Un español establece una nueva teoría sobre la construcción de las pirámides de Egipto
Ninguna civilización ha conseguido generar tantas teorías a su alrededor como el Antiguo Egipto, por su complejidad, trascendencia y el misterio en torno a su propia existencia. Los que vivieron junto al Nilo fascinaron de igual manera tanto a historiadores antiguos como a los actuales, que durante años han intentado entender su religión o descifrar cómo una civilización tan antigua pero avanzada logró construir portentos como las pirámides de Egipto, que todavía continúan en pie, inquebrantables al paso del tiempo.Decía Heródoto que la Gran Pirámide se construyó sobre la colina "en una recesión de gradas, después de darle esta primera estructura fueron izando los restantes sillares mediante máquinas formadas por maderos cortos, subiéndolos por el suelo hasta la primera hilada de gradas". Desde entonces, poco más se ha descubierto al respecto, aunque hay cosas claras: no podían tirar de cuerdas para mover los bloques de piedra porque se trata de un invento chino que, por aquel entonces, ni siquiera se había patentado. Aunque surgen miles de teorías cada día, algunas bastante famosas están descartadas en la actualidad, como la de las rampas de arena. Ante un misterio así, en los últimos tiempos las voces más conspiradoras hablan de extraterrestres o antiguos astronautas, pese a que los registros históricos están ahí.Y ahora, un nuevo ensayo pretende esclarecer algunas dudas o errores compartidos por todos. La muerte en el Antiguo Egipto (Almuzara), de Sebastián Vázquez, es un inédito trabajo de investigación que toma como base la religión egipcia para desarrollar sus tesis, desgranando el sutil y profundo ideario espiritual de este pueblo con la idea de explicar cómo determinó de un modo profundo todos los principios filosóficos, sociales y vitales de la milenaria civilización.Vázquez afirma en su libro que los egipcios no tenían dioses —como se ha creído equivocadamente debido a la influencia de los griegos—, que identificaban los neteru —energías, poderes o fuerzas divinas egipcias— como sus propias deidades, lo que restaba el valor y la complejidad que los propios neteru tenían. De la misma manera, el autor propone una teoría apoyada por unos planos adjuntos que demostraría que la construcción de las pirámides de Guiza, incluidas las pirámides secundarias, obedecieron a un diseño conjunto con funciones sacras determinadas y con un triple significado: solar, funerario e iniciático."Si un egipcio viera ahoraâ un coche no preguntaría qué es sino para qué sirve"Hablamos con el autor, estudioso del pensamiento heterodoxo y de las religiones, especialmente de las orientales y la egipcia, para comprender mejor la tesis que establece. "La idea del libro parte de mi interés y estudio por las religiones", cuenta a El Confidencial. "Cuando estudias las religiones occidentales es irremediable acabar llegando a la egipcia, que es mucho más compleja y profunda de lo que en apariencia podría parecer. Su religión era, para ellos, algo así como una tecnología, en el sentido de que tenía una funcionalidad y la mitad de ella estaba dedicada a la muerte. Tenían un ideario o filosofía y creían en el concepto de ba, que para nosotros, gracias a Aristóteles, es lo que llamamos alma. Pero ellos creían que el alma podía morir y lo que buscaban era evitar esa muerte de la conciencia. Todo su mundo funerario se basaba en evitar la segunda muerte. Es una idea compleja porque estas teorías existían antes del propio concepto de alma platónica".Para entendernos, Vázquez establece que la religión del Antiguo Egipto era más compleja y profunda y que lo que al final nos ha llegado es una simplificación de la misma hecha por los griegos. "Sabemos que los griegos tenían su propio ideario cuando llega Alejandro Magno y que su concepción de los dioses es más especular, digamos que es algo así como la naturaleza humana pero llevada a otra dimensión", cuenta. "Tenemos un Zeus al que le gustan las mujeres, un Marte iracundo... son las pasiones humanas puestas en dioses. En cuanto uno profundiza en los neteru o dioses egipcios se da cuenta de que esas características humanas se incorporan al final, al principio eran más como unas inteligencias divinas, emanaciones pitagóricas que expresaban la vida en funciones. Si un egipcio viera ahora un coche no preguntaría "qué es" sino "para qué sirve". Para ellos era muy importante la idea de función porque la vida era dura y tenían necesidad de lo práctico. Lo abstracto estaba pensado para la belleza. Los neteru formaban parte de la vida y de la muerte. Algunos eran básicos, como Horus, que era la luz pero muchas formas de luz, o grandes dioses contenedores, como Isis, que era el poder femenino y la autoridad masculina y contenía a todas las demás diosas que eran manifestaciones de inteligencias y principios femeninos"."Todo, incluso la esfinge, responde a un único diseño con una parte dedicada a la triada solar y otro a la triada funeraria"El libro también incide en la importancia de las triadas en la religión egipcia, algo que irremediablemente recuerda a la triada cristiana. "Fíjate que estaba Ra, que es la creación a partir de la luz, Ptah, la creación a partir del verbo y Amón, a partir del semen. Tienen triadas por todos lados", explica. Esto casa con su teoría sobre la construcción de las pirámides: "Yo no me meto con los aspectos de ingeniería o constructivos", advierte antes que nada. "Pero sí planteo en el libro una tesis que muestra, a través de unos planos de la meseta de Guiza, que todo corresponde a un diseño conjunto. Es decir, toda la meseta se construyó a partir de un único diseño, no es que Keops hiciera su pirámide, y luego Kefrén... yo planteo que todo, incluso la esfinge, responden a ese diseño con una parte dedicada a la triada solar y otro a la triada funeraria".A pesar de la complejidad de la antigua sociedad egipcia, Vázquez asegura que para su libro ha intentado ser "lo más didáctico posible". "Si coges el Nilo, a la derecha puedes ver a los muertos y a la izquierda los vivos. En todo hay una coherencia", cuenta. "Egipto provoca un gran impacto, el primero el de la belleza, porque la sociedad en la que vivimos está muy alejada de la belleza, más como la suya, que guarda un elemento de solemnidad. Eso conmueve a sus visitantes. Por otro lado, los desafíos intelectuales que plantean, sus jeroglíficos, las pirámides... todo ese factor de desafío genera un estímulo a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad emocional e intelectual".
elconfidencial.com
Un español establece una nueva teoría sobre la construcción de las pirámides de Egipto
Ninguna civilización ha conseguido generar tantas teorías a su alrededor como el Antiguo Egipto, por su complejidad, trascendencia y el misterio en torno a su propia existencia. Los que vivieron junto al Nilo fascinaron de igual manera tanto a historiadores antiguos como a los actuales, que durante años han intentado entender su religión o descifrar cómo una civilización tan antigua pero avanzada logró construir portentos como las pirámides de Egipto, que todavía continúan en pie, inquebrantables al paso del tiempo.Decía Heródoto que la Gran Pirámide se construyó sobre la colina "en una recesión de gradas, después de darle esta primera estructura fueron izando los restantes sillares mediante máquinas formadas por maderos cortos, subiéndolos por el suelo hasta la primera hilada de gradas". Desde entonces, poco más se ha descubierto al respecto, aunque hay cosas claras: no podían tirar de cuerdas para mover los bloques de piedra porque se trata de un invento chino que, por aquel entonces, ni siquiera se había patentado. Aunque surgen miles de teorías cada día, algunas bastante famosas están descartadas en la actualidad, como la de las rampas de arena. Ante un misterio así, en los últimos tiempos las voces más conspiradoras hablan de extraterrestres o antiguos astronautas, pese a que los registros históricos están ahí.Y ahora, un nuevo ensayo pretende esclarecer algunas dudas o errores compartidos por todos. La muerte en el Antiguo Egipto (Almuzara), de Sebastián Vázquez, es un inédito trabajo de investigación que toma como base la religión egipcia para desarrollar sus tesis, desgranando el sutil y profundo ideario espiritual de este pueblo con la idea de explicar cómo determinó de un modo profundo todos los principios filosóficos, sociales y vitales de la milenaria civilización.Vázquez afirma en su libro que los egipcios no tenían dioses —como se ha creído equivocadamente debido a la influencia de los griegos—, que identificaban los neteru —energías, poderes o fuerzas divinas egipcias— como sus propias deidades, lo que restaba el valor y la complejidad que los propios neteru tenían. De la misma manera, el autor propone una teoría apoyada por unos planos adjuntos que demostraría que la construcción de las pirámides de Guiza, incluidas las pirámides secundarias, obedecieron a un diseño conjunto con funciones sacras determinadas y con un triple significado: solar, funerario e iniciático."Si un egipcio viera ahoraâ un coche no preguntaría qué es sino para qué sirve"Hablamos con el autor, estudioso del pensamiento heterodoxo y de las religiones, especialmente de las orientales y la egipcia, para comprender mejor la tesis que establece. "La idea del libro parte de mi interés y estudio por las religiones", cuenta a El Confidencial. "Cuando estudias las religiones occidentales es irremediable acabar llegando a la egipcia, que es mucho más compleja y profunda de lo que en apariencia podría parecer. Su religión era, para ellos, algo así como una tecnología, en el sentido de que tenía una funcionalidad y la mitad de ella estaba dedicada a la muerte. Tenían un ideario o filosofía y creían en el concepto de ba, que para nosotros, gracias a Aristóteles, es lo que llamamos alma. Pero ellos creían que el alma podía morir y lo que buscaban era evitar esa muerte de la conciencia. Todo su mundo funerario se basaba en evitar la segunda muerte. Es una idea compleja porque estas teorías existían antes del propio concepto de alma platónica".Para entendernos, Vázquez establece que la religión del Antiguo Egipto era más compleja y profunda y que lo que al final nos ha llegado es una simplificación de la misma hecha por los griegos. "Sabemos que los griegos tenían su propio ideario cuando llega Alejandro Magno y que su concepción de los dioses es más especular, digamos que es algo así como la naturaleza humana pero llevada a otra dimensión", cuenta. "Tenemos un Zeus al que le gustan las mujeres, un Marte iracundo... son las pasiones humanas puestas en dioses. En cuanto uno profundiza en los neteru o dioses egipcios se da cuenta de que esas características humanas se incorporan al final, al principio eran más como unas inteligencias divinas, emanaciones pitagóricas que expresaban la vida en funciones. Si un egipcio viera ahora un coche no preguntaría "qué es" sino "para qué sirve". Para ellos era muy importante la idea de función porque la vida era dura y tenían necesidad de lo práctico. Lo abstracto estaba pensado para la belleza. Los neteru formaban parte de la vida y de la muerte. Algunos eran básicos, como Horus, que era la luz pero muchas formas de luz, o grandes dioses contenedores, como Isis, que era el poder femenino y la autoridad masculina y contenía a todas las demás diosas que eran manifestaciones de inteligencias y principios femeninos"."Todo, incluso la esfinge, responde a un único diseño con una parte dedicada a la triada solar y otro a la triada funeraria"El libro también incide en la importancia de las triadas en la religión egipcia, algo que irremediablemente recuerda a la triada cristiana. "Fíjate que estaba Ra, que es la creación a partir de la luz, Ptah, la creación a partir del verbo y Amón, a partir del semen. Tienen triadas por todos lados", explica. Esto casa con su teoría sobre la construcción de las pirámides: "Yo no me meto con los aspectos de ingeniería o constructivos", advierte antes que nada. "Pero sí planteo en el libro una tesis que muestra, a través de unos planos de la meseta de Guiza, que todo corresponde a un diseño conjunto. Es decir, toda la meseta se construyó a partir de un único diseño, no es que Keops hiciera su pirámide, y luego Kefrén... yo planteo que todo, incluso la esfinge, responden a ese diseño con una parte dedicada a la triada solar y otro a la triada funeraria".A pesar de la complejidad de la antigua sociedad egipcia, Vázquez asegura que para su libro ha intentado ser "lo más didáctico posible". "Si coges el Nilo, a la derecha puedes ver a los muertos y a la izquierda los vivos. En todo hay una coherencia", cuenta. "Egipto provoca un gran impacto, el primero el de la belleza, porque la sociedad en la que vivimos está muy alejada de la belleza, más como la suya, que guarda un elemento de solemnidad. Eso conmueve a sus visitantes. Por otro lado, los desafíos intelectuales que plantean, sus jeroglíficos, las pirámides... todo ese factor de desafío genera un estímulo a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad emocional e intelectual".