DANA en Valencia: «Estar sin colegio otra vez genera inquietud entre los menores porque se altera la planificación de su vida»
En Valencia, la 'normalidad' escolar ha durado apenas una semana. A las t erribles inundaciones provocadas por la DANA el pasado 29 de octubre, que arrasó con vidas, calles, casas y empresas, y afectó al día a día los centros escolares de la provincia, se unen ahora los efectos de un segundo temporal de efectos todavía insospechados. Después de unas semanas de intenso trabajo para intentar hacer accesibles las calles, los primeros colegios habían empezado a abrir. Hasta que ayer miércoles volvió a saltar la alarma y los escolares de toda la región y pedanías han vuelto a casa. Se trata, explica María Guinart, psicóloga del departamento de Orientación de Cumbres School Valencia, un centro situado en Moncada e integrado por un total de 750 alumnos, «de anulaciones de colegio imprevistas, que dejan poco margen de reacción en vísperas de exámenes trimestrales y a punto de terminar la evaluación». . La conmoción que ha supuesto esta catástrofe está afectando a los más jóvenes, que han visto completamente cambiada su rutina de un día para otro. Y no solo por la suspensión de las clases, sino también por las pérdidas humanas y materiales que han afectado a cientos de familias. De hecho, prosigue Guinart, «todos nuestros alumnos tienen a un familiar, a un conocido, afectado que ha perdido a nivel personal o material, o ambas a la vez». Dar carta de normalidad a estos menores está siendo una tarea ardúa desde el punto de vista escolar, 'pero es fundamental', insiste esta psicóloga. «La DANA ha supuesto un shock para toda España y especialmente para los valencianos. Pero no hay que olvidar cómo puede afectar a los más pequeños, que son capaces de percibir el peligro en el entorno y puede haberles hecho experimentar multitud de emociones que necesitan procesar e integrar», explica María Guinart. Esta nueva situación de 'confinamiento', advierte esta profesional, «está probando la flexibilidad mental de todos estos chicos y también, por qué no decirlo, de los profesores y de los padres, porque está siendo todo de un día para otro. Nos vamos a casa sin los libros pensando que ya ha pasado y de pronto a las 18:00 tenemos una alerta roja». Esta situación, continúa, «está generando inquietud entre los pequeños y los mayores porque está alterando la planificación de su vida, de sus estudios, de sus competiciones deportivas, sus clases en el conservatorio y danza… Todo está parado a la expectativa de qué es lo que pasará las siguientes 24 horas. Eso supone clases que recuperar, partidos de federación que quedan suspendidos, exámenes pospuestos o anulados…». A pesar de este contexto, apunta esta experta, «que el colegio puede ayudarles a mirar hacia delante, y a integrar las situaciones de miedo que estamos viviendo. Estamos muy atentos al impacto que pueda crear en los alumnos estos breves pero intensos estados de alerta en los que pueden surgir emociones como el miedo, la incertidumbre, o una acentuada percepción de peligro». Guinart considera que es «importante ayudarles en la continuidad de sus responsabilidades y aficiones, buscando poner el foco en lo que pueden hacer para ayudar, en su jerarquía de prioridades, en los valores sociales que se necesitan, en lugar de centrarse en todo lo que se ha perdido. Observar la respuesta de los adolescentes, considerados de la 'Generación de cristal', está siendo maravilloso porque están mostrando la otra cara de la moneda. De vivir en el siglo de la inmediatez, del relativismo en general, donde hay poca capacidad de compromiso en cosas que no les motivan, a que echen el resto cuando la vida está en juego, que es a la postre, lo que estamos viendo. Han dado la talla ». En concreto, Cumbres School Valencia ha impulsado, junto al resto de centros de Colegios RC España, diferentes iniciativas para ayudar a las víctimas de la DANA. Desde ayudar en los puntos más afectados hasta fomentar donaciones económicas y de materiales junto a la Fundación Altius, Cáritas y Cruz Roja. «Una de las pocas cosas positivas ha sido que los más pequeños han aprendido valores como el trabajo, la cooperación y la implicación en situaciones de solidaridad, pudiendo vivir uno de nuestros lemas El verdadero poder es el servicio», ha afirmado María Guinart, de Cumbres School Valencia. Desde el aula, cada profesor, desde su asignatura, ha permitido un coloquio en el que han podido expresar emociones, situaciones vividas en sus familias, análisis desde la geografía, la historia, la ética, la fe… Esto permite al colegio detectar si hay alumnos que necesitan un acompañamiento individual más cercano. Por último, en el ánimo de este centro escolar está, también, ayudar a las familias en esta tarea de recuperar la normalidad, porque muchos padres han tenido que volver a sus puestos de trabajo o tienen que continuar con las labores de limpieza y reparación. De cualquier forma, desde este centro valenciano concluyen que es clave poder volver a actividades que se parezcan los más posible a su rutina previa. El simple hecho de acudir a clase ya les da cierta normalidad a los pequeños. «De esta catástrofe vamos a ir recuperándonos poco a poco, igual que para los adultos recuperar las calzadas o reabrir los supermercados, nos ayuda a sentir que avanzamos. Aunque queda mucho por hacer, a ellos poder volver al colegio, con sus actividades y juegos, les ayuda a entender la importancia de afrontar y trabajar para recuperar la vida diaria», explica Guinart.
abc.es
DANA en Valencia: «Estar sin colegio otra vez genera inquietud entre los menores porque se altera la planificación de su vida»
En Valencia, la 'normalidad' escolar ha durado apenas una semana. A las t erribles inundaciones provocadas por la DANA el pasado 29 de octubre, que arrasó con vidas, calles, casas y empresas, y afectó al día a día los centros escolares de la provincia, se unen ahora los efectos de un segundo temporal de efectos todavía insospechados. Después de unas semanas de intenso trabajo para intentar hacer accesibles las calles, los primeros colegios habían empezado a abrir. Hasta que ayer miércoles volvió a saltar la alarma y los escolares de toda la región y pedanías han vuelto a casa. Se trata, explica María Guinart, psicóloga del departamento de Orientación de Cumbres School Valencia, un centro situado en Moncada e integrado por un total de 750 alumnos, «de anulaciones de colegio imprevistas, que dejan poco margen de reacción en vísperas de exámenes trimestrales y a punto de terminar la evaluación». . La conmoción que ha supuesto esta catástrofe está afectando a los más jóvenes, que han visto completamente cambiada su rutina de un día para otro. Y no solo por la suspensión de las clases, sino también por las pérdidas humanas y materiales que han afectado a cientos de familias. De hecho, prosigue Guinart, «todos nuestros alumnos tienen a un familiar, a un conocido, afectado que ha perdido a nivel personal o material, o ambas a la vez». Dar carta de normalidad a estos menores está siendo una tarea ardúa desde el punto de vista escolar, 'pero es fundamental', insiste esta psicóloga. «La DANA ha supuesto un shock para toda España y especialmente para los valencianos. Pero no hay que olvidar cómo puede afectar a los más pequeños, que son capaces de percibir el peligro en el entorno y puede haberles hecho experimentar multitud de emociones que necesitan procesar e integrar», explica María Guinart. Esta nueva situación de 'confinamiento', advierte esta profesional, «está probando la flexibilidad mental de todos estos chicos y también, por qué no decirlo, de los profesores y de los padres, porque está siendo todo de un día para otro. Nos vamos a casa sin los libros pensando que ya ha pasado y de pronto a las 18:00 tenemos una alerta roja». Esta situación, continúa, «está generando inquietud entre los pequeños y los mayores porque está alterando la planificación de su vida, de sus estudios, de sus competiciones deportivas, sus clases en el conservatorio y danza… Todo está parado a la expectativa de qué es lo que pasará las siguientes 24 horas. Eso supone clases que recuperar, partidos de federación que quedan suspendidos, exámenes pospuestos o anulados…». A pesar de este contexto, apunta esta experta, «que el colegio puede ayudarles a mirar hacia delante, y a integrar las situaciones de miedo que estamos viviendo. Estamos muy atentos al impacto que pueda crear en los alumnos estos breves pero intensos estados de alerta en los que pueden surgir emociones como el miedo, la incertidumbre, o una acentuada percepción de peligro». Guinart considera que es «importante ayudarles en la continuidad de sus responsabilidades y aficiones, buscando poner el foco en lo que pueden hacer para ayudar, en su jerarquía de prioridades, en los valores sociales que se necesitan, en lugar de centrarse en todo lo que se ha perdido. Observar la respuesta de los adolescentes, considerados de la 'Generación de cristal', está siendo maravilloso porque están mostrando la otra cara de la moneda. De vivir en el siglo de la inmediatez, del relativismo en general, donde hay poca capacidad de compromiso en cosas que no les motivan, a que echen el resto cuando la vida está en juego, que es a la postre, lo que estamos viendo. Han dado la talla ». En concreto, Cumbres School Valencia ha impulsado, junto al resto de centros de Colegios RC España, diferentes iniciativas para ayudar a las víctimas de la DANA. Desde ayudar en los puntos más afectados hasta fomentar donaciones económicas y de materiales junto a la Fundación Altius, Cáritas y Cruz Roja. «Una de las pocas cosas positivas ha sido que los más pequeños han aprendido valores como el trabajo, la cooperación y la implicación en situaciones de solidaridad, pudiendo vivir uno de nuestros lemas El verdadero poder es el servicio», ha afirmado María Guinart, de Cumbres School Valencia. Desde el aula, cada profesor, desde su asignatura, ha permitido un coloquio en el que han podido expresar emociones, situaciones vividas en sus familias, análisis desde la geografía, la historia, la ética, la fe… Esto permite al colegio detectar si hay alumnos que necesitan un acompañamiento individual más cercano. Por último, en el ánimo de este centro escolar está, también, ayudar a las familias en esta tarea de recuperar la normalidad, porque muchos padres han tenido que volver a sus puestos de trabajo o tienen que continuar con las labores de limpieza y reparación. De cualquier forma, desde este centro valenciano concluyen que es clave poder volver a actividades que se parezcan los más posible a su rutina previa. El simple hecho de acudir a clase ya les da cierta normalidad a los pequeños. «De esta catástrofe vamos a ir recuperándonos poco a poco, igual que para los adultos recuperar las calzadas o reabrir los supermercados, nos ayuda a sentir que avanzamos. Aunque queda mucho por hacer, a ellos poder volver al colegio, con sus actividades y juegos, les ayuda a entender la importancia de afrontar y trabajar para recuperar la vida diaria», explica Guinart.