Los medicamentos que servirían para alargar o mejorar la vida nada pueden hacer para salvar la suya. Flotan en cajas sobre el agua terrosa que anega el local. La farmacéutica de Benetúser llama al servicio de emergencias, pero nadie contesta. Graba con su móvil cómo la crecida devora estanterías, vitrinas y mostradores , a los que ella se sube para salvar el pellejo. Cuando piensa, al fin, que morirá ahogada –y sin saber si el vídeo llegará a su destinatario– decide despedirse de su marido y su hijo, un bebé de apenas ocho meses. Ella no aparece en la imagen, pero es posible escuchar su voz destemplada: «No sé si te llegará este audio, pero eres la persona que más... Ver Más
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