Cómo evitar el desperdicio de alimentos: todo lo que puedes hacer para no tirar comida
Imagina haber cocinado lentejas, servir un plato a los miembros de tu familia y tras la comida ver que en cada plato han sobrado un par de cucharadas. ¿Qué haces con ellas? ¿Lo guardas para quien quiera repetir al día siguiente o lo desechas? Si eres del segundo grupo entonces has contribuido a los 1.170 millones de kilos o litros de alimentos y bebidas que se desperdiciaron al menos en 2022 en España, según los datos más recientes proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. A veces es inevitable que restos de comida acaben en el cubo de la basura: bien porque no vamos a poder comerlo al día siguiente, porque ya se va a poner malo... Se puede justificar este hecho pero solo cuando no queda más remedio porque lo cierto es que esa cantidad de kilos y litros desechado es una cifra descomunal la cual no deberíamos permitirnos por varios motivos: otras personas podrían estar beneficiándose de ellas y es dinero que hemos perdido. Según un estudio elaborado por Too Good To Go, app contra el desperdicio de alimentos, para los consumidores españoles hay tres claves principales para abaratar la bolsa de la compra: el 47% indica que hay que planificar mejor la lista de la compra, el 33% habla de organizar más eficientemente las comidas y un 40% señala que se precisan mayores conocimientos sobre cuándo es seguro consumir un producto después de su fecha de consumo preferente. En relación a la última clave, según indica la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), la fecha de consumo preferente y la de caducidad no significan lo mismo y distinguirlas es clave para la seguridad alimentaria pero también para reducir el desperdicio de alimentos. Mientras que la fecha de caducidad hace alusión a que a partir de esa fecha no es seguro consumir el alimento, el consumo preferente es un consejo, es decir, que preferiblemente lo consumas antes de esa fecha aunque si te pasas un par de días en principio no pasaría nada. Algunos casos que demuestran la falta de conocimiento de los consumidores son, por ejemplo, que «el 35% de los consumidores no sabe que la carne tiene fecha de caducidad y que por tanto no se debe consumir pasada esa fecha. Pero por otro lado el 33% desconoce que en las galletas se indica la fecha de consumo preferente o el 39% no es consciente de que el pan tiene fecha de consumo preferente, y que una vez vencida pueden perder algunas propiedades pero pueden seguir siendo aptos para su consumo tiempo después». Con respecto a los productos que más se tiran al superar la fecha de caducidad o preferente, el informe destaca las frutas y verduras envasadas (60%), el pan (59%) y los productos frescos, como leche, queso, yogures (39%). Usemos el sentido común a la hora de comer. Para combatir el desperdicio de alimentos comprueba si un alimento con fecha de consumo preferente vencida sigue en buen estado antes de tirarlo de manera innecesaria. «El etiquetado de fecha es uno de los grandes responsables del desperdicio en los hogares. Si en un producto pone fecha de consumo preferente, es primordial que los consumidores se acostumbren a mirar, oler y probar estos alimentos para saber si siguen en buenas condiciones. Esto no solo supondrá un ahorro de dinero para los hogares sino que también ayudará a reducir las cifras de desperdicio y su impacto medioambiental», señala Marie Lindström, directora general de Too Good To Go en España. Son muchas otras marcas las que luchan desde hace tiempo para que la cantidad de alimentos desperdiciados se reduzca considerablemente. Con la alianza de FoodSaver y Ecocesta, por ejemplo, se pretende ofrecer soluciones prácticas que ayudan a disminuir este problema actual. La tecnología de envasado al vacío de FoodSaver y los productos ecológicos de Ecocesta se complementan para promover una cocina más sostenible y consciente. Pequeños cambios en la forma en la que se almacenan y organizan los alimentos, como el uso de los envases adecuados y las técnicas de conservación, hacen que se pueda reducir el desperdicio y contribuir a un manejo más sostenible de los recursos alimentarios. Así pues, FoodSaver, además de contribuir al desperdicio de los alimentos, fomenta otros valores basados en la planificación de las comidas, conservando los alimentos más frescos, y en el ahorro de tiempo y dinero. La esencia de toda la gama de productos de FoodSaver es preservar los alimentos por un período de tiempo hasta 5 veces superior en comparación con otros métodos tradicionales. Asimismo, la marca perteneciente a la multinacional Newell Brands, está fomentando la economía circular al promover el uso del plástico reciclable -tras contar en su catálogo con la primera gama de consumibles reciclables- con el doble fin de disminuir la huella ambiental y de contribuir a un futuro más sostenible. Algunos consejos de expertos para no desaprovechar comida y bebidas: 1. Comprar con cabeza . Cuando hagas la compra procura no dejarte llevar por los caprichos o lo que esté de oferta en ese momento si en realidad no lo necesitamos. Mejor ir al supermercado con una lista concreta , tras haber planificado previamente los menús semanales, y así compraremos realmente aquello que nos va a hacer falta a la hora de cocinar, y no acabaremos dejando que los alimentos se nos queden ‘pochos’ en la nevera o se nos caduquen. 2. Congelar en vez de tirar . Muchos productos se pueden congelar, ya sean frescos o cocinados. Si tenemos unos filetes que llevan tiempo en el frigorífico, o un guiso que nos ha sobrado, podemos congelarlos antes de que se estropeen y sacarlos otro día. Seguro que podrán apañarnos una comida. También la mayoría de las frutas y verduras aguantan bien si se guardan en trozos; es cierto que pierden su consistencia original, pero pueden servir para una crema, un guiso o un batido. 3. Mejor a granel . Muchas veces, los grandes distribuidores nos obligan a comprar más de lo que necesitamos . Al comprar por piezas es más fácil acertar con las cantidades (si solo nos hace falta un pimiento para un sofrito, ¿por qué comprar medio kilo?), y además reducimos el uso de envases y aportamos algo positivo al medio ambiente. Esto es igual de válido para la fruta y la verdura que para la carne, el fiambre o el pescado. Y además, lo fresco siempre tendrá menos conservantes que lo envasado. 4. Cuidado con la carne . Su proteína es una parte importante de nuestra dieta, pero su producción es muy contaminante . Según Greenpeace, la ganadería emite el 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero: la misma cantidad los coches, trenes, barcos y aviones juntos. Podemos optar por otro tipo de proteínas vegetales que resultarán menos perjudiciales para la atmósfera. 5. Compra semanal . Es la frecuencia ideal para llenar nuestra despensa con aquello que nuestra familia necesita, pues podemos planificar con facilidad qué productos comprar para que se mantengan frescos durante toda la semana. Las compras del mes, que antes hacían muchas madres, no resultan fáciles de planificar, es más probable acabar comprando más de lo necesario («por si acaso»), y obligan tirar de productos congelados porque los frescos no tienen tanta durabilidad. 6. Todo se puede aprovechar . Con las cabezas de las gambas o el pescado podemos hacer un fumet. Si vamos guardando las peladuras y restos de las verduras que usamos para cocinar (patatas, zanahorias, pimientos, cebollas), solo tendremos que sofreírlo un poco, dejarlo hervir media hora y colar para tener un delicioso (y natural) caldo de verduras que podremos utilizar para una sopa, una paella o un guiso. También los despojos del pollo pueden servirnos para enriquecer ese caldo. 7. Un día «de sobras» . A pesar de todo, al cocinar para toda la familia es difícil calcular de manera exacta las raciones. Pero si cada día nos sobra una pequeña cantidad del menú, y las vamos guardando, un día a la semana podemos comer o cenar «de tapas». Así aprovechamos lo que hemos preparado los días anteriores y nos libramos de cocinar un día . 8. Envases sostenibles . El desperdicio también se mide en envases. No es fácil ir al supermercado y no llegar a casa llenos de bandejas y envoltorios de materiales plásticos que, por supuesto, luego en casa reciclamos. Pero si lo intentamos, sí es posible recurrir, siempre que se pueda, a productos a granel o a envases de papel (muchas empresas están empezando a sustituir su packaging de plástico por otros de este material) o de vidrio, que podemos reutilizar en casa: es lo mejor para congelar y para guardar restos en la nevera, pues no coge olores ni sabores. 9. Cocinar sano . Preparar en casa nuestra propia comida nos da el control sobre lo que compramos y comemos, y optar por productos frescos y de temporada frente a los platos preparados o precocinados resulta mucho menos contaminante (por los procesos industriales, el envasado, el transporte), además de ser más recomendable para nuestra salud. Y en el caso de pedir comida a domicilio, mejor optar por empresas responsables que utilicen packaging reciclable y que utilicen productos ecológicos de primera calidad.
abc.es
Cómo evitar el desperdicio de alimentos: todo lo que puedes hacer para no tirar comida
Imagina haber cocinado lentejas, servir un plato a los miembros de tu familia y tras la comida ver que en cada plato han sobrado un par de cucharadas. ¿Qué haces con ellas? ¿Lo guardas para quien quiera repetir al día siguiente o lo desechas? Si eres del segundo grupo entonces has contribuido a los 1.170 millones de kilos o litros de alimentos y bebidas que se desperdiciaron al menos en 2022 en España, según los datos más recientes proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. A veces es inevitable que restos de comida acaben en el cubo de la basura: bien porque no vamos a poder comerlo al día siguiente, porque ya se va a poner malo... Se puede justificar este hecho pero solo cuando no queda más remedio porque lo cierto es que esa cantidad de kilos y litros desechado es una cifra descomunal la cual no deberíamos permitirnos por varios motivos: otras personas podrían estar beneficiándose de ellas y es dinero que hemos perdido. Según un estudio elaborado por Too Good To Go, app contra el desperdicio de alimentos, para los consumidores españoles hay tres claves principales para abaratar la bolsa de la compra: el 47% indica que hay que planificar mejor la lista de la compra, el 33% habla de organizar más eficientemente las comidas y un 40% señala que se precisan mayores conocimientos sobre cuándo es seguro consumir un producto después de su fecha de consumo preferente. En relación a la última clave, según indica la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), la fecha de consumo preferente y la de caducidad no significan lo mismo y distinguirlas es clave para la seguridad alimentaria pero también para reducir el desperdicio de alimentos. Mientras que la fecha de caducidad hace alusión a que a partir de esa fecha no es seguro consumir el alimento, el consumo preferente es un consejo, es decir, que preferiblemente lo consumas antes de esa fecha aunque si te pasas un par de días en principio no pasaría nada. Algunos casos que demuestran la falta de conocimiento de los consumidores son, por ejemplo, que «el 35% de los consumidores no sabe que la carne tiene fecha de caducidad y que por tanto no se debe consumir pasada esa fecha. Pero por otro lado el 33% desconoce que en las galletas se indica la fecha de consumo preferente o el 39% no es consciente de que el pan tiene fecha de consumo preferente, y que una vez vencida pueden perder algunas propiedades pero pueden seguir siendo aptos para su consumo tiempo después». Con respecto a los productos que más se tiran al superar la fecha de caducidad o preferente, el informe destaca las frutas y verduras envasadas (60%), el pan (59%) y los productos frescos, como leche, queso, yogures (39%). Usemos el sentido común a la hora de comer. Para combatir el desperdicio de alimentos comprueba si un alimento con fecha de consumo preferente vencida sigue en buen estado antes de tirarlo de manera innecesaria. «El etiquetado de fecha es uno de los grandes responsables del desperdicio en los hogares. Si en un producto pone fecha de consumo preferente, es primordial que los consumidores se acostumbren a mirar, oler y probar estos alimentos para saber si siguen en buenas condiciones. Esto no solo supondrá un ahorro de dinero para los hogares sino que también ayudará a reducir las cifras de desperdicio y su impacto medioambiental», señala Marie Lindström, directora general de Too Good To Go en España. Son muchas otras marcas las que luchan desde hace tiempo para que la cantidad de alimentos desperdiciados se reduzca considerablemente. Con la alianza de FoodSaver y Ecocesta, por ejemplo, se pretende ofrecer soluciones prácticas que ayudan a disminuir este problema actual. La tecnología de envasado al vacío de FoodSaver y los productos ecológicos de Ecocesta se complementan para promover una cocina más sostenible y consciente. Pequeños cambios en la forma en la que se almacenan y organizan los alimentos, como el uso de los envases adecuados y las técnicas de conservación, hacen que se pueda reducir el desperdicio y contribuir a un manejo más sostenible de los recursos alimentarios. Así pues, FoodSaver, además de contribuir al desperdicio de los alimentos, fomenta otros valores basados en la planificación de las comidas, conservando los alimentos más frescos, y en el ahorro de tiempo y dinero. La esencia de toda la gama de productos de FoodSaver es preservar los alimentos por un período de tiempo hasta 5 veces superior en comparación con otros métodos tradicionales. Asimismo, la marca perteneciente a la multinacional Newell Brands, está fomentando la economía circular al promover el uso del plástico reciclable -tras contar en su catálogo con la primera gama de consumibles reciclables- con el doble fin de disminuir la huella ambiental y de contribuir a un futuro más sostenible. Algunos consejos de expertos para no desaprovechar comida y bebidas: 1. Comprar con cabeza . Cuando hagas la compra procura no dejarte llevar por los caprichos o lo que esté de oferta en ese momento si en realidad no lo necesitamos. Mejor ir al supermercado con una lista concreta , tras haber planificado previamente los menús semanales, y así compraremos realmente aquello que nos va a hacer falta a la hora de cocinar, y no acabaremos dejando que los alimentos se nos queden ‘pochos’ en la nevera o se nos caduquen. 2. Congelar en vez de tirar . Muchos productos se pueden congelar, ya sean frescos o cocinados. Si tenemos unos filetes que llevan tiempo en el frigorífico, o un guiso que nos ha sobrado, podemos congelarlos antes de que se estropeen y sacarlos otro día. Seguro que podrán apañarnos una comida. También la mayoría de las frutas y verduras aguantan bien si se guardan en trozos; es cierto que pierden su consistencia original, pero pueden servir para una crema, un guiso o un batido. 3. Mejor a granel . Muchas veces, los grandes distribuidores nos obligan a comprar más de lo que necesitamos . Al comprar por piezas es más fácil acertar con las cantidades (si solo nos hace falta un pimiento para un sofrito, ¿por qué comprar medio kilo?), y además reducimos el uso de envases y aportamos algo positivo al medio ambiente. Esto es igual de válido para la fruta y la verdura que para la carne, el fiambre o el pescado. Y además, lo fresco siempre tendrá menos conservantes que lo envasado. 4. Cuidado con la carne . Su proteína es una parte importante de nuestra dieta, pero su producción es muy contaminante . Según Greenpeace, la ganadería emite el 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero: la misma cantidad los coches, trenes, barcos y aviones juntos. Podemos optar por otro tipo de proteínas vegetales que resultarán menos perjudiciales para la atmósfera. 5. Compra semanal . Es la frecuencia ideal para llenar nuestra despensa con aquello que nuestra familia necesita, pues podemos planificar con facilidad qué productos comprar para que se mantengan frescos durante toda la semana. Las compras del mes, que antes hacían muchas madres, no resultan fáciles de planificar, es más probable acabar comprando más de lo necesario («por si acaso»), y obligan tirar de productos congelados porque los frescos no tienen tanta durabilidad. 6. Todo se puede aprovechar . Con las cabezas de las gambas o el pescado podemos hacer un fumet. Si vamos guardando las peladuras y restos de las verduras que usamos para cocinar (patatas, zanahorias, pimientos, cebollas), solo tendremos que sofreírlo un poco, dejarlo hervir media hora y colar para tener un delicioso (y natural) caldo de verduras que podremos utilizar para una sopa, una paella o un guiso. También los despojos del pollo pueden servirnos para enriquecer ese caldo. 7. Un día «de sobras» . A pesar de todo, al cocinar para toda la familia es difícil calcular de manera exacta las raciones. Pero si cada día nos sobra una pequeña cantidad del menú, y las vamos guardando, un día a la semana podemos comer o cenar «de tapas». Así aprovechamos lo que hemos preparado los días anteriores y nos libramos de cocinar un día . 8. Envases sostenibles . El desperdicio también se mide en envases. No es fácil ir al supermercado y no llegar a casa llenos de bandejas y envoltorios de materiales plásticos que, por supuesto, luego en casa reciclamos. Pero si lo intentamos, sí es posible recurrir, siempre que se pueda, a productos a granel o a envases de papel (muchas empresas están empezando a sustituir su packaging de plástico por otros de este material) o de vidrio, que podemos reutilizar en casa: es lo mejor para congelar y para guardar restos en la nevera, pues no coge olores ni sabores. 9. Cocinar sano . Preparar en casa nuestra propia comida nos da el control sobre lo que compramos y comemos, y optar por productos frescos y de temporada frente a los platos preparados o precocinados resulta mucho menos contaminante (por los procesos industriales, el envasado, el transporte), además de ser más recomendable para nuestra salud. Y en el caso de pedir comida a domicilio, mejor optar por empresas responsables que utilicen packaging reciclable y que utilicen productos ecológicos de primera calidad.