Una española que vive en Suiza cuenta la diferencia entre los dos países ante un trabajador enfermo: "Irresponsable"
Trabajar en Suiza se ha convertido en una aspiración para muchos españoles que buscan mejorar su calidad de vida y su situación económica. Sin embargo, la experiencia está lejos de ser un camino fácil. “Últimamente parece que vivir en Suiza es poco más que estar en las montañas, rodeado de paisajes maravillosos, comiendo fondue, esquiando y ganando cantidades ingentes de dinero casi sin esfuerzo”, comenta un sanitario y empresario que conoce de cerca esta realidad. No obstante, quienes se atreven a dar el salto suelen coincidir en que el esfuerzo merece la pena. “Conlleva mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucho, mucho, mucho sacrificio, pero merece muchísimo la pena”, añade, destacando la cultura laboral exigente del país alpino.
Una de las principales diferencias entre España y Suiza está en los salarios, que en el país centroeuropeo son notablemente más altos. Pero ese aumento en las nóminas no viene solo, sino acompañado de un nivel de exigencia elevado y un coste de vida que puede resultar abrumador. Además, las jornadas laborales, aunque similares en duración a las de España, suelen tener un ritmo más intenso y una menor flexibilidad. Este contexto obliga a los trabajadores a dar el máximo en sus empleos, con la recompensa de una estabilidad económica y laboral que resulta mucho más difícil de alcanzar en España.
Otro aspecto que marca un contraste significativo es el sistema de prestaciones por desempleo. Mientras en España el paro se percibe a menudo como un periodo de transición, en Suiza el acceso a esta prestación está rodeado de condiciones estrictas. “Aquí no es como en España, eso de que voy a cobrar el paro y son unas vacaciones”, señala Rafael Cubero, un español viviendo el país helvético. En el sistema suizo, es imprescindible haber trabajado durante 12 meses ininterrumpidos en los dos últimos años para poder optar al desempleo. Aunque la cuantía puede ser generosa, entre el 70% y el 80% del salario, la cultura laboral del país exige un compromiso firme por parte del trabajador, algo que refuerza su reputación como una economía competitiva y rigurosa.
Carla ysu experiencia en Suiza: "No te juzgan"
Carla, conocida en TikTok como @CarlaNebulosa, ha compartido su experiencia como española viviendo en Suiza, resaltando estas diferencias culturales. En un vídeo que ya acumula miles de visualizaciones, Carla explicó: “En Suiza, si te sientes un poco mal, lo más normal es quedarse en casa. En España tenemos la mentalidad de aguantar y tirar palante. Muchas veces vamos al trabajo enfermos porque pensamos que si no parecerá que nos estamos escaqueando. Pero en Suiza es todo lo contrario”.
@carlanebulosa Normas no escritas en Suiza: Parte 1 Si te encuentras mal, llama al trabajo y no vayas. En Suiza no hay necesidad de forzar, ya que si vas enfermo no solo pondrás en peligro tu salud, si no la de tus compañeros también. #suiza #choquecultural #españa ♬ sonido original - Carla en Suiza 🇪🇸🇨🇭
La creadora de contenido enfatizó que, en Suiza, acudir al trabajo estando enfermo es visto como una irresponsabilidad tanto para la propia salud como para la de los compañeros: “Aquí se considera irresponsable ir a trabajar estando mal, algo que me parece que tiene muchísima lógica tanto por tu salud como por la de los demás. Si te quedas en casa no te juzgan. Al contrario, es lo que se espera de ti en empresas normales”.
"Aquí se considera irresponsable ir a trabajar estando mal, algo que me parece que tiene muchísima lógica. Si te quedas en casa no te juzgan", dice Carla
Sin embargo, Carla también reconoció que, al igual que en cualquier parte, “siempre habrá piratas y jefes tóxicos” que presionen a sus empleados para no faltar, aunque esto no sea lo habitual. El vídeo ha generado un intenso debate en redes sociales, con comentarios que reflejan las tensiones laborales en España y las diferencias con otros países europeos. Algunos usuarios destacan que en España la situación no es solo una cuestión cultural, sino también estructural, debido al miedo a perder el trabajo o a ser etiquetados como poco comprometidos.