El 'león' cubano que okupaba casas de lujo al que (sólo) un crimen ha expulsado de España
A pesar de acumular una treintena de antecedentes policiales, a L.P.P.M., que se presentaba como Léon, no le preocupaba ponerse frente a una cámara de televisión y soltar una retahíla de mentiras endulzadas con su acento cubano. Lo hizo hace más de cuatro años, cuando fue relacionado con una red de okupación de casas de lujo en Marbella destinadas al narcotráfico, y repitió semanas atrás, cuando los reporteros le preguntaban por el crimen perpetrado en un chalé de Estepona donde residía ilegalmente. Ocurrió durante uno de los after hours que celebraba en un sótano de la villa y al que asistían jóvenes con ganas de seguir la fiesta tras el cierre de las discotecas. Una disputa entre dos clientes que se apagó con un disparo mortal y que se ha saldado con la captura del presunto autor en Emiratos Árabes Unidos.
Pero esta muerte violenta ha tenido otra consecuencia. Una utopía para muchos agentes de la Costa del Sol. La expulsión de León del país tras mucho tiempo infringiendo la ley. Años en los que transitó por distintos delitos hasta convertirse en un okupa profesional especializado en las lujosas casas que se construyen en el Triángulo de Oro.
Uno de los investigadores recuerda que supo de él en 2020. Era la época en la que estaba destinado en la Comisaría de Marbella y entonces tuvo que acudir en varias ocasiones a la calle Cirio por los problemas que ocasionaba en los inmuebles okupados. A pesar de que ante los medios se comporta como una persona amable y educada, este tipo alto, que ronda los 60 años, ha protagonizado más de un incidente violento. Como cuando fue detenido por exhibir "un machete cortacocos" a unos vecinos que estaban hartos de su comportamiento o el día que tuvo que ser desahuciado de forma forzosa de uno de los domicilios.
Cuando este agente, tras varios destinos fuera de la provincia malagueña, se incorporó hace dos años a la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Estepona supo que se había trasladado a este municipio y que —como no— vivía en una vivienda okupada.
"Era un tipo que se jactaba de que permanecía en España por la legislación", comentan fuentes de la investigación, que se refieren a que Léon había sorteado hasta ahora una hipotética expulsión del país aludiendo a su condición de refugiado político. Ya se encargó él de describir su situación en una entrevista concedida a La Sexta para un programa sobre la okupación. "Los cubanos estamos en todas partes porque no nos quieren en nuestro país", respondió a la reportera, a la que dijo: "Vivo de la gracia de Dios".
Nada de eso. Tuvo múltiples vías de ingresos, y casi ninguna legal. Disponía de gente que recopilaba datos de las posibles casas que se podían okupar. Si tenían alarma, si alguien residía en ellas o si la entrada era difícil. Para evitar un rápido desalojo, "dejaban en ellas a chicas extranjeras que estaban embarazadas", y después alquilaban el domicilio para prolongar la maquinaria de la okupación.
Es un modus operandi parecido por el que fue detenido en 2021 por la Guardia Civil durante una operación antidroga en la que el presunto papel de León era clave: proporcionar inmuebles en los que almacenar las garrafas de combustible que alimentarían las narcolanchas de la red. La investigación reveló que un grupo de compatriotas formaban una colla de petaqueros que transportaba el combustible.
Una de sus últimas líneas de negocio se llevaba a cabo en el chalé de Estepona que compartía con tres chicas. Las indagaciones de los agentes apuntan a que estas podían ejercer la prostitución y él se llevaba un porcentaje de lo pagado por cada cliente, además de "usarlas para ralentizar el desahucio".
Este okupa profesional también ha coqueteado con el proxenetismo y el narcotráfico
En este inmueble, propiedad de un fondo de inversión extranjero, también se celebraban los polémicos after hours. Los asistentes debían abonar entrada y consumiciones para unas fiestas ilegales que llegaban a contar con disc jockey y seguridad. Actividad que le reportaba un flujo semanal de dinero. Y que generó un gran malestar en el vecindario que derivó en denuncias que incluían el pinchazo de luz y agua en viviendas próximas.
El tinglado que había montado León se comenzó a desmoronar a las 8:45 horas del pasado día 12 de agosto, ya que un desencuentro entre dos asistentes al evento —acelerado por el consumo de alcohol y drogas— acabó con la muerte a disparos de uno de ellos.
Los implicados eran, por un lado, el artífice de los disparos, identificado como un ciudadano británico de 43 años, quien ya compareciera hace unos años ante la justicia de Reino Unido en relación con una tentativa de asesinato. Y por otro, la víctima, que recibió varios disparos por la espalda y que entre sus pertenencias tenía un documento de identidad belga que resultó ser falso. Las líneas de trabajo policial permitieron identificarla como un varón serbio de 36 años, fugado de la justicia de su país y relacionado con organizaciones criminales de los Balcanes.
El presunto homicida, inmediatamente después del crimen, huyó a los Emiratos Árabes Unidos, donde ha sido detenido en virtud de una Orden Internacional de Detención emitida por un Juzgado de Estepona. Actualmente, se encuentra en prisión, pendiente de ser extraditado. Aunque no ha sido el único que ha pagado por el crimen.
León no fue detenido, pero sí cumplirá su particular condena. El 31 de octubre se ejecutó su expulsión de España a través del aeropuerto Madrid-Barajas, aunque el okupa ha logrado evitar su deportación a Cuba. Las autoridades de la República Checa, según confirmó la Comisaría Provincial, decidieron readmitirlo "ejerciendo su derecho a la protección internacional". Quienes le conocen piensan que no tardará en volver a las andadas, pero esperan que no deje su nuevo hogar.