España se enfrenta a una nueva amenaza en forma de un diminuto pero peligroso artrópodo: la garrapata Rhipicephalus hibericus. Descubierta recientemente por científicos de la Universidad de Zaragoza, esta especie, endémica de la península ibérica, no solo preocupa por su rápida proliferación, sino también por las graves enfermedades que podría transmitir a humanos y animales.

El estudio subraya que esta garrapata es especialmente prevalente en la ribera del río Ebro, cerca del barrio zaragozano de La Cartuja Baja. Su dieta no se limita a los pequeños micromamíferos, pues también ha sido hallada en animales de mayor tamaño como zorros o corzos, aumentando así las probabilidades de contacto con seres humanos y, especialmente, con nuestros perros.

Su localidad tipo es La Cartuja Baja en Zaragoza y su hospedador tipo la musaraña gris. Aquí va la foto de la primera que encontramos con R. hibericus (5/5) pic.twitter.com/bm3wEFXOLC

Las garrapatas son conocidas por su capacidad para transmitir enfermedades como el tifus, la enfermedad de Lyme y la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que ha resultado mortal en varios casos confirmados en España entre 2013 y 2022. La nueva garrapata ibérica podría ser un vector de la Rickettsia massiliae, bacteria causante de fiebres botonosas que afecta también a humanos.

Ante este escenario, la presencia de Rhipicephalus hibericus supone un claro desafío para la salud pública, especialmente en un contexto de cambio climático que favorece la expansión de estas especies más allá de sus hábitats tradicionales.

Proteger a nuestros perros

Con el aumento de garrapatas, es crucial adoptar medidas preventivas para proteger a nuestros animales. Entre las recomendaciones destacan el uso de repelentes específicos y tratamientos garrapaticidas, así como revisar regularmente el pelaje de nuestras mascotas, especialmente después de paseos por áreas de abundante vegetación.

En el caso de encontrar una garrapata adherida, la extracción debe realizarse con cuidado, utilizando pinzas y tirando suavemente para evitar que el artrópodo regurgite su contenido digestivo en la piel, lo cual puede aumentar el riesgo de transmisión de enfermedades.

Finalmente, si tras un encuentro con garrapatas tu perro muestra signos de malestar general, como fiebre o cambios en su comportamiento, es importante consultar al veterinario de inmediato.