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Este periodista del 'New Yorker' te explica en qué se parece la cultura a una tostada de aguacate
Damon Krukowski, batería de la banda indie de los 80 Galaxie 500, descubrió a principios de 2018 un extraño fenómeno que ocurría en Spotify con los viejos temas de su grupo. Había uno en concreto, titulado Strange, que tenía cientos de miles de reproducciones, muchísimas más que el resto de grabaciones de Galaxie 500. Strange no había salido como single ni había disfrutado de ningún tipo de promoción especial; de hecho, era una especie de broma, una parodia de la típica balada heavy metal. La única explicación del éxito de Strange era que el algoritmo de Spotify se había tomado absolutamente en serio la canción y la estaba recomendando a sus muchos de sus usuarios.Los algoritmos están colonizando todos los ámbitos de la experiencia humana. Y, cada vez más, influyen en la creación artística y cultural. Las plataformas digitales prometen una oferta personalizada y, sin embargo, la cultura que consumimos es cada vez más homogénea, más genérica y más insípida. Las canciones cada vez son más pegadizas y más cortas, en torno a un minuto de duración, para adaptarse a las exigencias de TikTok. La poesía disfruta de un inesperado resurgir, porque se adapta perfectamente a redes como Twitter o Instagram, sobre todo en forma de aforismos.“Las series y películas de televisión ahora mismo entran en dos grandes categorías: o son hiperrápidas e hiperdensas, buscando captar la atención del espectador en cada segundo como hacen las películas de acción o las de Marvel, o están diseñadas para verse en segundo plano, mientras miras tu teléfono. En Estados Unidos recientemente han salido a la luz informes en los que ejecutivos de Netflix hablaban de la necesidad de diseñar programas de televisión a los que no hay que prestarles mucha atención, que te permitan mirar cada cinco minutos el móvil”, nos cuenta Kyle Chayka, periodista de la revista New Yorker. Portada de 'Mundoflitro', de Kyle Chayka. Y ocurre tres cuartos de lo mismo con los libros: “El éxito de las novelas de autoficción redactadas con segmentos muy cortos, y muy fáciles de leer, también se sustenta en las redes sociales. Y también creo que las redes han influido en que muchos de los argumentos de los libros se presenten en términos absolutos de bueno o malo, porque el lector quiere que el escritor le diga qué es bueno y qué es malo. Hoy hay menos espacio para la ambigüedad y para las conversaciones complicadas, y creo que se debe a que Twitter uy otras redes sociales fomentan más el conflicto que la discusión”.De eso, de cómo los algoritmos están condicionando tanto la forma en que consumimos cultura como la creación de música, libros y películas, va el nuevo libro de Kyle Chayka (Portland, 1988). Lleva por titulo Mundofiltro. Cómo los algoritmos han aplanado la cultura y acaba de salir en España de la mano de la editorial Gatopardo. Un ensayo en el que Chayka analiza como la tecnología está configurando la cultura, influyendo poderosamente tanto en lo que elegimos consumir como en el contenido de lo que consumimos. El resultado: un mundo culturalmente más uniforme y previsible.“Con la cultura está sucediendo lo mismo que con las cafeterías y con la comida: que cada vez son más iguales en todo el mundo. La cultura es como las tostadas de aguacate, que ahora se encuentran en todas partes. A mí me gustan las tostadas de aguacate, pero son tan omnipresentes, se han vuelto tan universales y tan homogéneas, que han dejado de resultar interesantes. Y siento que lo mismo está sucediendo con la cultura”, nos cuenta frente a un café con leche en un bar del Madrid de los Austrias.Igual que plataforma Airbnb ha hecho que ahora todas las casas parezcan iguales, que se imponga en todo el mundo el mismo tipo de diseño interior, los algoritmos están logrando que ocurra otro tanto con la cultura. “Hace unos ocho o nueve años me empecé a dar cuenta de que las cosas se parecían físicamente, de que el diseño de los objetos era el mismo. Y ahora son los productos culturales los que son iguales. La música o la cultura visual cada vez son más parecidas, y yo creo que es porque estamos todos en las mismas redes sociales, en Instagram, en TikTok, en Spotify. Las canciones, por ejemplo, no solo se acortan, sino que están hechas para ser reconocibles en cuestión de segundos”, destaca.Ya lo decía Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”. Pero Chayka considera que el dominio que ejerce el medio hoy es muchísimo más fuerte que hace 30 o 40 años. “Me parece que había más libertad en los discos de vinilo y en las revistas impresas que hoy en las redes sociales. A esas plataformas no les importa la cultura, su modelo de negocio está diseñado para la publicidad”, subraya este periodista de la revista New Yorker, donde escribe de tecnología y cultura digital.¿Qué hacer? Por un lado Chayka cree que se necesitan más regulaciones de las redes sociales, pero también cree que uno puede hacer caso omiso de las recomendaciones de los algoritmos. Él mismo se puso tres meses a dieta, sin internet ni redes sociales. “Al principio fue realmente duro. Estaba acostumbrado a poner en Twitter cualquier idea o pensamiento que me venía a la cabeza, así que al principio me dediqué a freír a mi mujer contándole todas mis ocurrencias. Y también tuve que buscar un nuevo modo de consumir cultura. Pero después de un mes de desconexión, me sentí muchísimo mejor”, confiesa."Había más libertad en los discos de vinilo y en las revistas impresas que hoy en las redes sociales. A esas plataformas no les importa la cultura”Ese nuevo modo de consumir cultura del que habla es en realidad el viejo modo, el de la curaduría, definida por la Real Academia de la Lengua como la “conservación y supervisión de bienes artísticos o culturales, especialmente para su eventual exhibición” y que Chayka entiende sobre todo en el sentido de responsabilizarse, de poner algo en valor, de presentarlo a los demás, de ofrecer su contexto…“Un curador es un prescriptor humano, alguien que ha probado algo y lo comparte con los demás. Es un modo estupendo de escapar de los algoritmos. Me parece que cada vez hay más personas cansadas de las redes sociales y buscando la manera de salir de ellas, y los curadores humanos pueden ser la solución”, subraya. En ese sentido, en Estados Unidos están teniendo bastante éxito las newsletters sobre moda, gastronomía, arte y otras variantes de la cultura que se envían por correo electrónico. “Esas newsletters no pretenden ser universales, están dirigidas a pequeños grupos de personas, a pequeñas audiencias. Y creo que por ahí pueden estar la solución".
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¿Cuántos cocineros se necesitan para hacer 'Ratatouille'?: llega 'La ciencia de Pixar'
“Cuando hablamos de Pixar hablamos un poco de nosotros, porque son personajes con los que hemos crecido, desde hace 28 años han renovado el cine de animación”, ha señalado tajante Elisa Durán —directora general de la Fundación la Caixa— esta mañana, durante la presentación de ‘La ciencia de Pixar’, la nueva exposición que la Fundación, junto a Pixar y el Museo de la Ciencia de Boston han concebido en el Caixaforum de Madrid y que durará desde hoy 7 de mayo hasta el próximo 8 de septiembre de 2024.No es la primera vez que la Fundación la Caixa dedica una exposición a la gallina de los huevos de oro del cine de animación, aunque como se ha encargado de recalcar Durán, siempre había sido desde otros puntos de vista más centrados en lo narrativo, lo visual o incluso lo emotivo. “Ahora lo hacemos desde la ciencia, porque para conseguir la precisión que plantean estas películas, cada detalle está medido al milímetro. Un personaje de Pixar es como una marioneta de unas 7.000 cuerdas, y en esta ocasión los visitantes van a poder interactuar con él”.Porque el punto fuerte de la exposición no es tanto los vídeos en los que los propios trabajadores de Pixar muestran el laborioso proceso que hay detrás de cada imagen, sino justamente el hecho de que es interactiva. El visitante puede, de esta manera, iluminar sus propias escenas o crear personajes cambiando sus articulaciones o las facciones, con la idea de entender el increíble proceso que hay detrás. De esta manera, se intenta ofrecer una mirada única y diferente con ejemplos reales de cómo se hicieron algunas de las películas más exitosas de los estudios californianos: Toy Story, Los increíbles, Up!, Coco, Buscando a Nemo o Brave, entre muchas otras. El proceso de renderizado es el más complicado en una película de animación. (A.N) “Es una exposición única”, ha manifestado Javier Hidalgo —jefe de exposiciones de ciencia de la Fundación la Caixa—. “Siempre que se hace una exposición se concibe un triángulo de entretenimiento, contenido y valor pedagógico. Aquí, el equilibrio es casi perfecto, por la magia de Pixar, la ciencia y la parte pedagógica que trae consigo, puesto que es una exposición para todos los públicos. La gracia de Pixar es que consigue que empaticemos con un coche, un insecto o un árbol. Hay que pensar que antes se tenían 50 o 60 artistas para los dibujos animador, ahora en el cine de animación puede haber 1.000 personas”.La exposición es interactiva y el visitante puede iluminar sus propias escenas o crear personajes cambiando sus articulaciones o faccionesCuando Blancanieves y los siete enanitos de la factoría Disney se estrenó en 1937, había requerido el trabajo de 32 animadores, 25 artistas de decorados y 102 asistentes que pasaron tres años trabajando a tiempo completo en la película haciendo miles de dibujos. Aunque ha llovido un poco desde entonces, el tiempo que los animadores de Pixar pasan creando su obra en la actualidad no es inferior: el estudio suele trabajar simultáneamente hasta en seis películas a la vez puesto que tardan años en terminarlas, y cuentan con una sala especial (a la que denominan “La granja”) en la que 300.000 procesadores renderizan y procesan las películas durante 24 horas. Todo para que el resultado quede perfecto. El cabello de Mérida, protagonista de 'Brave', tiene ciento once mil pelos que se mueven de una forma diferente en función de cada escena. (A.N) Todo esto puede verse en la exposición a través de los ocho pasos del proceso creativo que conforman el proceso de trabajo y que dividen la sala. En el centro de la exposición hay un círculo donde se muestran dichos pasos: desde la concesión de la historia y el arte, el modelado, rigging —los riggers son los que generan la sensación de movimiento de los huesos, articulaciones y músculos de los personales—, superficies, escenarios y cámaras, animación, simulación, iluminación y, por último, renderizado. Este es probablemente el proceso más laborioso (también desde un punto de vista medioambiental, por la energía eléctrica que se gasta durante el mismo), en el que se necesitan hasta 600 personas y permite convertir los datos en imágenes 2D. En otras palabras: cuando la escena virtual está configurada (con sombras, luces y simulación), los datos se convierten en una imagen que podamos ver. Pixar genera renderizados de baja resolución para el trabajo en curso y de alta resolución para el acabado final.Pixar siempre trabaja simultáneamente en seis películas a la vez. 300.000 procesadores renderizan y procesan las películas 24 horasPor poner algunos ejemplos que se explican durante la visita: el zoom en el ojo del crítico de Ratatouille (una escena que dura apenas unos segundos) tardó horas en conseguirse puesto que hay millones de píxeles por renderizar. Un fotograma medio son 29 horas de renderizado. El cabello de Mérida, protagonista de Brave, tiene ciento once mil pelos que se mueven de una forma diferente en función de cada escena. Cinco minutos de Toy Story se hicieron en una semana. La boca de Bruce en Buscando a Nemo tiene 202 dientes, cada uno animable de una forma individual. Y la lista sigue. Hasta —como recalca Hidalgo— de nuevo en Ratatouille se contrataron cocineros para conseguir que se percibiera el olor de la comida, pues consideraban que si el olor podía trasladarse de algún modo a la pantalla, el espectador lo percibiría.“Detrás de todo esto están las leyes de la física y de la gravedad”, indica Hidalgo. “Sin la informática no habría cine de animación”. Gracias a los comentarios de los propios artistas, uno puede hacerse a la idea del trabajo detrás del cine de animación, que recauda cada año millones en taquilla y se ha establecido como una de las categorías más rentables de la industria hasta el momento.
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La nueva película de Penélope Cruz y Adam Driver estará disponible en esta plataforma de 'streaming': dónde y cuándo ver su estreno
Este es el thriller surcoreano que cambió el cine para siempre: está disponible en esta plataforma de 'streaming'Steven Spielberg convirtió un escándalo de Estados Unidos en una gran película que no te puedes perderNuestras pantallas se preparan para recibir uno de los biopics más destacados del año, el cual gira en torno a la figura de Enzo Ferrari, el legendario fundador de la afamada escudería y de la marca de automóviles de lujo que lleva su apellido. La aclamada película Ferrari, dirigida por el reconocido Michael Mann, ya tiene fecha de aterrizaje en el universo del streaming: el próximo 17 de mayo estará disponible en Prime Video.La producción, que llegó a los cines españoles el pasado 9 de febrero, cuenta una historia situada en el año 1957, un período marcado por el éxito y las dificultades tanto personales como profesionales que enfrentaron Enzo Ferrari (interpretado por Adam Driver) y su escudería. Esta crónica retrata la vida de Enzo tras la pérdida de su hijo Dino y su compleja relación con su esposa Laura (encarnada por Penélope Cruz), junto a los retos que debió superar en su empresa durante esa época.Hollywood no quería que vieras esta película de Netflix: ahora tienes la oportunidad de verlaEl ConfidencialEsta producción demuestra el potencial de Netflix no solo para entretener, sino también para iluminar y proponer cambios en nuestra visión del mundoLa película no solo brinda un recorrido por los momentos críticos de Ferrari y su escudería, marcados por peligrosos accidentes y resultados desalentadores en las carreras, sino que también revela cómo la necesidad de financiación empuja a Enzo a tomar decisiones cruciales para la supervivencia de su pasión por la velocidad. En la búsqueda por triunfar en la icónica carrera Mille Miglia, se destaca la participación de pilotos de la talla de Peter Collins y Olivier Gendebien, junto a la figura del veterano Piero Taruffi, a quien da vida el carismático Patrick Dempsey.Penélope Cruz, cuya interpretación de Laura Ferrari suma complejidad al relato, se sumergió en una investigación exhaustiva para dar vida a un personaje sobre quien había poca información. Cruz compartió, en una reciente entrevista en El Hormiguero, cómo buscó conectar con la esencia de su personaje, incluso interactuando con personas que conocieron a Laura Ferrari para obtener una comprensión más profunda y matizada.Una de las mejores películas de Matt Damon ya está disponible en esta plataforma: 119 minutos de aventurasEl ConfidencialOfrece un atractivo escaparate en el que perderse y soñar con los viejos relatos que pueblan nuestros sueños más profundosLa película Ferrari no sólo reconstruye eventos significativos de las carreras y del íntimo entorno familiar de Enzo, sino que pone a prueba la habilidad y dedicación de un equipo empeñado en revivir la esencia de una época marcada por la pasión y los retos. Una narrativa vibrante y visualmente espectacular que, sin duda, capturará a los aficionados del cine y de la automoción al estar disponible en la plataforma de streaming.
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