Veinte mil loros en el hombro

Me citó David Gistau en una cafetería de Juan Bravo y cuando caí en la cuenta de que no vendían muffins, me pareció que aquel era un mundo en demolición. Pero no me imaginaba cuánto. Gistau había publicado 'Golpes bajos' , aquella novela de boxeo del Madrid quinqui en la que a cada poco aceleraba un Seat Ibiza, y me dijo que se había quitado de Twitter –ahora X– porque no se podía «escribir con 20.000 loros en el hombro». Me acuerdo de Gistau con aquel abrigo largo y la barba de fuego, ahora cuando todo el mundo se va de la red social. En la acción de irse anida la grandeza del que se desposee de la visión de... Ver Más

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