Que sea una fiesta absolutamente ajena a la tradición española no quiere decir que los más pequeños (y algunos no tan pequeños) no disfrutaran como propia de una tarde de Halloween que pareció bendecida por una Virgen de la Estrella que trajo un respiro en la adversa climatología de las horas previas. La Alameda de Hércules se había convertido en una pasarela de disfraces de toda índole. Los había terroríficos, y también los había terribles. Para gustos, los colores; y para los niños, chucherías; y para los padres, destilados. Un triunfo para todos. Era la parte 'amable' de una jornada calificada hace un año por el alcalde José Luis Sanz como « la noche más peligrosa del año» . Tras los graves incidentes del 2022, el regidor 'popular' reforzó como nunca antes la edición pasada con unos 150 agentes de la Policía Local , apoyados por una cifra similar del cuerpo Nacional. El despliegue se había adelgazado este año, aunque la presencia policial era evidente desde primera hora de la tarde, mantenida durante la noche con 90 policías locales y 130 policías nacionales de varias unidades especializadas como grupos de intervención, seguridad ciudadana y brigada móvil. La presencia policial también volvía a salir del Centro de la ciudad y se mostraba en puntos más conflictivos como en el Polígono Calonge , donde se habían desmantelado previamente varias fiestas que no tenían los permisos adecuados ni las medidas de seguridad exigidas, y todo apuntaba a que durante la noche se clausurarían más locales de ocio de este entorno. El rastreo de redes previo de la Policía Local había dado sus frutos. Al cierre de esta edición no había constancia de sucesos reseñables, aunque será durante esta mañana cuando los servicios de Emergencias Sevilla hagan balance de cómo ha transcurrido la segunda «noche más peligrosa del año» de la era Sanz. De momento, la presión policial no baja.
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