Unas 3.000 personas despiden al sacerdote asesinado en el sur de México. Hay un detenido

“Justicia para Marcelo”, gritaba la gente en San Andrés Larráinzar, el pueblo natal de Pérez donde resonaban los vivas al sacerdote y a la paz mientras el féretro apenas podía abrirse paso entre los que querían tocar el ataúd de quien siempre luchó por los más desfavorecidos.

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