Alcaraz y Granollers pierden el dobles, España cae de la Davis y Rafa Nadal se retira
Rafa Nadal acaba de decir su adiós definitivo al tenis profesional. España ha sido eliminada de la Copa Davis después de perder la ronda de cuartos de final contra Países Bajos y, la consecuencia más inmediata es que no volveremos a ver un partido del mejor tenista español de la historia. El desenlace lo vivió el manacorí desde el banquillo de la Armada Española, tras haber caído previamente en su encuentro individual.
Un doloroso inicio de tarde dejó a España entre la espada y la pared, con Botic van de Zandschulp sometiendo a un Rafa Nadal lejos de un nivel óptimo (6-4 y 6-4). Carlos Alcaraz cumplió su papel en el individual. El número tres del mundo derrotó a Griekspoor en la segunda ronda (7-6 y 6-3), lo que permitió a la Armada Española empatar la eliminatoria uno a uno. Todo se acabó por decidir en los dobles, donde Alcaraz (otra vez) y Marcel Granollers sucumbieron (7-6 y 7-6) ante la pareja formada por Koolhof y Van de Zandschulp (otra vez).
Alcaraz asumió la responsabilidad
La noticia fue una losa para España. Rafa Nadal cayó contra Botic en menos de dos horas de partido con un contundente doble 6-4. Hubo amago de remontada épica y mucha emoción, quizás demasiada. El propio Nadal aceptó que calibró mal las sensaciones, pese a reiterar que "había entrenado bien". "Si yo fuera el capitán del equipo [David Ferrer], no me pondría en el siguiente partido individual", llegó a asegurar en rueda de prensa el número dos de España.
Con esta situación, saltó Carlos Alcaraz a pista. Una responsabilidad inédita para él, la de tener que remontar dos partidos consecutivos (el segundo, en dobles junto a Marcel Granollers) para dejar con vida el sueño de toda España: que Rafa Nadal se llevase como último recuerdo en pista una nueva Copa Davis, y, por lo tanto, que el propio Alcaraz inaugurase su palmarés de la ensaladera.
El formato de la ronda, así como problemas organizativos, dejaron situaciones llamativas. Por ejemplo, el partido de Alcaraz empezó sin apenas periodistas en la zona de medios de comunicación, también con el hfandicap de coincidir con la rueda de prensa de Nadal. Griekspoor y el murciano, como dos boxeadores pendientes de un hilo de oxígeno, empezaron el encuentro repartiéndose bombas. El español y el neerlandés intercambiaron sendos breaks, en un partido muchísimo más intenso que el inicio de la eliminatoria.
Carlos no acudía a Málaga con la mejor de las sensaciones, tras despedirse en la fase de grupos de la ATP Finals, acusando un fuerte resfriado. En el Martín Carpena se le vio suelto de piernas, aunque con algún fallo de concentración. Aunque ha ganado dos Grand Slam esta temporada (Roland Garros y Wimbledon), el final de curso se le está atragantando a Alcaraz, con una dolorosa eliminación temprana en el US Open. La igualdad llegó hasta el tramo final de la primera manga. El español exhibía más nivel, pero le faltaba rematar, mientras que Griekspoor jugaba más tranquilo, con menos presión. Una máxima igualdad que se iba a decidir en el tie-break.
Ahí, en el momento decisivo, se vio el nivel de Alcaraz. Impecable tenis del español que desquició a Griekspoor con un aplastante 7-0. Broncaza para el neerlandés, que perdió los nervios al encararse con la grada y tirar la raqueta al suelo. No ayudó tampoco el cántico del Martín Carpena de "tonto, tonto" a calmar los ánimos.
A la vuelta a pista para la segunda manga, lo de Alcaraz fue, sencillamente, imperial. Valiente con la derecha, ofreciendo puntos largos cuando Griekspoor se venía arriba, y, sobre todo, ofreciendo una auténtica exhibición defensiva. Un gato suelto en Málaga que iba de un lado a otro de la pista, pero siempre cazaba la bola, mientras su rival se desesperaba. La cara del neerlandés era un poema. No era capaz de parar el vendaval de Carlitos. Tres juegos de la honra pudo salvar, siempre con la sensación de que el murciano lo tenía todo bajo control. 7-6 y 6-3 en una hora y 25 minutos de partido, y a jugar el dobles.
Granollers y Alcaraz se quedan en la orilla
Koolhof y Van de Zandschulp, el verdugo de Rafa Nadal, eran los rivales que la pareja formada por Carlos Alcaraz y Marcel Granollers tenía por delante si querían estar en la semifinal de la Copa Davis. Granollers, todo un especialista de la disciplina, venía de unas malísimas sensaciones en las ATP Finals, donde compitió junto al argentino Zeballos. Los neerlandeses, unos absolutos cocos en dobles. Nadie dijo que iba a ser sencillo.
Si no son habituales espectadores del tenis de dobles, el partido fue un gran ejemplo. Saques duros, remates buscando las piernas rivales y voleas al hueco como respuesta a cualquier resto flojito. Puntos rapidísimos, frenesí en estado puro. Se vio a Alcaraz relativamente cómodo. En los Juegos Olímpicos, junto a Nadal, alcanzó los cuartos de final.
Aunque Granollers era el experto y veterano, las medallas de primera espada fueron para Alcaraz, aunque ambos compartían las estrategias y tácticas entre susurros. Cuando los cuatro tenistas habían completado su servicio, el marcador seguía en empate. Granollers, letal en las voleas de red. "Llegas, llegas, ¡llegas!", le pedía a Carlos y este cumplía, impecable en los remates.
El dúo español pasó su primer apuro con el 3-3. Salvando una bola de break. Alcaraz ofreció un regalo a Málaga gracias a la mejor dejada del partido, cruzada y elegante, imposible para Koolhof. Granollers puso en la misma situación a los holandeses, pero tampoco aprovecharon la posibilidad de rotura. Máxima igualdad. Estos últimos llevaban la lección bien aprendida, en cuanto el punto era largo y había peloteo, el objetivo era Granollers. La mejor noticia es que a Botic, como le sucedió ante Nadal, le empezaban a penalizar las dobles faltas.
Hubo hasta dos bolas de break y set, que España no supo gestionar. Ninguna pareja logró romper y se llegó al tie break. Países Bajos puso el 3-1 en el marcador y a Alcaraz y Granollers, en apuros. El número tres del mundo se sacó un truco de la manga para volver a equilibrar el desempate gracias a un globo de época, finalizado con posterior remate de su compañero. Un nuevo apretón de Koolhof y Botic les dio dos bolas de set. La primera fue suficiente.
El guion se había complicado para España. Hacía falta, paradójicamente, una Nadalada para salvar a Nadal. El inicio de la segunda manga fue vibrante, con la pareja española dispuesta a revertir la situación. Un break temprano les permitió colocar el 3-1 con sudor. No se amilanaron los neerlandeses, aguantaron el chaparrón y en el octavo juego recuperaron el empate. Las sensaciones eran malas para España, como destinada a caer en la orilla, y Holanda se puso por delante con facilidad.
La pareja de españoles peleó hasta el final, se dejó el alma y forzó el tie break de nuevo. Con Alcaraz pidiendo el aliento de la grada. Pero lo inevitable, sucedió. Derrota por doble 7-6 en dos horas y diez minutos. Un día triste, en forma y contenido, para el tenis español. Adiós a una Copa Davis que queda en segundo plano. Adiós a Rafa Nadal.