Una nueva DANA siembra el caos en Málaga y pone en alerta roja de nuevo a Valencia

Mientras los municipios valencianos siguen trabajando en los destrozos que la DANA dejó el pasado 29 de octubre, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) volvió a activar este miércoles la alerta roja por riesgo extremo de lluvias fuertes en el litoral de Valencia. Al cierre de esta edición, la Aemet advertía de que el momento de adversidad sería de madrugada, aunque esta vez, sostenía, las mayores acumulaciones se darían en el litoral y no tanto en el interior de la provincia. La Aemet advirtió de que el peligro es «extremo» y de la posibilidad de que se produjeran desbordamientos de cauces e inundaciones, por lo que pidió mucha precaución y evitar los desplazamientos. De hecho, el Centro de Coordinación de Emergencias de Protección Civil (Cecopi) acordó restringir la movilidad a vehículos privados en determinados municipios. Por su parte, Adif interrumpió el tren entre Barcelona y Valencia. Además, el ministro Óscar Puente informó de que se suspendía la reapertura de los trenes Madrid-Valencia, que iba a ser esta mañana, hasta que termine la alerta. La suspensión de las clases en la ciudad de Valencia se alarga también a hoy. Pero la alerta roja se extendió durante el día de ayer al sur de la provicia de Tarragona y a Málaga, esta última también hasta la mañana de hoy. Y la DANA ya desató ayer el caos en la ciudad andaluza. Colegios suspendidos, centros de salud cerrados y hospitales, como el Clínico que, tras verse anegado en algunas de sus zonas, pasó a atender solo urgencias en sus instalaciones. El agua anegó la capital. El río Guadalmendia, que cruza por el corazón de Málaga, rozaba los puentes, desde donde los más atrevidos sacaban el móvil para grabar el momento. Los callejones del Perchel, el Corte Inglés y el centro eran un enorme pantano. Y todo ese caudal tuvo consecuencias con la movilidad y en todos los servicios. En el barrio de Campanillas David Muñoz observaba atento a la calle que bajaba convertida en un pequeño arroyo y desataba el caos. «Estoy mirando que las alcantarillas van tragando», reconocía a ABC desde el interior del salón de su casa. La misma estancia que hace cuatro años se llenó de lodo en otra inundación. «Aquel día entró el agua y perdí hasta el coche. Ahora estamos preparados. Nos subimos a las plantas de arriba si entra en el agua. Allí tenemos de todo para vivir», afirmó. Minutos antes, la Policía había pasado diciendo con la megafonía a los vecinos que procedieran al desalojo de sus domicilios por el alto riesgo de inundaciones. Muchos hicieron caso y se marcharon, pero otros como Esther Espinosa decidieron que no iba a ningún lugar, que se quedaba en su vivienda. «No creo que llegue a la segunda planta. Tengo comida y de todo en la planta de arriba. No tengo que irme. Estoy segura, pero ver a la Policía me ha asustado», recordaba esta vecina con el agua por la espinilla en medio de la calle, donde la maquinaria pesada quería hacerle una pequeña barricada al río Campanillas para evitar que desbordara en la zona de las huertas. Campanillas fue la última zona desalojada, después de que la noche anterior 3.000 vecinos de toda la ribera del río Guadalhorce tuvieran que abandonar sus casas. Se marcharon a segundas residencias, con familiares o a hoteles. Solo 28 de Santa Águeda en Málaga y de Las Castañetas fueron al pabellón de Tiropichón de la capital y dos pasaron la noche en El Limón de Alhaurín de la Torre. En el polideportivo de la capital se alojaron también los desplazados de Campanillas, donde el matadero echó a todos los trabajadores a su casa. Por la tarde, el Consistorio reubicó a los desplazados en hoteles y dejó el polideportivo para posibles nuevos desalojos. Sin trenes La alerta roja aconsejaba no viajar y los primeros en comprobarlo fueron los usuarios de las redes de trenes. La estación María Zambrano tuvo que ser evacuada, como el centro comercial Vialia. Se suspendieron todas las conexiones por AVE, así como las que de Media Distancia, Cercanías y cerró el Metro. No hubo servicio ferroviario. En el aeropuerto cientos de viajeros se quedaron atrapados. El metro y el tren de Cercanías no operaban, así como los autobuses de la EMT. La mayoría de los taxis dejaron de prestar servicio y los pocos que lo hacían sufrían consecuencias. Hubo más de 500 incidencias en toda la provincia y la comarca de La Axarquía se convirtió en la 'zona cero' de esta DANA. Inundaciones en garajes, locales comerciales y viviendas de plantas bajas, desbordamientos de arroyos y ríos, carreteras cortadas y grandes balsas de agua en las calles fueron algunas de las consecuencias, sobre todo ya por la tarde, donde el primer gran susto lo dio el río Benamargosa, que se desbordó y anegó el pueblo que lleva su nombre. «Desde el Ayuntamiento de Benamargosa, os recomendamos que permanezcáis en vuestras casas», comunicó el consistorio a los vecinos ante el grave riesgo que suponía la salida del río de su cauce. Antes, ya había registradas anegaciones en Vélez-Málaga. La riada arrastró varios coches y maquinaria pesada que había junto al cauce. En Cútar había problemas con el suministro de agua y luz y varios vecinos de los diseminados rurales quedaron incomunicados. El presidente andaluz, Juanma Moreno, se sumó al dispositivo del Centro de Coordinación de Emergencias 112 Andalucía en Málaga ante la grave situación que se está produciendo en Málaga capital, en la Axarquía y en el Guadalhorce por las fuertes lluvias.

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