Varios vecinos del barrio sevillano de Pío XII han denunciado la presencia de cientos de palomas en algunas de las calles, una circunstancia que se ha agravado en los últimos días, a tenor de las quejas. En la calle girasol, concretamente en una plaza que está justo enfrente, es muy común ver a cientos de palomas durante varios momentos del día, lo que ha hecho que algunos ciudadanos hayan optado por formalizar todo tipo de quejas. «Lo hemos hablado con el distrito, también con la Policía, con el Defensor del Pueblo, pero nadie nos hace caso. Ya no sabemos que hacer», dijo al respecto una de las vecinas del barrio, Marta Moreno. Bastante molesta, y con el apoyo de algunos colectivos, como es el caso de la Asociación de Vecinos Pío XII, Marta indicó que la situación es ya inaguantable. «Están por la mañana, por el mediodía, por la tarde. Viven aquí. Hay una vecina que les da de comer, y no podemos hacer nada. Es muy angustioso porque hacen ruido, provocan suciedad... También muchas acaban atropelladas. Hemos hablado con un montón de gente para que puedan controlar esta situación. Esto es lo más parecido a una plaga. Así no se puede vivir», sostuvo. La vecina indicó que tuvo que quitar, incluso, «el césped artificial que había colocado en el suelo» de su balcón. «Llevo dos años viviendo aquí y ya no puedo más. He pensado hasta vender el piso. Este es el tema de conversación de todos los días entre los vecinos. Una cosa es que pueda haber algunas palomas, pero, otra, es que no se pueda ni caminar. Hay cientos en la plazoleta». Los problemas que se generan por la invasión de palomas en Sevilla no son nuevos. Además, los lugares donde se pueden ver son diversos, entre ellos, hasta la propia Catedral. El arquitecto Miguel Ángel López López, nuevo conservador del templo sevillano, llegó a reconocer en una entrevista publicada en estas mismas líneas el continuo malestar que crean. «Las palomas son la gran plaga del patrimonio, junto con el agua. Todos los edificios patrimoniales tienen el problema de las palomas. Son colonias que se acercan a los edificios de cal y es ahí donde viven y ponen sus excrementos. Eso hace mucho daño y también se comen la cal para poner los huevos. En San Jacinto tuvimos un gran problema con palomas porque en cuanto veían un agujero se metían y por eso es importante tapar todos los huecos. En la conservación preventiva de la Catedral hay un plan de tratamiento de palomas que se aplica cada año», llegó a comentar.
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