Demócrata y aliada de Joe Biden: así es Sarah McBride, la primera mujer trans en llegar al Congreso de EEUU
Estados Unidos ha celebrado una jornada electoral en la que, por el momento, Donald Trump aventaja a Kamala Harris y, casi con total seguridad, el republicano regresará a la Casa Blanca tras ganar los comicios. Sin embargo, la jornada electoral en Estados Unidos ha dejado otro hito histórico, sobre todo para los derechos del colectivo LGTBIQ+. Sarah McBride ha ganado su escaño en la Cámara de Representantes, convirtiéndose en la primera mujer transgénero en alcanzar un puesto en el Congreso, tras derrotar al candidato republicano John Whalen III.
Con esta victoria, la demócrata de Delaware, respaldada por la Human Rights Campaign (HRC), la principal organización de defensa de los derechos LGBTQ+ en el país, se convierte en un símbolo de representación para millones de personas. A sus 34 años, McBride no es nueva en el mundo de la política. Su carrera ha estado marcada por una trayectoria de marcada por el activismo, luchando por la igualdad de derechos y abogando por reformas sociales que abarcan desde la atención sanitaria hasta la equidad en el empleo.
McBride ha sido una figura cercana al presidente Joe Biden desde 2006, cuando comenzó a colaborar en la campaña a fiscal general de su hijo, Beau Biden. Este vínculo no solo la ha ayudado a entrar en el círculo político, sino que fortaleció sus lazos con la familia Biden. Con el tiempo, la colaboración de McBride en temas de derechos LGBTQ+ le ha permitido asesorar al expresidente en cuestiones clave de igualdad.
El apoyo del presidente Biden y su equipo ha sido esencial para impulsar la legislación a favor de la comunidad LGBTQ+, y McBride ha tenido un papel decisivo en estas reformas. De hecho, uno de sus logros más destacados fue la aprobación en Delaware de una ley que prohíbe la discriminación por identidad de género en el empleo, la vivienda, los seguros y los espacios públicos, convirtiéndose en un hito para el estado.
Quién es Sarah McBrideMcBride no solo se ha ganado el respeto de sus electores por su capacidad política, sino también por su historia personal. En 2012, mientras estudiaba en la American University, McBride se definió públicamente como mujer trans a través de un artículo de opinión en el periódico de su universidad. Aquel gesto, que representaba un momento de vulnerabilidad y valentía, fue el primer paso hacia una carrera dedicada a la defensa de los derechos humanos.
Ese mismo año, conoció a Andrew Cray, un activista trans con quien contrajo matrimonio en 2014, poco antes de que él falleciera debido a un cáncer. La pérdida de Cray marcó profundamente a McBride. En los últimos meses, la que ahora se ha convertido en la primera congresista trans en Estados Unidos ha querido dejar claro que su identidad de género es solo una parte de su historia y no define el conjunto de su labor política.
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Para ella, el compromiso con Delaware —y ahora con todo Estados Unidos— debe enfocarse en las necesidades reales de sus ciudadanos. Por este motivo, ha construido su plataforma con propuestas sobre políticas laborales, sanitarias y sociales que afectan a millones de estadounidenses.
En Delaware, McBride promovió políticas de baja médica y familiar remunerada, el acceso universal a la vivienda y una atención médica más asequible. "Delaware ha lanzado un mensaje claro: queremos un país que defienda la libertad reproductiva, que ofrezca licencias pagadas y cuidado infantil asequible, y que construya una democracia inclusiva para todos", ha expresado McBride en redes sociales tras conocerse su victoria.
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Además de su enfoque en temas de salud y empleo, McBride ha manifestado su apoyo a la reforma de Medicaid para garantizar que las familias tengan acceso a la atención que necesitan sin importar su situación económica. Este programa, que en Delaware ha recibido un aumento en los fondos gracias a su gestión, es una de las prioridades que espera llevar adelante en el Congreso.
La victoria de Sarah McBride no sólo supone un cambio político, sino también un mensaje de esperanza y superación para las nuevas generaciones de personas LGBTQ+ en Estados Unidos. En palabras de la Human Rights Campaign, su victoria permitirá que los jóvenes LGBTQ+ "sueñen más alto y luchen por un mundo mejor". Para ellos, ver a una mujer trans en el Congreso no solo representa un logro, sino también una puerta abierta hacia un futuro en el que ser uno mismo no sea un impedimento para alcanzar cualquier objetivo.