Una ciudad europea con 900 años de historia y un centro histórico mágico
En este 2024, Edimburgo , la capital escocesa, cumple 900 años desde que el rey David I la reconociera como un burgo real en 1124, una fecha que marcó el inicio de un viaje fascinante por la historia. Y es que este rincón del mundo ha sido testigo de grandes transformaciones y acontecimientos, desde la consolidación del poder real hasta convertirse en el corazón cultural y político de una de las naciones que constituyen el Reino Unido. Su silueta, coronada por el imponente castillo, esconde en cada rincón una historia, una anécdota, un vestigio de tiempos antiguos que hoy dialoga con la modernidad. En el siglo XII, Edimburgo no era aún la capital de Escocia , pero ya se perfilaba como una ciudad importante. Cuando David I subió al trono en 1124, se encontraba en una ubicación estratégica, dominando las tierras circundantes desde la imponente roca volcánica donde se alza su famoso castillo. En esos tiempos comenzaba a conformarse como un centro neurálgico de comercio y defensa . Según explica la historiadora Emily Joan Ward, con el reconocimiento del rey «la ciudad pasó a formar parte de un grupo selecto de asentamientos en Escocia que gozaban de ciertos privilegios comerciales y legales que fortalecían su posición en el reino». En aquel momento, los burgos reales eran importantes centros económicos que también desempeñaban un papel crucial en la consolidación del poder real. Henry Sullivan, experto en historia medieval escocesa, señala que «no sólo respondían directamente al rey, sino que podían tener tribunales propios y promulgar leyes locales», privilegios que le conferían a Edimburgo una autonomía que la posicionaba como un eje clave en el crecimiento político y económico de Escocia. Sin embargo, la vida en el Edimburgo medieval no era fácil . La ciudad enfrentaba constantes amenazas: las pestes, los incendios y los colapsos de edificios eran males comunes. Sullivan recuerda que «Edimburgo tenía una particular vulnerabilidad debido a su deficiente sistema de agua, lo que facilitaba la propagación de enfermedades como la peste, el cólera y la disentería». Además, los incendios eran un peligro constante en una ciudad construida en su mayoría con madera. Entre 1660 y 1760, se registraron 28 grandes incendios , siendo el de 1824, que duró cinco días, el más devastador. A pesar de todo, la ciudad siempre renació. El comercio y la artesanía florecieron en sus calles, impulsados por la llegada de comerciantes extranjeros. «Muchos de los burgueses de la ciudad provenían de otros países europeos, especialmente Francia y los Países Bajos », explica Sullivan. De hecho, se podía escuchar una diversidad de lenguas en los mercados y plazas de la ciudad, ya que Edimburgo era un punto de encuentro para comerciantes y artesanos de Europa. Con el tiempo, fue ganando relevancia en el panorama político. Aunque al principio otras ciudades competían por el título de capital, la fortaleza del castillo y la seguridad de sus murallas acabaron imponiéndose y en el siglo XV, tras el asesinato del rey James I en Perth , la corte decidió trasladarse definitivamente a Edimburgo, y desde entonces, ha sido el centro neurálgico del poder en Escocia. Hoy, 900 años después, sigue siendo una ciudad vibrante. Recorrer sus calles es como viajar en el tiempo. Cada rincón tiene una historia: desde el castillo, que ha sido testigo de innumerables batallas y ceremonias, hasta St Margaret's Chapel , la estructura más antigua de la ciudad, construida alrededor de 1130 por la familia real. «Es fascinante pensar que esta pequeña capilla, construida en honor a la madre de David I, ha sobrevivido a los embates del tiempo, las guerras y las reformas», reflexiona Ward. Edimburgo no es sólo un museo vivo de la historia medieval . La ciudad ha sabido reinventarse una y otra vez y sus calles atraen a los amantes de la historia y también a los seguidores de la literatura moderna, en especial de la saga de Harry Potter. J.K. Rowling, quien vivió y escribió en la ciudad, encontró inspiración en sus calles adoquinadas y edificios góticos, en lugares emblemáticos como Victoria Street. Además, el reciente desarrollo del St James Quarter , una moderna zona comercial y de ocio, es un claro ejemplo de cómo Edimburgo sigue avanzando hacia el futuro. Y en este aniversario ofrece además una serie de eventos destinados a sumergirse en su historia, desde conferencias y talleres hasta instalaciones artísticas.
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Una ciudad europea con 900 años de historia y un centro histórico mágico
En este 2024, Edimburgo , la capital escocesa, cumple 900 años desde que el rey David I la reconociera como un burgo real en 1124, una fecha que marcó el inicio de un viaje fascinante por la historia. Y es que este rincón del mundo ha sido testigo de grandes transformaciones y acontecimientos, desde la consolidación del poder real hasta convertirse en el corazón cultural y político de una de las naciones que constituyen el Reino Unido. Su silueta, coronada por el imponente castillo, esconde en cada rincón una historia, una anécdota, un vestigio de tiempos antiguos que hoy dialoga con la modernidad. En el siglo XII, Edimburgo no era aún la capital de Escocia , pero ya se perfilaba como una ciudad importante. Cuando David I subió al trono en 1124, se encontraba en una ubicación estratégica, dominando las tierras circundantes desde la imponente roca volcánica donde se alza su famoso castillo. En esos tiempos comenzaba a conformarse como un centro neurálgico de comercio y defensa . Según explica la historiadora Emily Joan Ward, con el reconocimiento del rey «la ciudad pasó a formar parte de un grupo selecto de asentamientos en Escocia que gozaban de ciertos privilegios comerciales y legales que fortalecían su posición en el reino». En aquel momento, los burgos reales eran importantes centros económicos que también desempeñaban un papel crucial en la consolidación del poder real. Henry Sullivan, experto en historia medieval escocesa, señala que «no sólo respondían directamente al rey, sino que podían tener tribunales propios y promulgar leyes locales», privilegios que le conferían a Edimburgo una autonomía que la posicionaba como un eje clave en el crecimiento político y económico de Escocia. Sin embargo, la vida en el Edimburgo medieval no era fácil . La ciudad enfrentaba constantes amenazas: las pestes, los incendios y los colapsos de edificios eran males comunes. Sullivan recuerda que «Edimburgo tenía una particular vulnerabilidad debido a su deficiente sistema de agua, lo que facilitaba la propagación de enfermedades como la peste, el cólera y la disentería». Además, los incendios eran un peligro constante en una ciudad construida en su mayoría con madera. Entre 1660 y 1760, se registraron 28 grandes incendios , siendo el de 1824, que duró cinco días, el más devastador. A pesar de todo, la ciudad siempre renació. El comercio y la artesanía florecieron en sus calles, impulsados por la llegada de comerciantes extranjeros. «Muchos de los burgueses de la ciudad provenían de otros países europeos, especialmente Francia y los Países Bajos », explica Sullivan. De hecho, se podía escuchar una diversidad de lenguas en los mercados y plazas de la ciudad, ya que Edimburgo era un punto de encuentro para comerciantes y artesanos de Europa. Con el tiempo, fue ganando relevancia en el panorama político. Aunque al principio otras ciudades competían por el título de capital, la fortaleza del castillo y la seguridad de sus murallas acabaron imponiéndose y en el siglo XV, tras el asesinato del rey James I en Perth , la corte decidió trasladarse definitivamente a Edimburgo, y desde entonces, ha sido el centro neurálgico del poder en Escocia. Hoy, 900 años después, sigue siendo una ciudad vibrante. Recorrer sus calles es como viajar en el tiempo. Cada rincón tiene una historia: desde el castillo, que ha sido testigo de innumerables batallas y ceremonias, hasta St Margaret's Chapel , la estructura más antigua de la ciudad, construida alrededor de 1130 por la familia real. «Es fascinante pensar que esta pequeña capilla, construida en honor a la madre de David I, ha sobrevivido a los embates del tiempo, las guerras y las reformas», reflexiona Ward. Edimburgo no es sólo un museo vivo de la historia medieval . La ciudad ha sabido reinventarse una y otra vez y sus calles atraen a los amantes de la historia y también a los seguidores de la literatura moderna, en especial de la saga de Harry Potter. J.K. Rowling, quien vivió y escribió en la ciudad, encontró inspiración en sus calles adoquinadas y edificios góticos, en lugares emblemáticos como Victoria Street. Además, el reciente desarrollo del St James Quarter , una moderna zona comercial y de ocio, es un claro ejemplo de cómo Edimburgo sigue avanzando hacia el futuro. Y en este aniversario ofrece además una serie de eventos destinados a sumergirse en su historia, desde conferencias y talleres hasta instalaciones artísticas.