Y ahora, ¿qué hacemos sin ti, Rafa? Un amargo adiós para la mayor leyenda del deporte español

¿Cómo se le dice adiós al mayor icono que ha dado el deporte español? Todos sabíamos que este día iba a llegar, que estaba muy cercano y que, atendiendo a cuestiones deportivas, la derrota de la Armada Española contra Países Bajos obedece más a la lógica que a lo accidental. La carrera de Rafa Nadal se ha acabado. Ya está. El hombre que consiguió popularizar el gentilicio de Manacor se despertó tenista y se acostó extenista. "Gracias" es la palabra que más repitió en su discurso de despedida. También es la palabra que repitió, incansable, el Martín Carpena de Málaga al unísono. No se repetirá suficiente la palabra "gracias" para lo que merece nuestra mayor leyenda del deporte. Ya saben, lo más importante de lo menos importante.

Pero este adiós deja un regusto amargo que ni el propio Nadal pudo evitar. Horas antes de su despedida, la noticia se colaba en los telediarios: Rafa abriría fuego en la eliminatoria contra Países Bajos. El lunes por la tarde había tenido un entrenamiento intenso con Carlos Alcaraz, en el que empató a cuatro sets. Carlos Moyá, su entrenador, apostó por él en una entrevista con la Cope, en la previa del partido: "Si fuera capitán de la Davis, me la jugaría con Nadal". Toda la presión pasó a David Ferrer, amigo del 14 veces campeón de Roland Garros: "Fue honesto, habría entendido cualquier decisión".

Lo de Rafa Nadal es inexplicable. Pero el hastío de sus rivales tiene algo que decirAlberto RamírezIncomprensión, desesperación, rabia... Durante más de dos décadas, el tenista español sacó de quicio a sus rivales con remontadas fuera de toda lógica y sentido

Nadal lo tenía clarísimo. Estaba para competir, estaba para ayudar al equipo, estaba para jugar un partido individual. Se lo transmitió a Ferrer y este devolvió la confianza. Botic van de Zandschulp, número dos del equipo holandés, era su rival. Un curtido tenista de 29 años, con una carrera interesante y sólida, pero cuyo mejor resultado en un Grand Slam fue llegar a los cuartos del US Open. A priori, más que asequible para el ganador de 22 grandes.

Apenas unos juegos bastaron para ver la realidad. Rafa Nadal no estaba en las condiciones competitivas que se pensaba, que él mismo creía. En ningún momento disfrutó, solo sufrió. Y el público sufrió con él, esperando una catarsis que no llegaba, agarrándose a cada gesto de orgullo como a un clavo ardiendo. Fueron solo detalles de una leyenda. Un espejismo de lo que todo el mundo del deporte quería ver (quizás, hasta engañarnos): a Nadal siendo Nadal en su adiós.

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— Comité Olímpico Español (@COE_es) November 19, 2024

"Si fuera yo el capitán no me pondría a jugar el siguiente partido. La decisión de jugar la tomó él, para eso es el capitán. No he podido ganar el punto, no puedo decir lo siento porque esto es deporte. Yo lo he intentado como lo he intentado siempre. Uno no puede controlar el nivel que tiene". Con esa crudeza se expresó Nadal ante los medios, justo después de su derrota, cuando todavía quedaba la esperanza de que su retirada se pudiese atrasar unos días más.

Rafael Nadal, durante su homenaje en Málaga. (AFP7)

Alcaraz cumplió su cometido, despachando en dos sets a Griekspoor (7-6 y 6-3). Era una responsabilidad enorme para el mejor tenista español del momento, que ha vivido un final de temporada complicado. Tocaba jugársela en el todo o nada en el dobles, la verdadera especialidad de la selección neerlandesa. Todo salió como planeaban los oranjes, que además contaron con un nutrido grupo de aficionados en el Martín Carpena. La facilidad del vuelto directo a la ciudad, unido a la sólida colonia que vive en la Costa del Sol, acompañó a los Van de Zandschulp y compañía. Deportivamente, un suspenso para la Armada Española. Falló la estrategia, falló la ejecución, aunque la retirada de Nadal lo empañe todo (normal).

El desenlace se veía venir, pero nadie quería creérselo. Había quien apartó la mirada de la pista. En el banquillo, con gorra y girándose permanentemente para intercambiar confidencias con sus seres queridos, estaba Rafa Nadal. Comenzó un homenaje por parte de la Federación Internacional de Tenis. Es complicado, complicadísimo, despedirse de Nadal, pero la ceremonia supo a poco y se vio a un Nadal incómodo.

Rafa Nadal, en su despedida. (AFP7)

El ya extenista dio un discurso impecable. Se acordó de sus rivales, de sus compañeros, de su familia. Aceptó las críticas, agradeció el apoyo, brindó por el futuro del tenis español y se emocionó de manera contenida. Pidió que se le recordara por su legado deportivo pero, sobre todo, por ser una "buena persona de un pueblo pequeño de Mallorca". Puro Nadal. Observó el vídeo con distintas personalidades nacionales e internacionales del deporte como Djokovic, Federer o Iker Casillas (se echaron en falta a iconos españoles como Pau Gasol o Fernando Alonso, por ejemplo). En un sondeo rápido entre la afición local, se dictó sentencia: "Ha sido cutre". Se esperaba que Djokovic o Federer estuvieran presentes el próximo viernes, fecha oficiosa del homenaje. Las ausencias deslucieron.

Alcaraz y Granollers pierden el dobles, España cae de la Davis y Rafa Nadal se retira Alberto Ramírez. MálagaLa eliminatoria se marchó hasta el tercer partido. Nadal cayó en el primero, Alcaraz empató y los dobles dictaron sentencia. Países Bajos demostró ser el mejor equipo de la jornada. Llega así la retirada de Rafa Nadal

Fue el propio Nadal quien puso fin al acto. Le hubiera gustado otra forma de decir adiós, su espíritu ganador todavía no se ha gastado, aunque su cuerpo haya dicho basta. Casi con prisa se marchó por el túnel, la música nostálgica se apagó, las luces se encendieron. Y como si nada, Nadal ya no estaba. Las botellas no estarán colocadas de manera meticulosa, nadie se tocará el pelo sistemáticamente antes del servicio, el puño al alto y el "vamos" no resonará igual. Demasiadas negaciones y una sola pregunta, ahora, ¿qué hacemos? Bienvenidos al primer día después de Rafa Nadal.

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