Villel de Mesa pedirá al Gobierno que también lo declare zona catastrófica

El alcalde de Villel de Mesa, en la provincia de Guadalajara, Pedro Lozano, va a remitir un escrito al Gobierno central para pedir que su pueblo, en el que viven unas 180 personas en invierno y casi un millar en verano, sea declarado como zona catastrófica tras los «cuantiosos daños» que provocó la DANA el 29 de octubre . Lozano, que es agricultor y lleva más de 40 años como alcalde, ha afirmado a Europa Press: « Somos un pueblo pequeñito, pero hemos sido tan afectados como otros de mayor población y no entendemos por qué no se declara como zona catastrófica». También reclama al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que visitó el pasado miércoles 6 de noviembre el municipio, que «se vuelque». En Villel de Mesa se anegaron de lodo y agua cerca de 40 casas, hubo daños importantes en la farmacia, el bar y la tienda, además de en los bajos del Ayuntamiento, en naves, maquinaria y en cientos de hectáreas de tierra. « El bar para un pueblo de estos es esencial , porque es ahí donde se reúne la gente. Hay muchas casas que se han quedado sin calefacción y ya veremos cuándo pueden ponerla, y la farmacia está también destrozada», explica, insistiendo en que «el destrozo ha sido grandísimo». Algunos vecinos ya han realizado las solicitudes de ayuda. Sin embargo, Lozano lamenta que, de momento, sólo se está teniendo en cuenta a los propietarios de viviendas «de primera utilidad» . El alcalde pide que se incluyan también las que han sufrido importantes destrozos y que son segunda residencia e incluso alguna que carece de seguro. «A estos hay que ayudarles también porque varias casas nuevas de una sola planta tienen prácticamente todo destrozado», considera. Y añade: «Todos somos españoles. No tiene que ver nada que sea primera o segunda vivienda porque, además, son vecinos que van teniendo años y vienen mucho al pueblo y, si no se les ayuda, tal vez no vuelvan». Cuenta el regidor de Villel de Mesa que los más mayores recuerdan un hecho similar en el pueblo ocurrido hace unos 80 años. Sin embargo, entonces los bajos de las casas eran cuadras de mulas y no parte de la vivienda habitable. Asimismo, le preocupa la suciedad del río Mesa y la falta de soluciones para desbrozar y limpiar el cauce. «Lo que nos ha pasado, volverá a pasar», predice convencido.

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