“Hemos llegado a la meta”: los nietos entierran al abuelo militar fusilado por oponerse al golpe franquista en Cádiz
El municipio de San Fernando despide a Manuel de Sancha, el comandante de Infantería de Marina que se negó a sacar las tropas a la calle en 1936, en un acto sin honores por decisión del Ministerio de Defensa
Sin honores para Manuel de Sancha: Defensa no estará en el funeral del primer militar que se opuso al Golpe de Estado
“A pesar de todo, viva España”. Estas fueron, según varios testigos, las últimas palabras de Manuel de Sancha. 88 años después de haber sido fusilado por oponerse a respaldar el golpe de Estado franquista, este comandante de Infantería de Marina ha podido ser enterrado en un panteón del cementerio de su ciudad, San Fernando (Cádiz), muy cerca de la fosa común donde fue arrojado el 28 de agosto de 1936. No ha sido la despedida con honores militares que quería su familia. El Ministerio de Defensa lo denegó. Pero eso no ha restado emoción. Ha sonado la música que él compuso y se ha escuchado a su nieta, Rosa de Sancha, dirigirse a sus más de 30 familiares venidos de toda España. “Familia Sancha. Por fin. Hemos llegado a la meta”.
Ante un retrato de su abuelo en blanco y negro, ha sido la propia Rosa la encargada de repasar la vida y muerte de Manuel de Sancha. “Él tenía dos pasiones, su carrera militar y la música. Era compositor, concertista, director de orquesta, director artístico de la Academia Oral de Santa Cecilia, director musical del Teatro de las Cortes...”, ha enumerado. “Era una persona muy empática con el pueblo necesitado, gozaba de sus simpatías, y en julio de 1936 ofreció un concierto benéfico para los desempleados de San Fernando”.
El 16 de julio de 1936 fue nombrado jefe del batallón de Infantería de Marina para sustituir a Olivera Manzorro, quien ya había mostrado clara animadversión a la República. Dos días después cambió la vida de Manuel de Sancha. Y la de toda España. El movimiento golpista tuvo un rápido avance por la bahía de Cádiz y recibió ese mismo día la orden de sacar las tropas a la calle y declarar el estado de guerra. “Él se negó y exigió esa orden por escrito”, ha recordado su nieta.
“En ese momento fue arrestado por sus compañeros y horas más tarde encarcelado. El 28 de agosto, de madrugada, sin juicio, fue fusilado”. Su cuerpo fue arrojado a una fosa en el cementerio. Una tía de Rosa de Sancha fue testigo y, por eso, su familia siempre ha sabido dónde estaba. “Lo envolvieron en una manta por si un día conseguíamos recuperar su cuerpo”.
Las dificultades de una búsqueda
Hubo de esperar mucho tiempo para que la familia de Manuel pudiera si quiera tener la esperanza de sacarlo de esa fosa indigna. Lo ha explicado el arqueólogo Jorge Cepillo, de la Asociación por la Memoria Democrática de San Fernando (Amede), que ha seguido de cerca su caso. “Entonces el cementerio no era como ahora. Se construyeron varias manzanas de nichos en torno a la fosa, y han hecho falta hasta cuatro decretos municipales para sacarlo”, ha repasado.
Después vinieron las dificultades para identificar los restos. El laboratorio de la Universidad de Granada, el que paga la Junta, ofreció un resultado negativo. Pero la identificación presuntiva de sus restos y un análisis en un laboratorio privado por la familia terminó despejando cualquier duda. Aquellos huesos eran los de Manuel de Sancha. Los huesos que hoy el Ayuntamiento isleño ha entregado a la familia en un acto público en el cementerio.
La alcaldesa, la socialista Patricia Cavada, ha presidido este acto en una visibilización pública del esfuerzo municipal por identificar a más de los 200 represaliados arrojados a la fosa del cementerio. Ya han sido identificados diez, entre ellos el que fuera alcalde Cayetano Roldán. La ceremonia se ha celebrado en la misma galería donde se excavó la fosa en la que aparecieron los cuerpos de un total de 147 represaliados, y ha contado con la presencia de la subdelegada del Gobierno de España en la provincia de Cádiz, Blanca Flores.
Según ha revelado el arqueólogo Jorge Cepillo, de las 229 víctimas desaparecidas en San Fernando tras el golpe de Estado, casi la mitad, 106, eran militares. “Fueron asesinados por cumplir con su deber, por defender el Gobierno legítimamente elegido”, ha destacado. Por eso, en su intervención, ha querido dirigirse a él personalmente. Tutearle. “Los dos tenemos 55 años, hemos compartido muchas cosas como hijos de oficiales, y sé el valor que tuviste para oponerte a sacar las tropas a la calle. Prometiste lealtad al Gobierno de la República y cumpliste”.
“Hechos extemporáneos”
Cepillo ha recordado que, por este motivo, Amede y la familia de Manuel de Sancha pedían para él un funeral con honores. Reclamaron la presencia de la ministra Margarita Robles, o algún representante civil o militar del Ministerio. La respuesta fue no. El arqueólogo ha revelado hoy la respuesta que recibieron cuando, al menos, reclamaron que la banda de música del Tercio Sur de Infantería de Marina tocara una de las marchas de Manuel de Sancha. “Son hechos extemporáneos, no murió en acto de servicio y las fuerzas armadas tienen que seguir la neutralidad política”.
La falta de homenaje militar ha sido criticada por el diputado andaluz de Podemos Juan Antonio Delgado, presente en el acto. “Defensa ha hecho un mal servicio para un militar decente y honesto como él”, ha lamentado. Su familia ha preferido eludir en su intervención esta queja al Ministerio y centrarse en la felicidad de un largo sueño hecho, por fin, realidad.
“Gracias a Amede, al Ayuntamiento y a todos los que lo han hecho posible. Familia Sancha, este es el final de camino. Hemos llegado a la línea de meta. Al lugar donde nuestro abuelo siempre debió estar. En su panteón, con sus hijos, con Teresa, con Ángel y con mi padre, Gabriel... ‘Lito’. El día de hoy se lo queremos dedicar a todos ellos, a los que nos están, a los que, si existe el más allá, hoy estarán sonriendo complacientes”. La Sociedad Filarmónica de San Fernando, contratada por el Ayuntamiento, ha tocado la marcha Rama y cancela. Una composición de Manuel de Sancha, el hombre que, antes de recibir varios disparos de los que habían sido sus compañeros, se despidió diciendo: “A pesar de todo, viva España”.