Richard J. Evans: "El éxito de Trump se debe a la crisis de 2008, igual que el de Hitler a la de 1929"
El sistema político más criminal de toda la historia, el Tercer Reich, no fue creado y sostenido por monstruos, sino por un grupo reducido de pequeño burgueses cuyo mayor rasgo en común no fue la sociopatía o la falta de empatía, ni ninguna otra característica de la personalidad que nos haga pensar en desequilibrados de algún tipo.
Si algo tenían en común Joseph Goebbels, Reinhard Heydrich, Adolf Eichmann, el más desconocido Robert Ley, Von Ribbentropp o Albert Speer era la de pertenecer a una clase media, nacionalista, con destacados intereses culturales y venida a menos económicamente después del desastre de la Primera Guerra Mundial para el imperio alemán del Kaiser Guillermo II, y el remate de la crisis económica de los años 30 tras el crac del 29. Eso y claro está, la adoración prácticamente sin límites que sentían todos ellos por Adolf Hitler, líder indiscutible de todos ellos y mesías de una nueva política mundial que implantó prácticamente de la nada.
El Confidencial ha entrevistado a Richard J. Evans la misma mañana en el que se conocía el resultado de las elecciones de EEUU y se confirmaba la victoria de Donald Trump. ¿El auge del populismo en prácticamente todo el mundo, el regreso de una cierta forma de autoritarismo en occidente y el nuevo mundo multipolar se asemejan al escenario en el que surgió el nazismo y triunfó el Tercer Reich? "La historia nunca se repite pero a veces rima", concede Evans a El Confidencial parafraseando a Mark Twain.
Hay similitudes y diferencias con la época de los años 30, según el historiador, y también hay algunas claves, como lo es por ejemplo que esos rostros del Tercer Reich fueran seguidores acérrimos del líder, incluso los que acabaron cayendo en desgracia en algún momento de la década que estuvieron los nazis en el poder, como fueron los casos de Ernst Röhm, Julius Streicher o Franz Von Pappen, tal y como ocurre cada vez más a menudo en los gabinetes y gobiernos de líderes de países democráticos, rodeados en el poder de ministros y asesores acríticos, aduladores de las políticas de un sólo hombre. Ocurre con Vladimir Putin, Nicolás Maduro o Viktor Orban, y puede ocurrir ahora con Trump después de lo que pasó en 2016...
El historiador británico Richard J. Evans, que ya había analizado con profundidad y rigor la cuestión del Tercer Reich y el nazismo con su clásica trilogía La llegada del Tercer Reich, El Tercer Reich en el poder y El Tercer Reich en Guerra, publica ahora Gente de Hitler. Los rostros del Tercer Reich (Crítica) que constituye una nueva historia del nazismo tras abordar de forma biográfica las personalidades del círculo más fanático del Führer —que no es idéntico al que conocía por ejemplo la Solución Final—.
En el primer nivel de la dirección de la Alemania nazi, que Evans denomina ‘los paladines’ y que están caracterizados casi por su función a modo de personajes teatrales, hay jerifaltes nazis como Hermann Göring [el hombre de hierro] o Heinrich Himmler [el policía] entre otros; en el segundo, que Evans denomina ‘los apoderados’, se encuentran Rudolh Hess, Franz Von Papen... Y hay incluso un tercer nivel, el de ‘los instrumentos’, en el que aparecen otras personalidades del Reich como Leni Reifenstahl [La estrella].
¿Estamos ahora ante un auge claro del autoritarismo y contra la democracia? Pregunta El Confidencial a Evans tras comentar los resultados de EEUU: "Sí, pero no sólo en el populismo de derechas", concede el historiador, "también en el extremo de la izquierda lo estamos observando. Los gabinetes con dirigentes que son acríticos con sus líderes suelen ser la antesala de gobiernos cada vez más dictatoriales".
Las biografías no tienen desperdicio y son muy amenas porque se puede saltar de capítulo con facilidad y porque la selección de Evans es muy particular. El historiador, que reconoce que se inspiró en en La cara del Tercer Reich, publicado en 1969 por el periodista y escritor alemán Joachim Fest —responsable también del memorable relato de los últimos días de Hitler, El Hundimiento— explica que no se había vuelto a realizar un enfoque así y tenía sentido ahora porque se había conseguido indagar en sus vidas con más detalle después de la paulatina aparición de diarios, cartas, memorias inéditas y otros materiales que en ese momento no existían.
¿Y con Hitler? Pues tres cuartas de lo mismo. Hitler vertebra la primera parte y la realidad es que durante muchos años existieron bastantes lagunas para sus biógrafos, lo que hizo que se extendieran algunos errores sobre su vida y su personalidad que ahora Evans explica que se tiene mucho más claro.
PREGUNTA. Me sorprende lo increíblemente estudiado que ha sido Adolf Hitler y que aún existas aspectos sobre su vida y personalidad que, según explicas en tu libro, no estaban bien formulados ¿cuáles son y en que documentación te basas?
RESPUESTA. En los últimos 25, 30 años hemos ido desbrozando 14 volúmenes de sus escritos, de entradas de sus diarios y de volúmenes de sus discursos que ya se conocían desde hacía tiempo, pero también otros 32 volúmenes de los diarios de Josef Goebbels, que era el ministro de propaganda de Hitler y un confidente cercano. Estos escritos son muy detallados, y el último volumen se publicó en el 2008. Además hay muchos más materiales que están disponibles desde la caída del muro de Berlín y del comunismo, incluyendo algunos en los archivos rusos, por ejemplo. Sin ir más lejos, hace tres o cuatro años, fue descubierto en un archivo ruso y publicado en Alemania el segundo volumen del diario de Heinrich Himmler, cabeza de las SS y quien se reunía con Hitler con frecuencia. Puede parecer increíble pero ahora tenemos mucho más material.
Se han aclarado gran parte las discusiones y los debates que rodeaban a la figura de Hitler. Pero aún seguimos debatiendo acerca de cuáles eran exactamente sus intenciones, sus objetivos. Uno de los propósito de mi libro es el de poder "reinsertar" a Hitler y a los otros líderes nazis como seres humanos y no como monstruos o psicópatas. Ahora sabemos mucho más acerca de la vida privada de Hitler. Muchos historiadores -incluyendo al gran biógrafo Ian Kershaw y también a Ulrich, que ha escrito más recientemente una biografía de dos volúmenes-, tienden a pensar que Hitler no tuvo ningún tipo de vida personal o privada, porque él mismo alentaba esa creencia diciendo que estaba casado con Alemania y que no tenía tiempo para temas personales. En cambio, ahora sabemos que sí que tenía relaciones con mujeres, que se casó con Eva Braun justo antes del suicidio de 1945, a finales de la guerra. Ahora sabemos mucho más acerca de él como individuo y como persona. Y al igual que los demás, no era un psicópata, sino una persona, un individuo relativamente normal.
"Al igual que los demás dirigentes nazis, Hitler no era un psicópata, sino una persona, un individuo relativamente normal"
P. Tu Gente de Hitler toma como referencia la obra de Joachim Fest, La cara del Tercer Reich, una forma de contar la historia a través de biografías, ¿qué novedades hay?
R. El historiador alemán Joachim Fest publicó su libro La cara del tercer Reich en 1970, una de las primeros grandes obras de antología del movimiento nazi, y la estructuró a través de biografías. Yo he seguido su ejemplo porque no ha existido ningún libro de ese tipo desde entonces, a pesar de que en las décadas que siguieron a la publicación del libro Joachim Fest recibió grandes críticas de los historiadores académicos que rechazaban el enfoque biográfico.
Hans Ulrich Wehler por ejemplo, autor de la influyente historia de Alemania en varios volúmenes, lo condenaba por considerar que personalizaba demasiado el relato histórico y que había que fijarse en los grandes movimientos y no en los individuos. Era una nueva generación de historiadores a la que no les gustaba la biografía por el énfasis que se ponía en la Alemania nazi y en los llamados grandes nombres, mientras que en su opinión lo que habñia que hacer era incidir en el cuadro más general. Pero desde que Ian Kershaw publicó su biografía sobre Hitler, proliferaron muchas más sobre Goebbels, Himmler e incluso en la escala de los denominados perpetradores, como podrían ser Reinhard Heydrich o Adolf Eichmann. Además, el regreso de procesos judiciales en los años 90 proporcionó mucha más información acerca de perpetradores nazis de rango más bajo.
P. ¿Y qué es lo que se advierte de esta nueva investigación? ¿Qué es lo que une a estas “caras del Reich”, además de su inquebrantable adhesión al Fuhrer? Porque en tu Iibro expresas claramente que son personas normales, no unos psicópatas
R.- Después de atravesar todos los niveles en el libro -el de los paladines, los apoderados y los instrumentos- lo primero que me sorprendió fue el hecho de que tuvieran orígenes corrientes de clase media. Habían sido retratados a menudo como marginales, desviados o criminales, pero no lo eran. Tampoco había ningún ex comunista o ex socialista. Todos provenían de lo que más bien podríamos llamar un marco estándar alemán-burgués: familias que eran fuertemente nacionalistas y conservadoras. El paso de ese nacionalismo al nazismo no era muy acusado y me sorprendió bastante el encontrar cómo muchos de ellos tenían ese clásico tipo de logros burgueses alemanes estándar. Ernst Röhm, por ejemplo, que era retratado como el tipo de soldado duro, como el líder de los Sturmabteilung hasta que Hitler le quita de en medio en el 34, era un gran pianista amateur. Ribbentrop, el ministro de Exteriores, dijo que nunca iba a ningún aeropuerto sin su violín. Heinrich Himmler, la cabeza de los servicios de seguridad de las SS y uno de los mayores organizadores del Holocausto, era muy buen violinista y venía de una familia con formación musical: padre de hecho era compositor. Adolf Eichmann, otro de los grandes organizadores del Holocausto, también tocaba en un cuarteto de cuerdas en Argentina [cuando se fugó], así que muchos de ellos eran culturalmente de clase media, y explicar eso significaba un gran reto historiográfico.
El otro aspecto relevante es que la mayoría de ellos habían experimentado un declive repentino en sus fortunas personales. Heinrich, por ejemplo, fue expulsado de las fuerzas navales en los años 20. El padre de Ribbentrop era un oficial que también fue apartado por criticar al Kaiser. Hermann Göring, por ejemplo, era muy buen piloto, fue el líder del escuadrón Barón Rojo del famoso Von Richtofen después de que mataran a éste y, al terminar la guerra, sin embargo tuvo que ganarse la vida como piloto comercial. En general todos vivieron un declive social drástico debido a la derrota en la Gran Guerra, que les marcaría totalemente.
El mismo Adolf Hitler, por supuesto, también tenía su origen en la clase media. No era para nada pobre, cómo se ha intentado hacer ver en ocasiones. Su padre era un oficial de aduanas, pero después de la muerte de sus progenitores tuvo que buscarse la vida con muy pocos ingresos —en un momento dado de hecho vivió en un hospicio para vagabundos—. El mensaje de Hitler consistió en: “Yo os puedo rescatar a todos, voy a rescatar a Alemania”. Así, muchos de sus discursos retrataban su propio auge desde la oscuridad y desde la pobreza, trazando un paralelismo con la historia de Alemania levantándose de las cenizas de la catástrofe de la Primera Guerra Mundial.
"El Tercer Reich creó un entorno en el que los valores morales se invirtieron: palabras como 'barbarie' o 'sin piedad' se convirtieron en positivas"
P. Una característica esencial del nazismo es que surge totalmente en torno a la figura de Hitler y estos personajes sienten devoción por él…
R. Sí, si haces la comparativa con Stalin, por ejemplo, este surgió de un grupode líderes bolcheviques comunistas, muchos de los cuales eran más prominentes y más famosos de lo que era él, de modo que se veía amenazado por ellos y por eso en las purgas de los años 30 después de llegar al poder se deshace de ellos. Hitler en cambio era el jefe, era el líder desde el principio: hombres como Goering o Goebbels se unieron a los nazis cuando Hitler era ya la figura absolutamente dominante, de modo que él también era leal a ellos, excepto en circunstancias extremas como cuando ordenó el asesinato de Ernst Röhm en el 34.
Así que el Tercer Reich por supuesto dio oportunidades a muchos de estos hombres -estatus, poder riqueza...- y también creó un entorno en el que los valores morales se habían invertido: palabras como barbarie o sin piedad se convirtieron en palabras positivas en lugar de negativas y por supuesto luego está el hecho de que un poder sin límites como fue el Tercer Reich, a menudo saca lo peor de las personas.
"En todas las partes del mundo, la gran hostilidad hacia la inmigración es lo que mueve a los populistas de derechas. A Hitler, en cambio, le daba bastante igual la inmigración"
P. Una parte del pueblo alemán se sintió fascinada con unas ideas cada vez más autoritarias, en un momento de debilidad de esa joven democracia que fue la República de Weimar ¿Esta ocurriendo hoy algo parecido en occidente? ¿En EEUU, por ejemplo, con la victoria de Donald Trump?
R. Hay que recordar que perder la Primera Guerra Mundial fue un gran trauma para una gran parte de la sociedad alemana y eso creo que alentó mucho la creencia de la necesidad de un hombre fuerte que pudiera invertir la humillación del Tratado de Versalles. Pero, por otro lado, también hay que recordar que Hitler nunca ganó más del 37% de los votos en unas elecciones libres, como las de 1932; y en las últimas elecciones libres de la República de Weimar, en noviembre de 1932, la suma de votos de los comunistas y demócratas era mayor: tuvieron más respaldo del que tuvieron los nazis. Hay que tener mucho cuidado a la hora de generalizar sobre el pueblo alemán, porque la mayoría no apoyaba a Hitler ni a los nazis hasta que se vieron obligados a hacerlo después de que se liquidara la democracia a partir de 1933
En cuanto a la situación actual, creo que existe una reacción similar entre el crac del 29 y la crisis económica mundial del 2008 y que hay una gran desconfianza en muchos países hacia los líderes democráticos y hacia las estructuras políticas existentes, que parecen llevar constantemente a dificultades económicas. Esa es una de las razones importantes por las que Kamala Harris ha perdido las elecciones: porque se la identificaba con el gobierno de Joe Biden. El descontento va más allá, por supuesto, y el populismo es una forma de política que se apoya necesariamente sobre una base de estructuras de desconfianza. Creo que existen esos ecos con la República de Weimar. Mark Twain, el escritor americano una vez dijo que la historia nunca se repite pero que a veces rima.
"A los líderes que podrían llegar a convertirse en dictadores, como Donald Trump, no les gusta la transparencia, ni los medios de comunicación y son enemigos de la democracia. Pero no son nazis ni representan el fascismo de Mussolini"
P. Hablando de paralelismos ¿se ha exagerado la vinculación de los populismos con el pasado? Me refiero específicamente a ciertos populismos de derechas, como puede ser el de Donald Trump, y a que se les haya asemejado con el fascismo.
R. A los líderes que podrían llegar a convertirse en dictadores, como es sin duda el caso de Donald Trump, no les gusta la transparencia, ni los medios de comunicación y son enemigos de la democracia. Eso es desde luego cierto. Pero, claro, es verdad que no son nazis, ni representan la esencia del fascismo italiano de Mussolini o de otros países, como la Rumanía del periodo de entre guerras y la guardia de hierro. Estos eran regímenes con la idea de provocar guerras contra otros países, que querían vestir a todo el mundo de uniforme y disciplinar a la sociedad en muchos sentidos autoritarios… Eso y desde luego la sed de conquista, que es algo que hoy en día en cambio no se encuentra en absoluto. Es verdad que Viktor Orbán, por ejemplo, ha repudiado formalmente el Tratado de Trianon que le quitó territorio a Hungría, pero no ha hecho nada al respecto: es una mera retórica y el militarismo de los regímenes fascistas era un gran referente.
Trump por su parte es un aislacionista y lo que quiere es retirar a América del resto del mundo: la salida de Afganistán fue una decisión suya y la idea de la disciplina militar para la sociedad se muestra también en el asalto al Capitolio en el 2021: es muy diferente a cómo habría sido con Hitler, que lo habría hecho con legiones de uniforme: le hubiera horrorizado ese tipo de desorden, así que sí, creo que hay enormes diferencias.
Por otra parte la gran preocupación y donde más ponen el foco los líderes populistas hoy en día es en la inmigración. En todas las partes del mundo la gran hostilidad hacia la inmigración es lo que conduce, lo que mueve a los populistas de la derecha en todo y a Hitler en cambio le daba bastante igual la inmigración. No era un tema en los años 30. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial había 7 millones de inmigrantes trabajadores, Hitler no quería que las mujeres trabajaran durante la guerra, porque consideraba su función tener hijos para el Reich y por eso hizo que entraran trabajadores extranjeros… Hay grandes diferencias en efecto y también un punto importante: el populismo y el autoritarismo no son solo de la derecha, solo hay que fijarse en el régimen de Maduro en Venezuela para ver que también existen populismos de izquierdas.