Los límites entre la realidad y la ficción son difusos. Hay sueños que se vuelven reales y experiencias que parecen soñadas. No hay una frontera clara entre lo que se lee, se sueña, se imagina o se vive . El transcurso del tiempo asimila todos esos materiales y los funde en los recuerdos como una paleta que mezcla los colores. Lo que voy a contar me sucedió el pasado lunes a las cinco de la tarde. Es una historia verdadera, pero parece una fantasía. Había viajado a Burgos esa misma mañana para presentar mi último libro en una biblioteca municipal. Me alojé en el hotel junto al río que hoy ocupa el antiguo colegio de los jesuitas donde estudié el... Ver Más
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