«El mayor trauma en el desastre de la DANA se puede dar por la falta de apoyo, la soledad y el aislamiento»
«Choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente». Así define la RAE el concepto « trauma » en su primera acepción. Una palabra que resuena con fuerza tan solo una semana después de que la DANA arrasara Valencia , dejando hasta el momento 217 víctimas mortales y con una cifra de desaparecidos que sigue aún por confirmar. Pero lo cierto es que el trauma que probablemente vivan muchos de los afectados por la tragedia de la DANA puede ir mucho más allá del aspecto emocional descrito por la RAE pues, como explica María Macaya, terapeuta formada en Neurociencia y autora de la guía ' Yoga sensible al trauma ' (Plataforma Editorial); no solo se queda grabado en la mente sino que se almacena en el cuerpo impactando así en nuestras respuestas tanto físicas como emocionales. ¿Cómo impacta el trauma en el cuerpo y de qué distintas maneras se puede percibir una vivencia traumática? Trauma es lo que ocurre dentro de mí; y evento traumático es lo que sucede fuera. Con la tragedia de la DANA nos encontramos frente a varios eventos traumáticos. Por un lado el desastre natural en sí, las pérdidas humanas, las desapariciones y los destrozos materiales; pero también con la sensación de inseguridad, soledad, incertidumbre y falta de apoyo institucional. El cuerpo, además tiene dos formas de registrar estos eventos traumáticos , por un lado el sensorial (olor, hambre, tacto del barro, frío, humedad, destrozos, imágenes devastadoras...) que recoge aquello que se percibe a través de los sentidos . Y por otro lado dentro de nuestro cuerpo sentimos respuestas que pueden darse ante un evento traumático como es la de lucha, huida, sumisión, congelación o disociación. Eso es el sistema nervioso reaccionando de la mejor manera que puede ante una situación que le abruma, que le supera. Por tanto nos afecta tanto lo que nos viene de fuera como lo que nos sucede internamente y ambas cosas se quedan con esa persona. Y eso es lo que va creando esa memoria implícita que se une a la memoria explícita. Las partes emocional, sensorial y corporal son las que se quedan grabadas y forman tanto la respuesta como el recuerdo. ¿Qué papel juega el tiempo en los traumas? Al principio es probable que los afectados no sean conscientes ni de cómo se sienten... Todo lo que han vivido, pérdidas humanas, materiales, la vida parada... son vivencias acumulativas y complejas. Y cada persona vivirá una situación distinta en función de qué es lo que ha sido más traumático para ella dependiendo de lo vivido en el presente y también de lo que ha vivido en el pasado. Para entender lo que sucede podemos referirnos a la pirámide de Maslow que nos habla de cómo funcionan nuestras necesidades. En estos momentos muchas personas en Valencia se encuentran en esa parte más baja de la pirámide que implica hacer todo aquello que les permita volver a las necesidades más básicas como comida, electricidad, techo, agua, higiene... Y es ahí donde siguen muchas personas. Y es lo que están pidiendo ahora mismo, maquinaria pesada para movilizar todo aquello que dificulta las comunicaciones y garantizar los accesos, así como material que les ayude a seguir trabajando como cepillos, botas, mascarillas, medicamentos... Lo más básico. Todo eso implica un «estoy pero no estoy». Su parte de «hacer, hacer y hacer» está ahí, pero su parte emocional ahora mismo no está, no pueden responder a ello porque en este momento están en el «me tengo que ocupar de lo que me tengo que ocupar». Por tanto creo que veremos las consecuencias en la salud mental más adelante, cuando la necesidad básica de volver a construir un lugar seguro en el que poder vivir pueda estar resuelta. Y a través de los testimonios transmitidos por los medios de comunicación también les hemos visto expresar sus emociones... Es cierto que ya estamos viendo disociación y también de enfado , indignación y tristeza , como vimos durante la visita del presidente del Gobierno y de los Reyes a la zona afectada. Y todo esto responde a esa respuesta de lucha/huida del cerebro. Ese enfado es una forma de luchar y de manifestarse ante la impotencia con lo que uno tiene delante. El mayor trauma que se puede dar en un desastre natural viene por la falta de apoyo, la soledad y el aislamiento . La dimensión del trauma depende, en definitiva, de tener comunidad o no, de sentir la ayuda o no. El vínculo social es el factor que más influye en un evento traumático. Y aunque sin duda las pérdidas humanas, las desapariciones y las pérdidas materiales sean eventos traumáticos durísimos, ese trauma institucional que ha hecho sentir a muchas personas que no están recibiendo ayuda porque les han fallado las estructuras en las que creen y en las que basan una gran parte de su seguridad también es un evento traumático importante. Lo que sí se está viendo es que se están apoyando como comunidad , entre ellos. Tener a gente cerca con quien compartir y que te entienda porque también ha sido afectado es un factor que protege y ayuda. Se dan casos además de personas que, aunque no han sido afectados, sienten como suyo lo que están viviendo otras familias e incluso se angustian pensando en lo que les está pasando a otros.. Sí, eso es posible. Puedes vivir en primera persona el evento traumático o también lo puedes sentir por verlo y escucharlo, aunque sea a distancia. En el caso de la tragedia de la DANA provocada en Valencia y en otras localidades también se da la cercanía, que hace que nos afecte aún más a todos. ¿De qué manera afecta al sistema nervioso este tipo de tragedias? Una de las estructuras cerebrales de la que tenemos que hablar en este caso es de la amígdala , que es nuestro centro emocional y nuestra central de alarmas. Es la que reacciona ante una situación como esta y dice lo que hace falta. Con el trauma lo que sucede es que la amígdala ocupa un lugar más grande en el cerebro para tener más posibilidades de responder. Se pone en primera fila y deja en segunda fila otras cuestiones como el recuerdo, la lógica, memoria... etc. También pierde lugar la corteza prefrontal que nos lleva a intentar entender cosas. Eso hace que entendamos el mundo desde esa central de alarmas y que actúe desde ahí para reaccionar y protegerse. Todas las respuestas emocionales se vuelven mucho más acentuadas ante todo lo que pase. Pero además creamos recuerdos basados en nuestra experiencia sensorial y emocional, con un orden cronológico fragmentado interno, y no tanto un orden cronológico basado en la realidad. Podría decirse que se vive en un estado de estrés constante... Sí, en un estrés constante. Se tensan los músculos, nos preparamos para lo que pueda suceder. Vemos el mundo desde unas gafas que solo ven lo que se necesita ver en esos momentos y otras cuestiones como que ha salido el sol, que hay brisa, que cantan los pájaros... dejan de ser pertinentes para lo que necesitas ver en ese momento, que es hacer, hacer y hacer. ¿De qué manera puede ayudar la forma de concebir el yoga que transmites en tu libro? Justamente estamos en estos días viendo cómo podemos apoyar desde Fundación Rádika (plataforma para la salud mental) a los afectados por la DANA a través de asociaciones que estén trabajando en la zona y así poder llevar muchas de las cosas que recoge 'Yoga sensible al trauma' porque creo que sería útil no solo para los que lo sufren sino también para los que están ayudando y apoyando. Habría que entender por tanto las dos partes. Por un lado vemos a personas que manifiestan una respuesta de lucha, personas que están con una respuesta de huida, personas bloqueadas, personas que se han dado por vencidas en un estado de sumisión o incluso personas que no paran de hacer cosas pero se han desconectado de su ser emocional... De los siete pilares del yoga sensible al trauma el primero sería la seguridad. Sabemos que se sienten inseguros en su entorno porque ha sido devastado por un desastre natural, pero podemos construir seguridad entre personas con el modo en el que les hablamos, les contactamos, les miramos, les ofrecemos ayuda... Con el abrazo, inspirando confianza y ayudándoles a que puedan dar voz a esas emociones estancadas. Con las relaciones y con la presencia se puede crear seguridad. Otro de los pilares que destacas en este tipo de contextos es el de ayudar a encontrar opciones. Esto es especialmente relevante en un desastre natural... Sí, porque el trauma suele surgir de situaciones que no podemos controlar y que dejan una sensación persistente de pérdida de poder. Sentimos que nos enfrentamos a un mundo impredecible, potencialmente amenazante y que no podemos controlar. Para intentar recuperar ese poder sí que creo que se pueden ir encontrando cosas pequeñas en las que se puede decidir o elegir y para eso es importante preguntarles, ofrecer opciones sin presión y respetando sus tiempos. Sin embargo, son muchas las personas que no saben cómo ayudar a los afectados por la DANA, bien por la distancia o bien porque no se ven capaces aunque estén al lado... Es difícil juzgar en estas situaciones porque cada persona tiene su historia personal y sus responsabilidades o incluso capacidades, porque no sabemos con qué evento traumático está lidiando cada persona, haya vivido o no esa tragedia. Si que creo que en general tenemos una naturaleza compasiva, pero no todo el mundo se ve capaz de ir allí desde el primer día a ayudar. O incluso a veces lo que pasa es que intentamos ayudar pero no siempre de la manera en que necesita la otra persona. Los medios de comunicación tienen mucho que ver en cómo se habla de los eventos traumáticos. ¿Qué se debe tener en cuenta para resultar de ayuda al comunicar? Habría que buscar la manera de hacer ver que todos somos parte de ello, que también, aunque sea desde la distancia, podemos ser responsables y podemos tener la capacidad de hacer algo en torno a ello. Y que si nos quedamos bloqueados en el horror de lo que vemos sí que podemos separarlo de nosotros, pero que realmente hay maneras de hacerlo nuestro, de hacerlo compartido y ahí es donde movilizamos. Ahora mismo aquellas personas que no hemos sido afectadas por la DANA estamos viviéndolo también con intensidad, por un lado nos sentimos abrumados por las imágenes, los testimonios, las historias trágicas, por la información, y también por el aluvión de mensajes compartidos en redes sociales en los que afloran también esas infinitas posibilidades de enviar ayuda. Y esto es algo que, por saturación o desconocimiento, te puede llegar a hacer perder la confianza. Sobre la autora del libro: María Macaya lleva más de 20 años practicando y formando en yoga, y diez años especializada en trabajar con personas con trauma. Está diplomada en 'Compassionate Inquiry', terapia de trauma del Dr. Gabor Maté, en yoga sensible al trauma con el Justice Resource Institute y formada en Neurociencia por la Universidad de King's College. Cuenta además con otras formaciones, pues fue crítica de arte tras graduarse en la Universidad de Tufts y de obtener una maestría en la Universidad de Columbia. Es también licenciada en Escritura Creativa en la Universidad de Stanford. En 2016 creó la Fundación Rádika dedicada a concienciar y entender la salud mental y el trauma.
abc.es
«El mayor trauma en el desastre de la DANA se puede dar por la falta de apoyo, la soledad y el aislamiento»
«Choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente». Así define la RAE el concepto « trauma » en su primera acepción. Una palabra que resuena con fuerza tan solo una semana después de que la DANA arrasara Valencia , dejando hasta el momento 217 víctimas mortales y con una cifra de desaparecidos que sigue aún por confirmar. Pero lo cierto es que el trauma que probablemente vivan muchos de los afectados por la tragedia de la DANA puede ir mucho más allá del aspecto emocional descrito por la RAE pues, como explica María Macaya, terapeuta formada en Neurociencia y autora de la guía ' Yoga sensible al trauma ' (Plataforma Editorial); no solo se queda grabado en la mente sino que se almacena en el cuerpo impactando así en nuestras respuestas tanto físicas como emocionales. ¿Cómo impacta el trauma en el cuerpo y de qué distintas maneras se puede percibir una vivencia traumática? Trauma es lo que ocurre dentro de mí; y evento traumático es lo que sucede fuera. Con la tragedia de la DANA nos encontramos frente a varios eventos traumáticos. Por un lado el desastre natural en sí, las pérdidas humanas, las desapariciones y los destrozos materiales; pero también con la sensación de inseguridad, soledad, incertidumbre y falta de apoyo institucional. El cuerpo, además tiene dos formas de registrar estos eventos traumáticos , por un lado el sensorial (olor, hambre, tacto del barro, frío, humedad, destrozos, imágenes devastadoras...) que recoge aquello que se percibe a través de los sentidos . Y por otro lado dentro de nuestro cuerpo sentimos respuestas que pueden darse ante un evento traumático como es la de lucha, huida, sumisión, congelación o disociación. Eso es el sistema nervioso reaccionando de la mejor manera que puede ante una situación que le abruma, que le supera. Por tanto nos afecta tanto lo que nos viene de fuera como lo que nos sucede internamente y ambas cosas se quedan con esa persona. Y eso es lo que va creando esa memoria implícita que se une a la memoria explícita. Las partes emocional, sensorial y corporal son las que se quedan grabadas y forman tanto la respuesta como el recuerdo. ¿Qué papel juega el tiempo en los traumas? Al principio es probable que los afectados no sean conscientes ni de cómo se sienten... Todo lo que han vivido, pérdidas humanas, materiales, la vida parada... son vivencias acumulativas y complejas. Y cada persona vivirá una situación distinta en función de qué es lo que ha sido más traumático para ella dependiendo de lo vivido en el presente y también de lo que ha vivido en el pasado. Para entender lo que sucede podemos referirnos a la pirámide de Maslow que nos habla de cómo funcionan nuestras necesidades. En estos momentos muchas personas en Valencia se encuentran en esa parte más baja de la pirámide que implica hacer todo aquello que les permita volver a las necesidades más básicas como comida, electricidad, techo, agua, higiene... Y es ahí donde siguen muchas personas. Y es lo que están pidiendo ahora mismo, maquinaria pesada para movilizar todo aquello que dificulta las comunicaciones y garantizar los accesos, así como material que les ayude a seguir trabajando como cepillos, botas, mascarillas, medicamentos... Lo más básico. Todo eso implica un «estoy pero no estoy». Su parte de «hacer, hacer y hacer» está ahí, pero su parte emocional ahora mismo no está, no pueden responder a ello porque en este momento están en el «me tengo que ocupar de lo que me tengo que ocupar». Por tanto creo que veremos las consecuencias en la salud mental más adelante, cuando la necesidad básica de volver a construir un lugar seguro en el que poder vivir pueda estar resuelta. Y a través de los testimonios transmitidos por los medios de comunicación también les hemos visto expresar sus emociones... Es cierto que ya estamos viendo disociación y también de enfado , indignación y tristeza , como vimos durante la visita del presidente del Gobierno y de los Reyes a la zona afectada. Y todo esto responde a esa respuesta de lucha/huida del cerebro. Ese enfado es una forma de luchar y de manifestarse ante la impotencia con lo que uno tiene delante. El mayor trauma que se puede dar en un desastre natural viene por la falta de apoyo, la soledad y el aislamiento . La dimensión del trauma depende, en definitiva, de tener comunidad o no, de sentir la ayuda o no. El vínculo social es el factor que más influye en un evento traumático. Y aunque sin duda las pérdidas humanas, las desapariciones y las pérdidas materiales sean eventos traumáticos durísimos, ese trauma institucional que ha hecho sentir a muchas personas que no están recibiendo ayuda porque les han fallado las estructuras en las que creen y en las que basan una gran parte de su seguridad también es un evento traumático importante. Lo que sí se está viendo es que se están apoyando como comunidad , entre ellos. Tener a gente cerca con quien compartir y que te entienda porque también ha sido afectado es un factor que protege y ayuda. Se dan casos además de personas que, aunque no han sido afectados, sienten como suyo lo que están viviendo otras familias e incluso se angustian pensando en lo que les está pasando a otros.. Sí, eso es posible. Puedes vivir en primera persona el evento traumático o también lo puedes sentir por verlo y escucharlo, aunque sea a distancia. En el caso de la tragedia de la DANA provocada en Valencia y en otras localidades también se da la cercanía, que hace que nos afecte aún más a todos. ¿De qué manera afecta al sistema nervioso este tipo de tragedias? Una de las estructuras cerebrales de la que tenemos que hablar en este caso es de la amígdala , que es nuestro centro emocional y nuestra central de alarmas. Es la que reacciona ante una situación como esta y dice lo que hace falta. Con el trauma lo que sucede es que la amígdala ocupa un lugar más grande en el cerebro para tener más posibilidades de responder. Se pone en primera fila y deja en segunda fila otras cuestiones como el recuerdo, la lógica, memoria... etc. También pierde lugar la corteza prefrontal que nos lleva a intentar entender cosas. Eso hace que entendamos el mundo desde esa central de alarmas y que actúe desde ahí para reaccionar y protegerse. Todas las respuestas emocionales se vuelven mucho más acentuadas ante todo lo que pase. Pero además creamos recuerdos basados en nuestra experiencia sensorial y emocional, con un orden cronológico fragmentado interno, y no tanto un orden cronológico basado en la realidad. Podría decirse que se vive en un estado de estrés constante... Sí, en un estrés constante. Se tensan los músculos, nos preparamos para lo que pueda suceder. Vemos el mundo desde unas gafas que solo ven lo que se necesita ver en esos momentos y otras cuestiones como que ha salido el sol, que hay brisa, que cantan los pájaros... dejan de ser pertinentes para lo que necesitas ver en ese momento, que es hacer, hacer y hacer. ¿De qué manera puede ayudar la forma de concebir el yoga que transmites en tu libro? Justamente estamos en estos días viendo cómo podemos apoyar desde Fundación Rádika (plataforma para la salud mental) a los afectados por la DANA a través de asociaciones que estén trabajando en la zona y así poder llevar muchas de las cosas que recoge 'Yoga sensible al trauma' porque creo que sería útil no solo para los que lo sufren sino también para los que están ayudando y apoyando. Habría que entender por tanto las dos partes. Por un lado vemos a personas que manifiestan una respuesta de lucha, personas que están con una respuesta de huida, personas bloqueadas, personas que se han dado por vencidas en un estado de sumisión o incluso personas que no paran de hacer cosas pero se han desconectado de su ser emocional... De los siete pilares del yoga sensible al trauma el primero sería la seguridad. Sabemos que se sienten inseguros en su entorno porque ha sido devastado por un desastre natural, pero podemos construir seguridad entre personas con el modo en el que les hablamos, les contactamos, les miramos, les ofrecemos ayuda... Con el abrazo, inspirando confianza y ayudándoles a que puedan dar voz a esas emociones estancadas. Con las relaciones y con la presencia se puede crear seguridad. Otro de los pilares que destacas en este tipo de contextos es el de ayudar a encontrar opciones. Esto es especialmente relevante en un desastre natural... Sí, porque el trauma suele surgir de situaciones que no podemos controlar y que dejan una sensación persistente de pérdida de poder. Sentimos que nos enfrentamos a un mundo impredecible, potencialmente amenazante y que no podemos controlar. Para intentar recuperar ese poder sí que creo que se pueden ir encontrando cosas pequeñas en las que se puede decidir o elegir y para eso es importante preguntarles, ofrecer opciones sin presión y respetando sus tiempos. Sin embargo, son muchas las personas que no saben cómo ayudar a los afectados por la DANA, bien por la distancia o bien porque no se ven capaces aunque estén al lado... Es difícil juzgar en estas situaciones porque cada persona tiene su historia personal y sus responsabilidades o incluso capacidades, porque no sabemos con qué evento traumático está lidiando cada persona, haya vivido o no esa tragedia. Si que creo que en general tenemos una naturaleza compasiva, pero no todo el mundo se ve capaz de ir allí desde el primer día a ayudar. O incluso a veces lo que pasa es que intentamos ayudar pero no siempre de la manera en que necesita la otra persona. Los medios de comunicación tienen mucho que ver en cómo se habla de los eventos traumáticos. ¿Qué se debe tener en cuenta para resultar de ayuda al comunicar? Habría que buscar la manera de hacer ver que todos somos parte de ello, que también, aunque sea desde la distancia, podemos ser responsables y podemos tener la capacidad de hacer algo en torno a ello. Y que si nos quedamos bloqueados en el horror de lo que vemos sí que podemos separarlo de nosotros, pero que realmente hay maneras de hacerlo nuestro, de hacerlo compartido y ahí es donde movilizamos. Ahora mismo aquellas personas que no hemos sido afectadas por la DANA estamos viviéndolo también con intensidad, por un lado nos sentimos abrumados por las imágenes, los testimonios, las historias trágicas, por la información, y también por el aluvión de mensajes compartidos en redes sociales en los que afloran también esas infinitas posibilidades de enviar ayuda. Y esto es algo que, por saturación o desconocimiento, te puede llegar a hacer perder la confianza. Sobre la autora del libro: María Macaya lleva más de 20 años practicando y formando en yoga, y diez años especializada en trabajar con personas con trauma. Está diplomada en 'Compassionate Inquiry', terapia de trauma del Dr. Gabor Maté, en yoga sensible al trauma con el Justice Resource Institute y formada en Neurociencia por la Universidad de King's College. Cuenta además con otras formaciones, pues fue crítica de arte tras graduarse en la Universidad de Tufts y de obtener una maestría en la Universidad de Columbia. Es también licenciada en Escritura Creativa en la Universidad de Stanford. En 2016 creó la Fundación Rádika dedicada a concienciar y entender la salud mental y el trauma.