El gran baile geopolítico del nuevo Brasil de Lula: un 'bloque' independiente sin Venezuela
En vísperas de la cumbre de jefes de Estado del G20, que se celebra el 18 y 19 de noviembre en Río de Janeiro, Luiz Inácio Lula da Silva intenta reposicionar Brasil en el centro de las relaciones internacionales. Es un antiguo sueño del exmetalúrgico que, en 2009, fue calificado como el "político más popular de la Tierra" por el mismísimo Barack Obama. Aquel mismo año, Brasil también cofundó el bloque BRICS de las naciones en desarrollo.Lula prometió devolver a Brasil el protagonismo internacional perdido durante los cuatro años de aislacionismo de Jair Bolsonaro, tras derrotarle por un puñado de votos en octubre de 2022. En un torbellino diplomático desde que reasumió el poder, en enero de 2023, consiguió restablecer relaciones con el presidente de EEUU, Joe Biden, con la Unión Europea, África y China —todos ellos mantenidos al margen durante la administración Bolsonaro—, además de mantener lazos con Rusia y la India.El G20 de esta semana es la oportunidad pública de salir al escenario a representar ese nuevo baile: uno en el que Lula quiere volver a erigirse como representante de las reivindicaciones de un bloque independiente del sur global, pero donde la geopolítica le va a comer sin duda la agenda social. Empezando por los propios cambios más significativos en su política exterior: su relación con Venezuela. Si en algo se diferencia su tercer mandato de los anteriores es por su política exterior marcada por cambios radicales, sobre todo con respecto a aliados históricos como Venezuela y Nicaragua. El giro de 180 grados quedó manifiesto en la última cumbre de los BRICS en Kazán, en Rusia, a la que Lula no pudo acudir debido a una caída que le obligó a darse cinco puntos en la cabeza. Este pequeño contratiempo doméstico no impidió al mandatario brasileño marcar territorio y boicotear la candidatura de Nicolás Maduro al grupo de países que intenta implantar un modelo de mundo multipolar. Lula movió ficha consciente de que tendría que enfrentarse a otro aliado, Vladimir Putin, que sí apoyaba la candidatura de Venezuela.¿A quién quieres más, a mamá UK o a papá Rusia? La 'fiesta de los BRICS' de Putin le gana al abrazo de Carlos IIICelia Maza. LondresIndia y Sudáfrica, dos de los miembros más poderosos de la Commonwealth, dan plantón al monarca para asistir a la cumbre de los BRICS, priorizando sus relaciones con Rusia y ChinaMucho ha llovido desde la última visita de Maduro a Brasil, en mayo del año pasado, cuando Lula todavía estaba a favor de que el país vecino se uniera al bloque de los BRICS. En aquella ocasión, el líder brasileño habló de "momento histórico" y habló de una "narrativa contra Venezuela". También instó a Maduro a mostrar "su narrativa" para cambiar la opinión del mundo sobre su régimen. "Me enfrenté mucho a compañeros socialdemócratas europeos, a Gobiernos, a los Estados Unidos. Pensé que era lo más absurdo del mundo, para personas que defienden la democracia, negar que usted era presidente de Venezuela, habiendo sido elegido por el pueblo; y que el ciudadano que fue elegido para ser diputado sea reconocido como presidente", dijo en referencia a Juan Guaidó, entonces líder de la oposición venezolana.15 meses después, la negativa de Maduro a mostrar las actas oficiales tras las últimas elecciones presidenciales, ensombrecidas por las sospechas de fraude, ha malogrado la relación entre ambos países. Y no ha sido la única razón. A finales de septiembre, los ministros de Exteriores de ambos países se encontraron en Nueva York para la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas. En aquella ocasión, Brasil volvió a pedir a Maduro que otorgara salvoconductos a los seis venezolanos que se encuentran asilados en la embajada argentina en Caracas, que sigue bajo custodia brasileña. También se habló del aumento de la represión en el país, según fuentes brasileñas. El ministro venezolano nunca respondió a esta petición. Fuentes brasileñas admiten que "no había cómo recompensar a Venezuela con su incorporación a los BRICS, como socio de diálogo". Macron y Milei se reúnen este sábado antes del G-20. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni) Como colofón, están los insultos contra el presidente brasileño proferidos por el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, que le acusó de ser un agente de la CIA al servicio de Estados Unidos, al igual que el presidente de Chile, Gabriel Boric. Tras el veto de Lula a la entrada en los BRICS, el Gobierno venezolano calificó la decisión brasileña de "agresión inexplicable e inmoral". Para empeorar las cosas, la Policía Nacional de Venezuela publicó una imagen en las redes sociales con una figura en la sombra que se parece a Lula, acompañada de la frase: "Quien se mete con Venezuela, se seca". Este mensaje fue interpretado como una amenaza directa al líder brasileño, poniendo de relieve el empeoramiento de las relaciones bilaterales.Nicaragua representa otro cambio de rumbo significativo en la política exterior de Lula 3. En agosto, el Ejecutivo decidió expulsar a la embajadora de Nicaragua en Brasil, Fulvia Patricia Castro Matu. Fue una represalia por la expulsión del embajador de Brasil en Nicaragua, Breno de Souza da Costa, por no haber asistido a un evento en conmemoración de la revolución sandinista. "¿Imagínense si voy a expulsar al embajador de Nicaragua en Brasilia porque no vino al 7 de septiembre [fecha de la Independencia de Brasil]?", espetó Lula. Su decisión le ha distanciado de los pesos pesados del Partido de los Trabajadores, que siguen apoyando a regímenes ideológicamente afines.Al mismo tiempo, más de una vez sus posturas fuera de la curva han causado malestar en Washington y Bruselas. Su intento de elevarse a pacificador en la guerra de Ucrania ha enfurecido a los aliados de Kiev, que lo acusan de favorecer a Rusia, especialmente tras la visita del ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, a Brasilia en abril de 2023. También fue duramente criticado tras sus duras declaraciones sobre los ataques de Israel contra Gaza, cuando habló de "genocidio del pueblo palestino".Brasil, al mejor postor: Lula recoge cable para apagar el incendio de sus opiniones sobre UcraniaValeria Saccone. Río de JaneiroLula da Silva llega a España para firmar acuerdos bilterales con socios europeos después de las polémicas declaraciones interpretadas como un apoyo a Rusia en la guerra de UcraniaAhora Lula intenta regresar por la puerta grande al escenario mundial en un momento de profundos cambios geopolíticos y en medio de una creciente confrontación entre Estados Unidos y China, en busca de ampliar su influencia internacional. El mandatario brasileño se ha hecho portavoz de las reivindicaciones de los países del llamado sur global, que intentan conquistar un pedazo de tarta en un mundo cada vez más polifónico. "Es importante que el G20 se celebre en Brasil porque esto otorga más protagonismo al hemisferio sur, a los países en desarrollo de este bloque", destaca Lívio Ribeiro, investigador del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Gétulio Vargas.Prioridades del G20En este sentido, es fácil comprender por qué Lula ha decidido que uno de los ejes principales de la presidencia brasileña del G20 sea la reforma de los órganos de gobernanza mundial como las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. No es un secreto que Lula anhela aumentar el número de países en el Consejo de Seguridad de la ONU y eliminar el poder de veto de los cinco miembros permanentes.Otra prioridad de Lula en este G20, cuyos miembros representan el 85% del PIB mundial, el 75% del comercio mundial y alrededor de dos tercios de la población del planeta, es el lanzamiento oficial de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. Es un asunto prioritario para este presidente, cuya carrera política siempre se ha centrado en combatir la desigualdad. Considerada la 'niña de sus ojos', esta alianza nace con la vocación de formular e implementar políticas públicas y tecnologías sociales capaces de reducir el hambre, que afecta a 730 millones de personas en todo el mundo. "La meta establecida nos marca la misión de sacar a 600 millones de personas del Mapa del Hambre para 2030. Garantizamos las condiciones para sacar de la pobreza a unos 1.600 millones de personas", afirmó Wellington Dias, ministro de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Lucha contra el Hambre, durante la cumbre social del G20.Datos de la FAO revelan que el 75% de la población en extrema pobreza vive en zonas rurales. Por esta razón, el G20 promoverá un debate sobre la importancia de la agricultura familiar para atenuar la inseguridad alimentaria. "La agricultura familiar es un tipo de intervención humana sobre la tierra, realizada de forma natural, muchas veces sin títulos de propiedad e iniciada durante la colonización de los países latinoamericanos. Nunca hubo preocupación por la legalidad o la titulación de estas tierras. Si estas personas contaran con un apoyo, podrían producir excedentes y usarlos para alimentar a más personas. Por eso, cuando se habla de desarrollar la agricultura familiar, significa proporcionar títulos de propiedad, condiciones de producción, y brindar condiciones de acceso al crédito y a la tecnología. Todas estas medidas ayudan a mejorar la nutrición y erradicar el hambre", explica a este periódico Gilberto Braga, economista y profesor del IBMEC en Río de Janeiro.Impuesto a los superricosOtra propuesta de Lula para combatir la pobreza es la creación de un impuesto del 2% sobre los llamados super ricos, es decir, los propietarios de patrimonios superiores a mil millones de dólares. Se trata de un grupo relativamente pequeño de 3.000 multimillonarios, que actualmente pagan impuestos más bajos que el resto de la población. La idea fue desarrollada por el economista francés Gabriel Zucman y permitiría recaudar hasta 250.000 millones de dólares al año. Sin embargo, algunos países como Estados Unidos y Alemania se oponen a la creación de un fondo, que podría ser utilizado, entre otras cosas, para combatir los efectos del cambio climático.La pregunta de los 100.000 millones de dólares a la que China no quiere responder Javier Brandoli. Sudeste AsiáticoLos considerados países desarrollados acordaron crear un fondo anual de 100 mil millones de dólares contra el cambio climático, pero China no se reconoce dentro de ese grupo"La discusión es mucho menos sobre tener el fondo o no tenerlo, sobre pagar impuestos o no, sino más bien sobre cómo se va a utilizar ese dinero. Estados Unidos y Alemania entienden que es más interesante mantener el control directo de este dinero, mientras que los demás países quieren colocarlo en una gran hucha y discutir conjuntamente su uso. La tributación de las grandes fortunas no es un tema que aparece ahora. Desde hace tiempo se habla de redistribución, equidad y reducción de las desigualdades en el mundo. Lo que precisamos entender es hasta qué punto no es sólo una narrativa y si tendrá un efecto que pueda conducir a una mayor distribución de ingresos en el mundo. Para mí esto no está muy claro", explica el economista Lívio Ribeiro.La economía digital también ocupa un lugar destacado en la agenda brasileña para el G20. La regulación de las redes sociales y el acceso universal a la tecnología son asuntos considerados cada vez más estratégicos para impedir que personajes como Elon Musk interfieran en la política interna de otros países, como aconteció recientemente en Brasil. "Se dice que cada persona debe tener derecho a acceder a una Internet de calidad, con un dispositivo de su elección. Sin embargo, no se menciona que la mayoría de las personas, especialmente en el sur global, todavía no disponen de esta conectividad significativa. De hecho, la mayoría accede a las redes sociales casi exclusivamente desde las plataformas del grupo Meta", señala Luca Belli, coordinador del Centro de Tecnología y Sociedad de la Fundación Getúlio Vargas.La lucha entre Elon Musk y un juez brasileño corre el riesgo de convertirse en un asunto de EstadoValeria Saccone. Río de JaneiroAlexandre de Moraes, el magistrado que ha suspendido X es una figura controvertida en Brasil, además de muy poderosa. Los bolsonaristas, alentados por el expresidente, se han concentrado para pedir su destitución"Esta falta de conectividad tiene un impacto directo en otras dimensiones que el grupo de trabajo del G20 está priorizando, por ejemplo, la integridad de la información. Si solo tienes acceso a las redes sociales, es muy difícil disponer de contenidos diversificados y fuentes periodísticas confiables. La mayoría de los contenidos a los que la gente puede acceder son titulares o noticias falsas que encuentran en las redes sociales, que hoy son los principales vehículos que difunden fake news", añade.La regulación de la inteligencia artificial también está presente en la agenda brasileña para el G20. Varios países del sur global critican que hoy los códigos son desarrollados por programadores occidentales, blancos y procedentes de países desarrollados. La idea es que cada vez haya más programadores negros y multiétnicos para evitar que, por ejemplo, los dispositivos de reconocimiento facial penalicen a los afrodescendientes. En agosto, Brasil lanzó el Plan Nacional de Inteligencia Artificial, que pretende inyectar unos 4.000 millones de euros para fomentar la investigación en inteligencia artificial.La gran pregunta es si los conflictos en Ucrania y Medio Oriente no terminarán eclipsando los temas sociales en los que el Gobierno brasileño pretende hacer hincapié. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca también preocupa a Brasil y a otros líderes mundiales, empeñados en conseguir un consenso en torno al combate de los efectos del cambio climático. El economista Lívio Ribeiro reconoce que el momento político es delicado. "Hay dos agendas que luchan entre sí en cuestiones políticas. El debate geopolítico hoy es más intenso que en el pasado. Hoy el mundo es más complejo", afirma.De cualquier forma, el G20 es solo la primera etapa de la proyección internacional de Brasil. En 2025 Lula tendrá otras dos oportunidades para dar rienda suelta a sus aspiraciones de liderazgo: la presidencia rotativa de los Brics y la 30ª Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP30), que se realizará en Belém de Pará del 10 al 21 de noviembre de 2025.
elconfidencial.com
El gran baile geopolítico del nuevo Brasil de Lula: un 'bloque' independiente sin Venezuela
En vísperas de la cumbre de jefes de Estado del G20, que se celebra el 18 y 19 de noviembre en Río de Janeiro, Luiz Inácio Lula da Silva intenta reposicionar Brasil en el centro de las relaciones internacionales. Es un antiguo sueño del exmetalúrgico que, en 2009, fue calificado como el "político más popular de la Tierra" por el mismísimo Barack Obama. Aquel mismo año, Brasil también cofundó el bloque BRICS de las naciones en desarrollo.Lula prometió devolver a Brasil el protagonismo internacional perdido durante los cuatro años de aislacionismo de Jair Bolsonaro, tras derrotarle por un puñado de votos en octubre de 2022. En un torbellino diplomático desde que reasumió el poder, en enero de 2023, consiguió restablecer relaciones con el presidente de EEUU, Joe Biden, con la Unión Europea, África y China —todos ellos mantenidos al margen durante la administración Bolsonaro—, además de mantener lazos con Rusia y la India.El G20 de esta semana es la oportunidad pública de salir al escenario a representar ese nuevo baile: uno en el que Lula quiere volver a erigirse como representante de las reivindicaciones de un bloque independiente del sur global, pero donde la geopolítica le va a comer sin duda la agenda social. Empezando por los propios cambios más significativos en su política exterior: su relación con Venezuela. Si en algo se diferencia su tercer mandato de los anteriores es por su política exterior marcada por cambios radicales, sobre todo con respecto a aliados históricos como Venezuela y Nicaragua. El giro de 180 grados quedó manifiesto en la última cumbre de los BRICS en Kazán, en Rusia, a la que Lula no pudo acudir debido a una caída que le obligó a darse cinco puntos en la cabeza. Este pequeño contratiempo doméstico no impidió al mandatario brasileño marcar territorio y boicotear la candidatura de Nicolás Maduro al grupo de países que intenta implantar un modelo de mundo multipolar. Lula movió ficha consciente de que tendría que enfrentarse a otro aliado, Vladimir Putin, que sí apoyaba la candidatura de Venezuela.¿A quién quieres más, a mamá UK o a papá Rusia? La 'fiesta de los BRICS' de Putin le gana al abrazo de Carlos IIICelia Maza. LondresIndia y Sudáfrica, dos de los miembros más poderosos de la Commonwealth, dan plantón al monarca para asistir a la cumbre de los BRICS, priorizando sus relaciones con Rusia y ChinaMucho ha llovido desde la última visita de Maduro a Brasil, en mayo del año pasado, cuando Lula todavía estaba a favor de que el país vecino se uniera al bloque de los BRICS. En aquella ocasión, el líder brasileño habló de "momento histórico" y habló de una "narrativa contra Venezuela". También instó a Maduro a mostrar "su narrativa" para cambiar la opinión del mundo sobre su régimen. "Me enfrenté mucho a compañeros socialdemócratas europeos, a Gobiernos, a los Estados Unidos. Pensé que era lo más absurdo del mundo, para personas que defienden la democracia, negar que usted era presidente de Venezuela, habiendo sido elegido por el pueblo; y que el ciudadano que fue elegido para ser diputado sea reconocido como presidente", dijo en referencia a Juan Guaidó, entonces líder de la oposición venezolana.15 meses después, la negativa de Maduro a mostrar las actas oficiales tras las últimas elecciones presidenciales, ensombrecidas por las sospechas de fraude, ha malogrado la relación entre ambos países. Y no ha sido la única razón. A finales de septiembre, los ministros de Exteriores de ambos países se encontraron en Nueva York para la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas. En aquella ocasión, Brasil volvió a pedir a Maduro que otorgara salvoconductos a los seis venezolanos que se encuentran asilados en la embajada argentina en Caracas, que sigue bajo custodia brasileña. También se habló del aumento de la represión en el país, según fuentes brasileñas. El ministro venezolano nunca respondió a esta petición. Fuentes brasileñas admiten que "no había cómo recompensar a Venezuela con su incorporación a los BRICS, como socio de diálogo". Macron y Milei se reúnen este sábado antes del G-20. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni) Como colofón, están los insultos contra el presidente brasileño proferidos por el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, que le acusó de ser un agente de la CIA al servicio de Estados Unidos, al igual que el presidente de Chile, Gabriel Boric. Tras el veto de Lula a la entrada en los BRICS, el Gobierno venezolano calificó la decisión brasileña de "agresión inexplicable e inmoral". Para empeorar las cosas, la Policía Nacional de Venezuela publicó una imagen en las redes sociales con una figura en la sombra que se parece a Lula, acompañada de la frase: "Quien se mete con Venezuela, se seca". Este mensaje fue interpretado como una amenaza directa al líder brasileño, poniendo de relieve el empeoramiento de las relaciones bilaterales.Nicaragua representa otro cambio de rumbo significativo en la política exterior de Lula 3. En agosto, el Ejecutivo decidió expulsar a la embajadora de Nicaragua en Brasil, Fulvia Patricia Castro Matu. Fue una represalia por la expulsión del embajador de Brasil en Nicaragua, Breno de Souza da Costa, por no haber asistido a un evento en conmemoración de la revolución sandinista. "¿Imagínense si voy a expulsar al embajador de Nicaragua en Brasilia porque no vino al 7 de septiembre [fecha de la Independencia de Brasil]?", espetó Lula. Su decisión le ha distanciado de los pesos pesados del Partido de los Trabajadores, que siguen apoyando a regímenes ideológicamente afines.Al mismo tiempo, más de una vez sus posturas fuera de la curva han causado malestar en Washington y Bruselas. Su intento de elevarse a pacificador en la guerra de Ucrania ha enfurecido a los aliados de Kiev, que lo acusan de favorecer a Rusia, especialmente tras la visita del ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, a Brasilia en abril de 2023. También fue duramente criticado tras sus duras declaraciones sobre los ataques de Israel contra Gaza, cuando habló de "genocidio del pueblo palestino".Brasil, al mejor postor: Lula recoge cable para apagar el incendio de sus opiniones sobre UcraniaValeria Saccone. Río de JaneiroLula da Silva llega a España para firmar acuerdos bilterales con socios europeos después de las polémicas declaraciones interpretadas como un apoyo a Rusia en la guerra de UcraniaAhora Lula intenta regresar por la puerta grande al escenario mundial en un momento de profundos cambios geopolíticos y en medio de una creciente confrontación entre Estados Unidos y China, en busca de ampliar su influencia internacional. El mandatario brasileño se ha hecho portavoz de las reivindicaciones de los países del llamado sur global, que intentan conquistar un pedazo de tarta en un mundo cada vez más polifónico. "Es importante que el G20 se celebre en Brasil porque esto otorga más protagonismo al hemisferio sur, a los países en desarrollo de este bloque", destaca Lívio Ribeiro, investigador del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Gétulio Vargas.Prioridades del G20En este sentido, es fácil comprender por qué Lula ha decidido que uno de los ejes principales de la presidencia brasileña del G20 sea la reforma de los órganos de gobernanza mundial como las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio. No es un secreto que Lula anhela aumentar el número de países en el Consejo de Seguridad de la ONU y eliminar el poder de veto de los cinco miembros permanentes.Otra prioridad de Lula en este G20, cuyos miembros representan el 85% del PIB mundial, el 75% del comercio mundial y alrededor de dos tercios de la población del planeta, es el lanzamiento oficial de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. Es un asunto prioritario para este presidente, cuya carrera política siempre se ha centrado en combatir la desigualdad. Considerada la 'niña de sus ojos', esta alianza nace con la vocación de formular e implementar políticas públicas y tecnologías sociales capaces de reducir el hambre, que afecta a 730 millones de personas en todo el mundo. "La meta establecida nos marca la misión de sacar a 600 millones de personas del Mapa del Hambre para 2030. Garantizamos las condiciones para sacar de la pobreza a unos 1.600 millones de personas", afirmó Wellington Dias, ministro de Desarrollo y Asistencia Social, Familia y Lucha contra el Hambre, durante la cumbre social del G20.Datos de la FAO revelan que el 75% de la población en extrema pobreza vive en zonas rurales. Por esta razón, el G20 promoverá un debate sobre la importancia de la agricultura familiar para atenuar la inseguridad alimentaria. "La agricultura familiar es un tipo de intervención humana sobre la tierra, realizada de forma natural, muchas veces sin títulos de propiedad e iniciada durante la colonización de los países latinoamericanos. Nunca hubo preocupación por la legalidad o la titulación de estas tierras. Si estas personas contaran con un apoyo, podrían producir excedentes y usarlos para alimentar a más personas. Por eso, cuando se habla de desarrollar la agricultura familiar, significa proporcionar títulos de propiedad, condiciones de producción, y brindar condiciones de acceso al crédito y a la tecnología. Todas estas medidas ayudan a mejorar la nutrición y erradicar el hambre", explica a este periódico Gilberto Braga, economista y profesor del IBMEC en Río de Janeiro.Impuesto a los superricosOtra propuesta de Lula para combatir la pobreza es la creación de un impuesto del 2% sobre los llamados super ricos, es decir, los propietarios de patrimonios superiores a mil millones de dólares. Se trata de un grupo relativamente pequeño de 3.000 multimillonarios, que actualmente pagan impuestos más bajos que el resto de la población. La idea fue desarrollada por el economista francés Gabriel Zucman y permitiría recaudar hasta 250.000 millones de dólares al año. Sin embargo, algunos países como Estados Unidos y Alemania se oponen a la creación de un fondo, que podría ser utilizado, entre otras cosas, para combatir los efectos del cambio climático.La pregunta de los 100.000 millones de dólares a la que China no quiere responder Javier Brandoli. Sudeste AsiáticoLos considerados países desarrollados acordaron crear un fondo anual de 100 mil millones de dólares contra el cambio climático, pero China no se reconoce dentro de ese grupo"La discusión es mucho menos sobre tener el fondo o no tenerlo, sobre pagar impuestos o no, sino más bien sobre cómo se va a utilizar ese dinero. Estados Unidos y Alemania entienden que es más interesante mantener el control directo de este dinero, mientras que los demás países quieren colocarlo en una gran hucha y discutir conjuntamente su uso. La tributación de las grandes fortunas no es un tema que aparece ahora. Desde hace tiempo se habla de redistribución, equidad y reducción de las desigualdades en el mundo. Lo que precisamos entender es hasta qué punto no es sólo una narrativa y si tendrá un efecto que pueda conducir a una mayor distribución de ingresos en el mundo. Para mí esto no está muy claro", explica el economista Lívio Ribeiro.La economía digital también ocupa un lugar destacado en la agenda brasileña para el G20. La regulación de las redes sociales y el acceso universal a la tecnología son asuntos considerados cada vez más estratégicos para impedir que personajes como Elon Musk interfieran en la política interna de otros países, como aconteció recientemente en Brasil. "Se dice que cada persona debe tener derecho a acceder a una Internet de calidad, con un dispositivo de su elección. Sin embargo, no se menciona que la mayoría de las personas, especialmente en el sur global, todavía no disponen de esta conectividad significativa. De hecho, la mayoría accede a las redes sociales casi exclusivamente desde las plataformas del grupo Meta", señala Luca Belli, coordinador del Centro de Tecnología y Sociedad de la Fundación Getúlio Vargas.La lucha entre Elon Musk y un juez brasileño corre el riesgo de convertirse en un asunto de EstadoValeria Saccone. Río de JaneiroAlexandre de Moraes, el magistrado que ha suspendido X es una figura controvertida en Brasil, además de muy poderosa. Los bolsonaristas, alentados por el expresidente, se han concentrado para pedir su destitución"Esta falta de conectividad tiene un impacto directo en otras dimensiones que el grupo de trabajo del G20 está priorizando, por ejemplo, la integridad de la información. Si solo tienes acceso a las redes sociales, es muy difícil disponer de contenidos diversificados y fuentes periodísticas confiables. La mayoría de los contenidos a los que la gente puede acceder son titulares o noticias falsas que encuentran en las redes sociales, que hoy son los principales vehículos que difunden fake news", añade.La regulación de la inteligencia artificial también está presente en la agenda brasileña para el G20. Varios países del sur global critican que hoy los códigos son desarrollados por programadores occidentales, blancos y procedentes de países desarrollados. La idea es que cada vez haya más programadores negros y multiétnicos para evitar que, por ejemplo, los dispositivos de reconocimiento facial penalicen a los afrodescendientes. En agosto, Brasil lanzó el Plan Nacional de Inteligencia Artificial, que pretende inyectar unos 4.000 millones de euros para fomentar la investigación en inteligencia artificial.La gran pregunta es si los conflictos en Ucrania y Medio Oriente no terminarán eclipsando los temas sociales en los que el Gobierno brasileño pretende hacer hincapié. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca también preocupa a Brasil y a otros líderes mundiales, empeñados en conseguir un consenso en torno al combate de los efectos del cambio climático. El economista Lívio Ribeiro reconoce que el momento político es delicado. "Hay dos agendas que luchan entre sí en cuestiones políticas. El debate geopolítico hoy es más intenso que en el pasado. Hoy el mundo es más complejo", afirma.De cualquier forma, el G20 es solo la primera etapa de la proyección internacional de Brasil. En 2025 Lula tendrá otras dos oportunidades para dar rienda suelta a sus aspiraciones de liderazgo: la presidencia rotativa de los Brics y la 30ª Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP30), que se realizará en Belém de Pará del 10 al 21 de noviembre de 2025.