Raphaël Varane ha anunciado de manera sorprendente su retirada del fútbol profesional. El francés, que había abandonado la disciplina del Manchester United este verano para fichar por el Como de Cesc Fàbregas, ha confirmado en las redes sociales su adiós al balón. Con solo 31 años, esa rodilla que tantos problemas le dio a lo largo de su carrera ha dicho basta y el internacional francés ha decidido que ha llegado el momento de dar un paso al lado.
La irrupción de Varane al más alto nivel fue una sorpresa para todo el mundo. Un absoluto desconocido de solo 19 años, con menos de diez partidos en primera división, era fichado por el Real Madrid por 10 millones de euros. ¿El motivo? Zinedine Zidane se había enamorado de su fútbol. El galo, por aquel entonces con funciones en la dirección deportiva del conjunto blanco, tenía claro que ese joven barbilampiño era el futuro de la defensa del Madrid.
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Zidane convenció por activa y por pasiva a Florentino Pérez para que acometiera el fichaje, seguro de que iba a dar mucho de qué hablar. Zizou se la jugó y el Madrid le hizo caso. Solo unos meses más tarde, ese chaval que llegaba para complementar la plantilla y aprovechar las oportunidades que tuviera, se ganó el corazón de José Mourinho para convertirse en titular indiscutible en todo un Real Madrid. Había jugador para más de una década.
Una temporada y media después de convertirse en jugador madridista, Varane fue capaz de demostrar la madurez y personalidad suficientes como para superar con éxito los difíciles retos que presentaba ser defensa titular en el Real Madrid. Aprovechó una lesión de Pepe para tener minutos, consolidándose en el equipo tras sus actuaciones ante el Barcelona en Copa del Rey -donde marcó dos goles- y el Manchester United en la Champions.
El francés se la había jugado con Varane y, de hecho, fue la única operación que llevó desde la secretaria técnica. Pero sirvió para convencer a Florentino de que Zidane era un hombre que debía de estar en el club. Siu posterior paso por el banquillo del Castilla, como ayudante de Carlo Ancelotti y, finalmente, como primer técnico del Madrid en dos ocasiones, en dos etapas muy exitosas a nivel de títulos, pudieron llegar gracias a esa operación que le dio el crédito que necesitaba, más allá del que ya había ganado como jugador. Pero ser grande en el césped no es sinónimo de serlo también al otro lado del campo. Zidane sí lo es y lo demostró ese día.
Pero el año de consolidación de Varane acabó de la peor manera. Había sido capaz de frenar a jugadores como Leo Messi, Wayne Rooney, Robin van Persie, Carlos Tévez o Didier Drogba, quien llegó a decir que "es uno de los mejores defensas a los que me he enfrentado". En 26 partidos jugados, solo había cometido 10 faltas, una cada tres encuentros, en una posición tan difícil como la de central en el Madrid. Pero, entonces, llegó su grave lesión ante el Espanyol.
Aquella rodilla quedó maltrecha de por vida, provocando que toda su carrera deportiva tuviera que sucederse entre algodones, impidiéndole tener continuidad sobre el césped. Y, a pesar de ello, se convirtió en un bastión en la defensa del Madrid donde, en su temporada con más faltas cometidas, sumó 22. O, dicho de otra manera, era un futbolista capaz de frenar el ataque con colocación, anticipación, velocidad, inteligencia y, sobre todo, guante blanco para ganar la partida con absoluta limpieza.
En vista de la cada vez más complicada situación de su rodilla, Varane dio un paso al lado para fichar por el Manchester United en 2021. Allí jugaría más de sesenta partidos en tres temporadas, para ganar en Wembley la final de la FA Cup ante el City el pasado curso. Decidió marcharse en dirección al Como, donde volvió a lesionarse en Copa ante la Sampdoria. Y ese nuevo problema físico es el que le ha llevado a retirarse: adiós al central con guante de seda... con solo 31 años.
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