar alguno de los 200 consejos del libro, que están por cierto muy bien seleccionados los temas, ¿cuále sería? Un consejo doble que destacaría es la importancia de establecer una rutina consistente desde los primeros meses de vida en la que madre y padre participen activamente. Por un lado, la rutina bien establecida proporciona al bebé un sentido de seguridad y previsibilidad, facilitando un mejor sueño y reduciendo la ansiedad. Por otro, el papel equitativo en la crianza asegura que ambos padres puedan involucrarse en momentos clave como la alimentación, el cuidado y el juego, promoviendo un desarrollo emocional y físico equilibrado. Además, este enfoque colaborativo no solo enriquece el aprendizaje del niño, sino que también fortalece el vínculo afectivo entre el bebé y sus padres, creando una base sólida para sus habilidades sociales y emocionales futuras. La crianza es un auténtico tsunami para cualquiera, que no ves venir. Las redes sociales han presentado una crianza idílica, que afecta mucho a la salud mental de otras madres. Sí, la crianza puede desbordarnos y, como mencionabas, las redes sociales han contribuido a intensificar esta experiencia de no llegar a cumplir las expectativas al presentar modelos de crianza perfectos, pero completamente irreales. Esta representación idealizada de la maternidad tiene un impacto negativo en la salud mental de las madres, mostrando un panorama poco realista que no refleja las complejidades y los desafíos cotidianos. Además, no siempre son expertos quienes ofrecen consejos, lo que genera una gran cantidad de desinformación y confusión. Lo que puede llevar a las madres a sentirse inseguras y abrumadas, en lugar de recibir el apoyo y la orientación adecuados para enfrentar los retos diarios de la crianza. Ahora los padres estamos muy involucrados, nos pasamos de frenada Considero que la involucración es positiva en muchos aspectos, pero es importante no confundir implicación con intromisión. Involucrarse activamente no significa controlar cada aspecto de la vida del niño o impedir que vivan sus propias experiencias. De hecho, esta confusión puede llevar a limitar su independencia y capacidad para desarrollar habilidades por sí mismos. La clave está en encontrar un equilibrio donde los padres ofrezcan apoyo y seguridad, pero también permitan a sus hijos explorar, cometer errores y aprender de sus propias vivencias. Implicarse no es sobreproteger ni controlar, sino proporcionar un entorno seguro que fomente el crecimiento y la autonomía, respetando su espacio para que desarrollen su propia identidad. Se observan mucho los dos extremos, la crianza positiva, pero también los que gritan mucho a los niños, y luego los que hacen lo que pueden. Es común ver todo tipo de crianzas, cada familia enfrenta sus propias circunstancias y desafíos, lo que significa que las estrategias efectivas para una familia pueden no ser las mismas para otra. Las diferencias en los modelos familiares que aporta cada progenitor, el tiempo disponible y los recursos impactan directamente en cómo se aborda la crianza. La clave está en encontrar un equilibrio que respete los valores y las circunstancias de cada hogar. En este sentido, este libro ofrece una variedad de herramientas y enfoques para que cada familia pueda encontrar su propio camino y adaptar los principios a sus necesidades particulares. La idea no es imponer un modelo único, sino proporcionar el apoyo necesario para que cada familia pueda identificar y aplicar sus valores fundamentales en la educación de sus hijos. Uno de los aspectos que considera usted importante es que nuestros hijos sientan que siempre estamos a su lado, aunque no físicamente. Esto tranquiliza mucho. Para que los hijos tengan una base sólida de seguridad y confianza emocional, es necesario que sientan que sus padres están siempre a su lado, incluso cuando no se esté físicamente presente. Esta presencia emocional constante juega un papel relevante en el desarrollo de la autonomía y la independencia. Cuando los niños se sienten seguros y apoyados, están más dispuestos a explorar, a probar nuevas actividades y a tomar riesgos calculados, sabiendo que tienen una red de seguridad en la que pueden confiar. Esta tranquilidad no solo les ayuda a manejar mejor el estrés y la frustración, además fortalece el vínculo afectivo con sus padres, creando una relación de confianza que permanecerá a lo largo de sus vidas. La verdad es que la vida de hoy en día no permite toda la presencia física que a muchos les gustaría, por eso, ¿cuáles serían sus recomendaciones para seguir conectados con ellos? En la vida actual, donde las responsabilidades tanto de los padres como de los hijos limitan el tiempo físico con ellos, es fundamental aprovechar al máximo el tiempo que se pasa juntos. Para ello, dedicar espacios específicos para estar sin distracciones, como durante las comidas, asegurándose de estar presente y participar activamente, es la mejor manera de vincularse. Aprovechar los momentos cotidianos, como las conversaciones durante el trayecto al colegio o mientras se realiza una tarea diaria, también ayuda a mantener una conexión constante. Realizar actividades compartidas, tanto dentro como fuera de casa, como cocinar juntos, paseos en bicicleta, o excursiones, crea recuerdos inolvidables y facilita la conexión emocional. La clave está en encontrar un equilibrio que permita a los niños sentir que, a pesar de las limitaciones de tiempo, siempre están rodeados de amor y apoyo. Creo que muchas familias están 'desconectadas' emocionalmente de sus hijos, y a veces con presencias 'fantasma' en casa. Lamentablemente, es así. Aunque la tecnología permite mantenernos conectados globalmente, puede también distanciarnos de las personas más cercanas. Es común ver a individuos enfocados en sus pantallas, revisando constantemente sus móviles en lugar de interactuar con quienes están físicamente presentes. Esta falta de interacción directa es particularmente preocupante en el caso de los bebés, quienes dependen del contacto visual, las respuestas a sus gestos y la atención compartida para su desarrollo cognitivo y emocional. La ausencia de estas interacciones puede llevar a un menor desarrollo de habilidades sociales, problemas de apego, y dificultades en la comunicación futura. Pero pienso que esto se puede contrarrestar. Para ello, es crucial reconectar emocionalmente con los hijos de manera intencional. Establecer rutinas diarias que incluyan momentos de calidad, como cenas familiares sin pantallas o sesiones de lectura compartida, fomenta la comunicación abierta y fortalece los lazos afectivos. Además, organizar actividades familiares regulares, como juegos de mesa, paseos o proyectos conjuntos, ayuda a crear recuerdos positivos y a profundizar la conexión emocional. También creo que se pueden aprovechar los momentos cotidianos para mantener conversaciones significativas o simplemente estar presentes emocionalmente. Pequeños gestos de atención, como preguntar sobre su día o mostrar interés por sus actividades, refuerzan la conexión constante. Lo más importante es demostrar que, a pesar de las limitaciones de tiempo, el amor incondicional y el interés por su bienestar están siempre presentes.

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